Descubren
murales prehispánicos en Xico
En
los alrededores de los cerros de La Mesa y de El Marqués
tuvo lugar un descubrimiento único en su tipo en la
región, se trata de murales que miden 22 metros de
largo por 80 centímetros de ancho, en lo que fue una
zona habitacional y un templo indígena de la fase Coyotlatelco
(años 600 y 800 d.C.) y que sobre este último
se encuentran los basamentos de otro templo y de construcciones
correspondientes a la fase Azteca I (años 600 y 1,100
d.C.
Al
decir de la arqueóloga Nadia Vélez, los murales
muestran a varios personajes como rostros y vígulas
-símbolos prehispánicos de la palabra hablada-
un poco deteriorados. También se aprecian tres personajes:
uno con un penacho y sentado en una especie de trono, lo que
hace pensar que se trata de alguien importante, y otro hincado
frente al primero, tocando un instrumento de viento; un tercero
-cuya figura aún no se ha liberado de tierra por completo-
se encuentra acostado, no se sabe si dormido o ha sido sacrificado,
mientras que en la parte alta se observa un símbolo
que puede representar el año o piedras preciosas (chalchiuita).
La
relevancia de estas obras es que tienen en su mayor parte
colores azules, rojos, amarillos y negros, intactos; las figuras
se conservan espléndidamente delineadas como pocas
veces ocurre en este tipo de hallazgos, lo que hace pensar
a los especialistas que el sitio era un pequeño templo
de arquitectura sencilla, con muros de adobe sobre los que
se aplicó la pintura.
El
lugar en que se encontró el mural abarca más
o menos un kilómetro cuadrado, con muchas estructuras
habitacionales y cuartos alrededor de patios interiores; templos
y plazas que pertenecen a dos momentos de construcción
y ocupación por igual número de grupos indígenas
sucesivos, por lo que se deduce que en el de la fase Coyotlatelco
hubo esculturas y murales; mientras que en el correspondiente
a la fase Azteca I se cubrieron las pinturas y se erigió
otro templo encima del primero.
El
área se encuentra a orillas de lo que en la antigüedad
fue el lago de Chalco y, por los instrumentos encontrados,
como puntas de proyectiles y pesas de redes, se deduce que
los habitantes de la fase Coyotlatelco se dedicaban
a la pesca y a la agricultura en chinampas, y sus principales
cultivos eran: maíz, amaranto y frijol.
Sus
casas eran pequeñas, tenían muelles para sus
embarcaciones y recintos de culto. En el templo donde están
los murales también había urnas mortuorias,
y en otro superior, de la fase Azteca I, se ubicaron ofrendas
a personajes sacrificados.
Vélez
indicó que ya fue elaborado un proyecto de restauración,
por lo que es necesario contar con el presupuesto requerido
para realizarlo a corto plazo. Además de que el descubrimiento
se hizo en tierras ejidales, donde se está presentando
de forma acelerada la transformación de los terrenos
en propiedad privada.
"Es
urgente restaurar y sacar del sitio cuando menos estos murales
tan importantes, tratar de que una parte de los restos arqueológicos
quede abierta al público con la infraestructura necesaria
para su preservación y para que la gente pueda acceder
a su patrimonio histórico y volver a cubrir el resto",
apuntó.
El
estudio a fondo de la zona puede aclarar más datos
acerca de la fase Coyotlatelco, que ha sido poco
estudiada por la arqueología mexicana y de la que hasta
ahora se piensa que se formó con la fusión de
grupos indígenas provenientes de lo que actualmente
son los estados de Guanajuato y Michoacán, con otros
que ya estaban asentados en la cuenca del Valle de México.
Vélez
Saldaña destacó que los trabajos de excavación
podrían ser de los más importantes realizados
en la región, porque se pueden corroborar las referencias
históricas que contienen algunos documentos ya conocidos
del siglo XVI, en los que se reseñan las ocupaciones
del Valle de Xico, y que permitiría obtener mayor información
de nuestro pasado.
subir
|