Expedición
escolar

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Color, forma, tamaño…

La vida es un tejido, una ruana, un tendido que se agiganta desde la unicidad de cada ser humano.

Vulnerabilidad

Jan 18 2005

“Hay historias donde hay viajeros (chamanes o brujos en papel de innovadores), viajes (las innovaciones se abren a mundos nuevos como las culturas juveniles) y laberintos (que son la vida misma, pero bajo el signo de los cambios culturales contemporáneos)"

Los viajeros, los viajes y los laberintos, consolidaron un equipo fuerte que permitió trascender parajes de una investigación hacia aquello que escuchamos como VULNERABILIDAD, y que siempre se piensa desde fuera por sus factores sociales, económicos, índice de pobreza, pocas oportunidades académicas o laborales… en fin, pero al interior de la escuela qué estaba sucediendo, ¿Cómo y de qué forma se vislumbraba o no se vislumbraba este aspecto?
En tal sentido, el equipo investigativo de maestras retoma los equipajes que surgen de la investigación acción, desentrañando elementos que visualizaran la escuela desde dentro, caracterizando las formas de vulnerabilidad educativa. Se desarrolló en 3 fases: Ajuste al diagnóstico, Implementación de la estrategia pedagógica y Movilización y socialización, con la aplicación de instrumentos como: observación participante, talleres con dinámicas proyectivas, diario de campo, entrevistas con familias de los expedicionarios, para conocer sus historias de vida También, con estudiantes y otros actores educativos, aprovechando los momentos de clase, las actividades generales fuera y dentro del salón, en espacios de diálogo a partir de situaciones conflictivas con los niños.
Momentos como la hora de descanso, entrada, salida, actos culturales, deportivos, en fin cualquier espacio donde nos acercáramos a su misma estatura y nos diéramos a conocer desde nuestra mismidad, sin jerarquías, etiquetamientos o juzgamientos, sino en el libre espacio de la legitimidad y singularidad.
Lo anterior permitió categorizar a la población vulnerable a nivel educativo produciendo escritos que en las múltiples conversaciones con pares académicos institucionales, locales y Distritales enriqueció la propuesta pedagógica como factor protector.

