Capítulo 6: Fate
Yo me pregunte si mi vida podía empeorar o sentirme peor de lo que estaba en este momento. Mi pregunta fue retórica, era una pregunta suelta y sin el menor afán de que las cosas fueran buenas o malas era solo un tonto cuestionamiento pero al parecer alguien allá arriba lo toma mal. Mi papá estaba de un excelente humor pero era por un motivo en especial. Mi papá había sido nombrado para cubrir un reportaje deportivo fuera del país y si por un momento pensé que si bien no me llevaba a mí que soy su hijo por lo menos se la llevaría a ella para que me dejara en paz pero una vez más me equivoqué.
-“Tu te quedas por que no vas a perder clases y ella se queda por que tiene que trabajar igual que yo”
-“Pero puedo pedir vacaciones para ir contigo, sería como una luna de miel adelantada!” – por que se tenía que meter en conversaciones ajenas? La detestaba pero si papá se la llevaba se lo iba a agradecer mucho.
-“Puedo irme a la casa de mamá?”
-“No, te quedarás con Yoshie a cuidar la casa en mi lugar” – tanto Yoshie como yo íbamos a protestar pero mi papá jaló a Yoshie aun lado para hablar con ella. Trate de escuchar lo que le decía y entre susurros le entendí algo… - “Esta es tu oportunidad para llevarte mejor con Kouji, es importante para mí que los dos se lleven bien…” – y para mí era importante huir de ese lugar.
-“Por que no puedo pasar tiempo con mi mamá?”
-“Por que tu mamá debe de estar ocupada y no quiero que la fastidies. Bueno el carro viene a recogerme en unos minutos más. Kouji… prométeme que te vas a portar bien por favor!”
-“Por que dudas de mi antes que de ella? Yo soy tu hijo!”
-“Por tus antecedentes. Te portarás bien?”
-“Puedo intentarlo…” – y al primer maltrato me iría con mamá pero eso no se lo dije a papá. EL carro llego y salí a despedirlo hasta la puerta. – “Cuando vuelves?”
-“En un mes. Cuídense!” – sin perder el tiempo se subió al carro y este salio a velocidad. Iba a ser un largo mes… miré a Yoshie de reojo y antes que dijera algo entré a la casa y me metí a mi cuarto. Estaba muy tranquilo arreglando mis cosas hasta que irrumpió en mi santuario…
-“Te propongo un trato” – no le conteste pero la escuchaba atentamente – “Yo no planeo cuidarte y tu no planeas portarte bien y tu papá no tiene por que enterarse de nada. Mi plan es enviarte con tu madre para que te cuide y yo vivo tranquila hasta que llega tu padre. Trato?” – creo que esa fue la primera vez que pensó. Sonaba razonable y justo para ambas partes; yo no la iba a soportar ni ella a mí. Extendí mi mano y cerramos el trato – “Alista tus cosas entonces, salimos en media hora”
En media hora ya estábamos lejos de casa, conducía como una loca pero no era buen momento para cuestionarle nada. El viaje estaba largo y es por que paraba en el camino haciendo cosas que según ella tenía que hacer hasta que paramos en una construcción enorme. Las rejas se abrieron y nuestro carro entro, no sabía en donde estaba pero esperaba que esto no fuera a demorar mucho. Ella se cuadro frente a un edificio de ese campus y un hombre mayor se acerco al carro metiendo su cabeza por mi ventana.
-“Hola Yoshie! Hace meses que no te veo. Como te va?” – era un hombre de más o menos cincuenta años vestido de negro muy elegante con modales demasiado refinados.
-“Cansada de lidiar con el niño y apurada por que tengo un millón de cosas que hacer. Me ayudas?” – el señor paso su mirada de ella a mí. – “Saluda no seas maleducado!”
-“Buenas tardes?”
-“Tu debes ser el famoso Kouji. Un niño problema según dice Yoshie, pero en esta institución no creemos en los niños problema sino en los mal educados. Pero no te preocupes, nosotros estamos para enderezar tu mal comportamiento y encaminarte en la obediencia y disciplina. Baja del carro para verte mejor!” – institución? Enderezar mi comportamiento? Encaminarme en la obediencia y disciplina? Donde me había traído esta bruja!
-“Baja de una vez!” – Yoshie me empujo fuera del carro – “Sus cosas están en la maletera, puedes pedirle a alguien que las saque? Tengo cita con la peluquera en veinte minutos!” – ella quería ir donde la peluquera y yo quería salir de aquí y ambas cosas quedaban fuera de esta cárcel.
-“Vamonos! Mi mamá me esta esperando en mi casa. No tienes por que cuidarme, teníamos un trato!”
-“Que ingenuo! Yo no hago tratos con niños como tú!” – Yoshie se subió a su carro y arrancó. Yo no planeaba quedarme ahí y salí corriendo tras ella. – “Te veo en un mes!” – y las puertas se cerraron ni bien salió el carro del lugar. Me quedé prendido en la reja tratando de abrirla pero para mi solo era imposible. El guardián de la reja me llevo del brazo hasta el señor amigo de Yoshie quien a empujones me arrastro hasta su oficina.
