9.- La escuadra rumbo al sur
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Corbeta
"Unión" |
El día 15 a las 8.25 de la
noche el presidente Prado partió de la estación de los
Desamparados, por tren al Callao, con su estado mayor y
llevando un numeroso séquito. Rápidamente subió al
transporte “Oroya” que se constituyó en buque insignia y a
las 11 de la noche el capitán de navío Grau, que actuaba
como jefe técnico de toda la escuadra, dio la orden de
zarpar. Lo hicieron el “Huáscar”, la “Independencia” el
“Atahualpa”, el “Manco Cápac”, la “Oroya”, el “Chalaco”y la
“Limeña”. No eran de la partida “La Unión” y la “Pilcomayo”
que estaban en misión.
El monitor “Atahualpa” era
llevado a remolque por el “Chalaco”, el otro monitor el
“Manco Cápac” navegaba con sus propios medios pero a sólo 4
millas por hora, teniendo la escuadra que adecuarse a esa
velocidad.
Prado había dejado rubricado
un decreto supremo, que debía hacerse público el 16; el
mismo que decía:
MARIANO IGNACIO PRADO
Por cuanto, es indispensable
y urgente la necesidad de que asuma el mando de las fuerzas
de mar y tierra en la guerra que ha sido provocada al Perú
por la república de Chile, en uso de la atribución que me ha
sido conferida por el Congreso en la Resolución Legislativa
del presente mes, conforme a lo dispuesto por el Artículo 90
de la Constitución.
DECRETO:
Artículo 1°.-
Asumo el mando de las fuerzas terrestres y navales de la
República, como General en Jefe del Ejército y la Armada.
Artículo 2°.- durante mi ausencia y mientras ejerza el cargo
de general en jefe, se encargará de la Presidencia de la
República el Vicepresidente, conforme a los artículos 90 y
33 de la Constitución.
Publíquese y circúlese para
su debido cumplimiento.
Lima, 16 de Mayo de 1879.-
Firmado Mariano Ignacio Prado
Manuel
Irigoyen, Juan Corrales Melgar, Felipe Paz Soldán, Domingo
del Solar, J.R. de Izcue.
Solamente habría transcurrido
media hora desde que la escuadra había partido cuando se
presentaron problemas en los monitores. Al “Atahualpa” se
le reventaron las costuras y empezó a cabecear fuertemente
amenazando hundirse, ante cuya situación, se telegrafió con
urgencia a Grau. En lo que atañe al “Manco Cápac” había
sufrido daños en las calderas y goteaba no resistiendo la
menor presión.
Hubo que ordenar la vuelta de
toda la escuadra al Callao. Pronto se habían cumplido las
advertencias que en las Juntas habían hecho los jefes
navales. El Presidente Prado convocó a una nueva reunión de
jefes en la “Oroya” y se acordó que el “Atahualpa” quedara
apontonado en el Callao como batería flotante para que
defendiera el puerto, y así estuvo hasta que sus mismos
jefes ordenaron su hundimiento después de las batallas de
San Juan y Miraflores. Se dispuso de urgencia la compostura
del “Manco Cápac” pero ya no fue de la partida.
A las 11 de la noche del día
16 de mayo partieron hacia Arica, el“ Huáscar”, “La
Independencia”, el “Chalaco”, “La Oroya” y la “Limeña”. Se
eliminaba la 3ra. División y se refundía en la 1ra,
División, pasando Camilo Carrillo al séquito del presidente.
Con motivo de ese hecho, Grau envió a Prado la siguiente
propuesta:
«16 de mayo de 1879:
Habiéndose unido la primera a
la tercera división naval por disposición suprema y siendo
de necesidad para el servicio de la Comandancia General de
ambas que uno de los ayudantes de la Mayoría General de la
Escuadra actúe como secretario, tengo el honor de proponer
a U.S para el desempeño de este cargo, al capitán de
fragata graduado don Manuel Melitón Carvajal.-
Miguel Grau».
Fue al Callao a despedir a
Grau su compadre, el diputado Carlos Elías que tanto y en
forma tan infructuosa había tratado que el Congreso diera
fondos para la guerra de acuerdo al pedido hecho por el
ministro Izcue, de cuya negativa, Grau se lamentó y le contó
que su tripulación estaba impaga desde hacía dos meses,
confiándole también sus temores de que se pudiera encontrar
en el mar con Oscar Viel, comandante del “Chacabuco” que era
su concuñado. Pero Grau con toda resolución dijo: “en este
caso cumpliré con mi deber”.
La escuadra avanzó hasta
las islas de Chincha, donde el presidente ordenó a la
“Independencia”, esperar al “Chalaco" que se había
atrasado. El “Huáscar” navegaba cerca de la “Oroya” para
proteger al presidente y a su comitiva.
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Los cuatro ases de la
Armada, capitanes de navío Miguel Grau, Manuel
Ferreyros, Aurelio García y sentado, Lizardo Montero |
Sin darse cuenta, el 19
frente a la caleta de Atico, se cruzó la escuadra peruana
con la chilena que había partido de Iquique el 17 y se
dirigía al Callao.
El 20 de mayo llegó la
escuadra a Arica, siendo recibida alborozadamente. El contralmi- rante Montero como
jefe de la plaza presentó su
saludo a Prado y fueron disparados 21 ca-ñonazos. La
escuadra traía pertrechos de gue- rra como cañones de 250
libras, cureñas, rifles, municiones, pólvora y vestuario.
También desembarcó alguna tropa. Prado de inmediato convocó
a una reunión en la “Oroya”, a la que concurrieron el
contralmirante Montero, los capitanes de navío, Grau, More y
García y García. La reunión fue breve y en la misma Montero
dio un informe detallado sobre el desplazamiento de la
escuadra chilena y como sólo habían dejado para mantener el
bloqueo de Iquique a la “Covadonga”, a la “Esmeralda” y al
transporte, "La Mar".
El 17 de mayo, el jefe de la
escuadra chilena, contralmirante Williams Rebolledo, estando
en Arica y luego de 10 días de inactividad, dispuso que se
dejara el bloqueo de Arica a tres unidades y el resto
partiese hacia el Callao para atacar y destruir a la
escuadra peruana que se suponía surta en ese puerto. Estaba
compuesta la escuadra enemiga por los acorazados “Blanco
Encalada”, el “Cochrane”, la cañonera “Magallanes”, las
corbetas “Chacabuco” y “O’Higgins”, y los transportes
“Abtao” y “Matías Causiño”. El plan era que al llegar al
Callao, la “Abtao” que estaba cargada de pólvora, se
adelantase a toda máquina hacia la parte de la rada del
Callao donde se suponía estaba la escuadra peruana y tras de
que la tripulación del transporte se pusiera a salvo, hacer
estallar el barco en medio de nuestra escuadra. Los chilenos
llegaron el 22 y anclaron fuera de la bahía y lejos del
alcance de las baterías de tierra y de los tiros de los
cañones de 500 libras de los dos monitores apontonados.
Pronto se dieron cuenta de que la escuadra peruana no estaba
allí, sino que se había dirigido al sur, y temiendo por los
barcos que había dejado en Iquique y que todo el litoral
chileno había quedado desguarnecido, resolvieron de
inmediato retornar al sur, tras de estar sólo tres horas en
el Calla, pero el viaje no lo pudieron hacer en forma veloz
por la falta de carbón.