VULNERABILIDAD EDUCATIVA
La vulnerabilidad educativa, como eje central para el desarrollo de la experiencia, entendiéndola como: “un proceso permanente de cambio atravesado por factores tanto de riesgo como de protección, ocasionando en los agentes escolares situaciones que debilitan y/o lesionan su desarrollo integral”. Ésta, es mayormente evidenciada en desmotivación, dificultad en los procesos convivenciales y académicos, y por ende en el fracaso escolar. Un grupo entonces, se hace más o menos vulnerable en la medida en que los factores de riesgo son mayores, ya que éstos perjudican o van en detrimento de sus condiciones de calidad de vida y no favorecen las situaciones que propician el desarrollo de las dimensiones del ser humano.
La vulnerabilidad, se presencia en tres formas fundamentales en la escuela, desde lo académico, convivencial y por su condición de niñez. La vulnerabilidad académica, se visibiliza en la falta de articulación significativa del plan de estudios, los proyectos y las actividades cotidianas a las vivencias y necesidades de los estudiantes, también en ruptura de procesos entre primaria y secundaria, en el alto índice de logros pendientes en las áreas básicas y bajo rendimiento escolar.
“A ellos solo les importa que uno aprenda lo que le dictan, para el ICFES , o para cuando uno salga… la vida personal de uno, no vale nada ” (Estudiante) En este sentido, el currículo predominante en la institución si bien ha sido trabajado y organizado de forma secuencial, éste en palabras de Bernstein se encuentra desvinculado del mundo que el niño vive fuera de la escuela, causando desinterés, desmotivación y poca pertenencia por el conocimiento, pues las propuestas no logran conciliar con sus intereses. Aunque se habla de ritmos de aprendizaje, el discurso del docente y sus prácticas pedagógicas y evaluativas, tienden a etiquetar a los estudiantes desde la carencia y la incompetencia, desde la discapacidad y la diferencia, desconociendo su diversidad y homogenizando sus procesos, con estrategias memorísticas, más que aprendizajes significativos.
Por otra parte, la vulnerabilidad también se hacía presente en los maestros, si bien se notaba el interés para guiar su grupo de la mejor manera, la organización académica no permitía que ellos pudieran desarrollar trabajos interdisciplinarios, que los motivaran a indagar, discutir y hacer investigación. Tampoco se les brinda el tiempo dentro de la jornada escolar para asumir procesos de innovación y de trabajo en colectivo. Otro factor que se observó fue la falta de credibilidad que generalmente se tiene del docente de primaria pensando que como se trata de dirigir los primeros grados, éstos no tienen mayor preparación e importancia y por tanto sus aportes no tienen efecto para el desarrollo institucional. Además, la culpa generalizada a estos, de las dificultades en lectura, escritura, y demás áreas en grados superiores. De esta forma se vulnera al docente de básica primaria quien desde su labor trasciende en el niño y niña que se encuentra fundamentando los cimientos de su vida social, cognitiva y afectiva.
La vulnerabilidad en la convivencia manifestada en la violencia simbólica, es la que más afecta con las múltiples prácticas que niegan el afecto como mediador de los procesos de aprendizaje, generando relaciones verticales y excluyentes que desconocen su individualidad. Este tipo de situaciones hace que el manejo del conflicto responda más a la norma, la sanción, al observador, elementos que desde el manual de convivencia, no permiten encontrar alternativas conciliadoras y pertinentes ante la resolución de conflictos. Este último se invisibiliza y no es visto desde su lado positivo como fuente de otros aprendizajes, como lo enuncia Gamba , determinando además formas para que la violencia se presente simbólica o estructuralmente, sumado desde luego a aquellas prácticas de maltrato, negación y desvaloración que se viven en el hogar u otros contextos, generando otras formas de deserción dentro de la institución y fuera de ella, al no ser tenidas en cuenta.
….” ¡Ah!, pues ni modo, si lo que hacen es anotarme ahí y ya…uf….mi hoja ya está llena de anotaciones”… (Estudiante)
... “Casi no hay tiempo para hablar con ellos; o dicto clase o les escucho sus problemas”.... (Docente)
El tejido escolar y social ha desarrollado un silencio permanente del otro, al etiquetarlo, al no sentirlo, ni oírlo, tal vez por el cumplimiento afanoso en tiempos y espacios de los programas curriculares, que implican muy poca importancia a la singularidad de cada cual.
La vulnerabilidad por la condición de niñez, hace evidente una escuela que a través de sus discursos, prácticas y agentes, inconscientemente anula sus procesos, realidades y cultura, en aras de homogenizar y acelerar sus ritmos de desarrollo, imponiendo la pretensión de que niños y niñas actúen, sientan y piensen como el adulto. De esta forma expresiones cotidianas como: “siéntese, no juegue, no corra, no grite, este espacio no es para ustedes, no es hora de ir al baño”, entre otras, siguen imponiendo una mirada autoritaria que desconoce sus necesidades e intereses.
...”Mi hijo nunca ha ido al médico, ni siquiera está afiliado al Sisben ( Sistema de Identificación de Beneficiarios de Subsidios Sociales) ni nada”.

...”Yo no lo baño, porque se me gasta el agua y los recibos me llegan muy caros. Si ni siquiera tengo para comer, mucho menos para pagar el agua”. (Madre de Familia de un Expedicionario).

...”Este expedicionario tiene 10 años, ingresa por primera vez a la escuela, posiblemente tiene una necesidad educativa cognitiva y requiere de una gran atención, por cuanto su aspecto físico, afectivo y cognitivo se ve lastimado y abandonado”....
(Historia de Vida de un Expedicionario)

Así mismo, la condición de pobreza y marginalidad vulnera sus derechos fundamentales (entre los más afectados el derecho a la integridad física y emocional, salud, recreación, alimentación y educación) y los minimiza frente a la posibilidad de vivir su infancia. Muchas de las necesidades educativas de los infantes son consecuencia de haber perdido los periodos críticos en su desarrollo para el auge de ciertas habilidades y destrezas, que si bien se pueden afectar en este momento, no tienen el mismo resultado que si se hubiera hecho en los primeros años.
Para otros la negación y el rechazo han existido desde el mismo momento de la concepción, siendo abandonados o delegados a otros miembros de la familia, originando desde allí una serie de conflictos personales como rebeldía, drogadicción, pandillismo, robo y violación.
Ser niño o niña es una ilusión que no cobra vida en el mundo escolar, se desdibuja su opción de ser quien es.

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