Historia
Podríamos decir que la Historia del Camino de Santiago se remonta hasta el siglo IX, hacia el año 813, en que un eremita llamado Pelayo tiene una visión en la noche de una luz de una estrella señalando al monte Obradón seguida de apariciones sobrenaturales; los hechos llegan a oídos del obispo de Iria Flavia, Teodomiro, que tras allegarse al lugar descubre una necrópolis en donde se hallan los restos del Apóstol Santiago.
Los hechos son transmitidos
a su vez al rey astur Alfonso II el Casto que se convierte en
el primer peregrino al allegarse desde la capital del Reino
de Asturias, Oviéu, hasta los restos sagrados. Manda edificar
sobre el sepulcro una sencilla iglesia alzada en piedra y barro
que posteriormente sería demolida por Alfonso III para construir
una mayor, mas solemne.
Se crea un tenue culto al Apóstol
que se expande por todo el reino astur, dándose paso a la llegada
de los primeros peregrinos que, se acercan desde los confines
del joven Reino, primero siguiendo el Camino
Primitivo, desde Oviedo hasta Santiago, y luego por el Camino
de la Costa, mas suave y cómodo. Los reyes asturianos fueron
conscientes de la importancia de tener un icono a seguir para
la consolidación del Reino, y supieron utilizarlo como factor
unificador de la conciencia anti-islámica de forma tan rotunda
que, con el paso del tiempo, convertirían al Apóstol en guerrero
cristiano símbolo de la guerra santa contra el fanatismo musulmán.
Hacia el año 844 en las llanuras
de Clavijo, un pueblecito enclavado en la actual Rioja, el
rey Ramiro I de Asturias se enfrenta a las tropas musulmanas
de Abderramán II en evidente desventaja. La aparición de Santiago
sobre un caballo blanco luchando contra la morisma da vuelta
al resultado. Había nacido el mito, a partir de entonces toda
victoria cristiana se interpretaba como inmediación del Apóstol.
La vuelta viene en el año 997 cuando las tropas de Almanzor
lanzan un ataque hacia el oeste peninsular llegando a saquear
la misma Santiago, eso sí, respetando el Santo Sepulcro.
En el siglo X la
peregrinación a Compostela era ya un hecho consolidado. Los
caminos se llenan de gentes de todos oficios y clases sociales
que deambulan por entre los pueblos. A medida que la Reconquista
cristiana va ganando terreno frente al Islam va afianzándose
la imagen de Santiago como defensor de la cristiandad. Asimismo
a la vez que las fronteras con el mundo árabe se desplazan
hacia el sur, los caminos seguidos por los peregrinos van
tomando las nuevas tierras, así el rey navarro Sancho III
el Mayor en el s. XI establece el camino aprovechando la antigua
calzada romana de Astorga a Burdeos por las mesetas navarras
y castellanas, dando paso al mas transitado de todos los Caminos
de Santiago, el Camino Francés;
que introducía a peregrinos de toda Europa y con ellos un
desarrollo urbano, cultural, demográfico y económico nunca
vivido hasta entonces.
Naturalmente
para estas alturas la iglesia edificada por Alfonso III ya
se había quedado pequeña y no podía acoger tanto peregrino.
En el siglo XI se inicia la construcción de una catedral,
en estilo románico, que envuelve completamente la anterior
construcción que no es derribada hasta estar concluida la
enorme catedral, digna del fervor despertado que se consagraría
en el siglo XIII. En 1122 se instituye el Año Santo Compostelano
por parte del Papa Calixto II.
Las peregrinaciones se siguen sucediendo
extendiéndose los caminos por toda Europa, sería durante los
siglos XII y XIII cuando las peregrinaciones a Santiago encuentran
su mayor auge. Hacia 1139 se escribe el "Codex Calixtinus"
que incluye entre sus páginas la primera guía del peregrino
a Santiago.
Desde la reconquistada
Andalucía transitan hacia el Santo Lugar los cristianos y mozárabes
que hacen suya otra de las calzadas romanas usadas desde remotos
tiempos, la vía que comunicaba Emerita Augusta (Mérida)
con Asturica Augusta (Astorga) y posteriormente alargada hasta
Gigia (Gijón) por el norte para acceder al mar y hasta Hispalis
(Sevilla) la Vía de la Plata se convierte
así en la tercera gran ruta de peregrinaje a Compostela, el Camino Mozárabe. También se usaron otras vías mas cortas como el Camino Portugués o el Camino Inglés que era seguido por los insulares británicos que desembarcaban en Coruña.
Aprovechando el gran
auge en las peregrinaciones, los reyes cristianos, conscientes
del papel que desempeña el Camino, construyeron numerosos monasterios,
crearon infraestructuras para facilitar el paso a los peregrinos,
levantaron puentes, abrieron bosques, construyeron hospitales
para su descanso y curación, y crearon burgos de comerciantes
que serían el germen de nuevas ciudades nacidas por y para el Camino.
El Camino de Santiago se convierte
en nexo de unión entre los pueblos del viejo continente, el
continuo transitar de peregrinos, artesanos, comerciantes, ...
produce un intercambio cultural, artístico y de ideas que se
van moviendo por toda Europa, enriqueciendo a todos y cada uno de sus partícipes.
Durante
el siglo XV el Camino comienza su declive, la peste negra diezma
la población europea, se desatan continuas guerras, las ideas
cambian y, para colmo, las reliquias del Apóstol son escondidas
por el temor al saqueo por parte de las tropas inglesas de Drake
como venganza a la intervención de la Armada Invencible en costas
británicas. Durante el siglo XVII continúan las epidemias y
guerras en Europa. Las horas bajas continúan hasta el siglo
XIX en que las peregrinaciones son puramente anecdóticas. Al
finalizar dicho siglo, durante unas obras en la catedral compostelana,
se recuperan las perdidas reliquias del Apóstol. En la segunda
mitad del siglo XX el Camino de Santiago renace, intereses culturales,
artísticos, históricos y, hasta deportivos, resucitan el Camino
produciéndose un auge impresionante que se acelera al final
del siglo. Como ocurriese antaño, los dirigentes políticos se
dan cuenta de su importancia y se apresuran a su recuperación,
señalización y a volver a dotarlo de infraestructuras para ganarse
al peregrino, que ahora lo recorre con tarjetas VISA en el bolsillo
y vota en las elecciones...