A
la Virgen de los Remedios en San Miguel Amantla
En Azcapotzalco
se realiza la visita anual a la Basílica del estado
de México desde hace 75 años de manera ininterrumpida
SEIN
Las
peregrinaciones constituyen un aspecto fundamental de la riqueza
cultural que todavía conservan los pueblos de Azcapotzalco,
como la que cada año realizan los habitantes de San
Miguel Amantla y comunidades aledañas, en honor a la
Virgen de los Remedios.
Las
manifestaciones pagano—religiosas tienen una significación
muy particular desde la llegada de los españoles en
el siglo XVI, al darse un sincretismo entre las costumbres
de los antiguos pueblos de Mesoamérica y los representantes
del mundo occidental, trascendiendo en el tiempo el culto
a las imágenes de santos y vírgenes, como ha
venido sucediendo en Azcapotzalco y sus principales barrios.
El
15 de agosto de cada año, la imagen de la Virgen de
los Remedios parte de la Parroquia de San Miguel Arcángel,
monumento histórico del siglo XVII —construido
en 1637— y da inicio con su travesía hacia la
Basílica del estado de México.
Por
lo que corresponde a la peregrinación del 2005, el
presbítero del santuario, Baltasar Pedro Vallejo Robledo,
dio a sus feligreses las últimas indicaciones para
que la efigie de la Virgen saliera del templo en la tradicional
procesión que congrega a mayordomos y vecinos de los
barrios, en una festividad que se ha mantenido los últimos
75 años, según testimonio de los propios habitantes
de San Miguel Amantla.
Resguardada
en un nicho de cristal y con vestimenta nueva —adquirida
por el mayordomo, quien se encargó de recaudar el dinero
con ese fin y para otros requerimientos—, la imagen
es llevada en hombros por mujeres que se relevan en grupos
de cuatro durante el recorrido.
La
imagen nunca está sola y es por ello que en su trayecto
—de dos horas aproximadamente— hacia la capilla
mexiquense, la Virgen de los Remedios es acompañada
por las notas de una banda de música, dirigida este
año por don David Pascual, de Coyotepec, lo que hace
que niños, jóvenes y adultos participen al paso
del cortejo, pues se trata de una festividad en la que tampoco
faltan cohetones y bengalas.
La
celebración tiene 75 años de realizarse de manera
ininterrumpida y representa un acto de renovación por
parte del pueblo de San Miguel Amantla, ya que a decir del
padre Vallejo Robledo, de esa manera los habitantes del lugar
piden a la virgen que terminen los conflictos que en otras
épocas formaban parte de la vida cotidiana de los amatlenses.
«Como sus ruegos fueron escuchados —dijo el sacerdote—,
los habitantes del barrio de Azcapotzalco han adoptado la
imagen de la Virgen de los Remedios, así como la del
Santo Patrono, San Miguel Arcángel, y en agradecimiento
realizan la peregrinación cada año, desde 1930».
Sin
embargo, para algunos de los historiadores del pueblo de San
Miguel Amantla, la tradición es más antigua
de lo que puede suponerse, y a esa corriente se suma la versión
de la maestra Socorro Campos Ochoa, quien ha rastreado en
archivos, como el Histórico de la Delegación
Azcapotzalco, diversos datos acerca de esa tradición
que pudiera remontarse a la época de Isabel Moctezuma,
hace más de cinco siglos.
«A
ella se le instruyó en la religión católica
—abundó— y asimiló la tradición
por el culto a la Virgen de los Remedios, misma que hizo extensiva
a los pueblos de su entorno, como los de Tacuba, Naucalpan
y algunos más de la región sur poniente de Azcapotzalco».
«Aunque
en la época de la Cristiada (1930-34) fue interrumpida
esa tradición como una más de las manifestaciones
religiosas, luego se retomó y no se volvió a
abandonar».
Desde
entonces y hasta la fecha, esta peregrinación marca
una importante convivencia de los pueblos de San Miguel Amantla
—que es el organizador—, San Juan Tlilhuaca, Santa
Lucía y San Pedro.
Leyendas
en torno a una tradición
Existen otras leyendas, producto de la tradición oral,
como la que cuenta el mayordomo Jorge Palacios Sánchez,
quien asegura que hace muchos años el pueblo de San
Miguel se vio asolado por una epidemia y la mayoría
de sus habitantes recurrieron a la Basílica de los
Remedios, donde la Virgen les concedió la gracia de
la sanación, lo que dio lugar al ritual tanto de la
efeméride como de la peregrinación.
Son
muchas las leyendas que se conocen, pero es el pueblo de San
Miguel Amantla el que permanece fiel a sus costumbres y tradiciones,
en busca de preservarlas como ha sucedido generación
tras generación.
La
procesión concluye su recorrido con la llegada a la
cumbre, justo en la Basílica de Nuestra Señora
de los Remedios, donde se oficia una misa frente al monumento
al ángel, y como un tributo más a la virgen,
habitantes de San Miguel elaboran un tapete con margaritas
y otras flores, además de aserrín de diversos
colores, como si se tratara de un deslumbrante tapiz, pues
contribuyen a ese efecto los destellos producidos por la diamantina.
Esa
artesanía es elaborada por habitantes de San Miguel
y ha sido el octogenario don Chencho, jardinero de
profesión, uno de los artífices del trabajo,
ya que él mismo dibuja la imagen que cada año
le inspira la Virgen, a quien rinde tributo con sus tapetes
desde hace casi medio siglo.
La
tradicional peregrinación concluye con el retorno de
la efigie al pueblo y a su templo, para esperar el próximo
año, mientras la comunidad se prepara en un nuevo acto
de fe y manifestación, de una costumbre que forma parte
del patrimonio cultural intangible de Azcapotzalco.
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