-“Bueno, mi nombre es Kaji Matsumoto y soy en director de este internado. Yoshie me dice que te quedarás con nosotros todo el mes. Mi primita también me dijo que tenías prohibido llamar por teléfono, las salidas los fines de semana y las visitas de cualquier tipo. Aparentemente le has causado muchos problemas. Bueno tenemos que llevarnos bien si quieres estar bien así que te explicaré las reglas de esta institución….” - La oficina olía a papeles amontonados y a café. Las reglas estaban en contra de lo que era ser niño he incluían cosas como no correr en los pasillos, no hablar en los pasillos, dejar limpias las habitaciones y los baños, no pelarse con nadie, no tener notas menores a trece y la consigna de no ser feliz. – “Tu uniforme esta en tu cuarto junto con tus cosas. Tu habitación esta en el pabellón D número 5l8, compartirás el cuarto con tu primo Fuji. El te explicara las demás reglas con detenimiento si es que te olvidas de alguna. El desayuno se sirve a partir de las 7 de la mañana hasta diez para las 8. Las clases son a las ocho de la mañana en punto. El almuerzo es al mediodía y la cena a las siete de la noche. Nadie sale de sus cuartos a partir de las nueve, nadie sale por ningún motivo!”
Salí de la oficina y caminé buscando el pabellón D que resultó ser un edificio enorme casi a la esquina del terreno bien lejos de donde dictaban las clases. Iba a hacer bastante ejercicio caminando de un lado para otro eso sin contar que mi cuarto estaba en el quinto piso y no había ascensor. Al caminar por el quinto piso los demás chicos me miraban como esperando a ver donde entraba, nadie se atrevía a dirigirme la palabra. Entré a mi cuarto que estaba con las cortinas cerradas por que no había ni un rayo de luz, pero a los dos pasos una mano me jalo hacia adentro y cerró la puerta.
-“Tu debes ser el hijastro de mi tía no? Kouji Minamoto?” – no sabía a donde dirigir mi mirada por que no veía nada de lo oscuro que estaba el lugar – “La única regla que debes recordar es que este es mí cuarto y aquí mando yo!”
-“Tu debes ser Fuji entonces. No me importa lo que digas. Yo voy a salir de aquí de algún modo y no tendrás que soportarme por que yo tampoco lo haré contigo”
-“No te hagas el rudo conmigo que eso no funciona. Pero si te da valor entonces esperemos a ver como reaccionas mañana” – eso me sonó a amenaza pero eso no me importaba. Fuji salió del cuarto y me dejo solo en toda esa oscuridad. Me paré y trate de caminar pero me chocaba con varios obstáculos cuando por fin prendí la luz me di cuenta que todo el cuarto estaba como minado por que habían varias canicas, libros, y cajas esparcidas por el suelo, además de las camas, mesas de noche y escritorios movidos.
Mi maleta había sido rebuscada no sabía si era por Fuji o por alguien más pero me faltaba mi discman, mis cds, y mi celular. Trate de arreglar mis cosas o lo que quedaba de ellas. No sabía si mis libros me iban a servir aquí pero igual los arregle. Le di un vistazo al uniforme que en medio de todo era decente. Era un pantalón gris con camisa blanca, saco azul y corbata del mismo azul marino que el saco. Miré por la ventana para ver cuales eran las posibles salidas de este infierno pero al parecer el alcatraz no tenía un punto débil. Las murallas eran altas y las rejas y alrededores eran vigilados constantemente. El dormitorio que tenía incluía un baño pero las duchas eran públicas y estaban ubicadas al final de cada piso. En piso había en total diez cuartos y todas eran habitaciones dobles. Al parecer los fines de semana se podía usar la ropa de calle pero de lunes a viernes el uniforme era obligatorio a toda hora.
En la noche a la hora de dormir me costó trabajo. Una vez más estaba en una cama diferente a la mía, con un techo nuevo, en un nuevo lugar donde no conocía a nadie. Me preguntaba que haría mi hermano en este momento. Seguro estaría durmiendo cómodamente en su cama después de una rica cena acompañado de mamá. Podría estar leyendo un libro interesante o escuchando música. Mañana se levantaría con el olor de un desayuno preparado por mamá y haría tranquilo las tareas en la mesa del comedor mientras mamá hace sus cosas tarareando alguna canción. De repente saldrá con alguien a pasear.
Mi domingo fue muy diferente al de mi hermano. Me desperté yo solo por que nadie lo iba a hacer. Me bañe y me fui a mi cuarto para cambiarme. No tenía nada que hacer y nada con que entretenerme. A la hora del desayuno pude ver la cantidad de alumnos que tenía el internado. Por la pinta de todos sus padres los habían dejado ahí. La mayoría parecía venir de familias con determinado poder o dinero por que la mayoría eran déspotas. Sus padres se querrían deshacer de ellos al igual que Yoshie conmigo? Pero ese podría ser el caso de algunos, otros parecían estar muy contentos aquí y otras quizá demasiado acostumbrados.
Había niños de todas las edades pero a partir de los seis años hasta los diecisiete años. Todos sentados en las mesas haciendo grupos para desayunar con sus amigos. Me recordaba cuando nos sentábamos a comer algo con Takuya, Izumi, Jumpei, Tomoki y mi hermano. Pero las cosas eran ahora muy distintas por que aquí al único que conocía era a Fuji y a él no le caía muy bien. Busqué una silleta en un rincón del comedor para desayunar solo. Parecía que tuviese un efecto radioactivo por que nadie se quería sentar muy cerca de mí, los valientes que se me acercaban lo hacían en un radio de dos asientos. Después de comer todos tenían que llevar su plato a las cocinas y dejar la bandeja en su lugar, limpiada previamente.
Ahora no tenía nada productivo que hacer hasta la hora del almuerzo así que decidí recorrer todo el lugar. Me enteré que en el pabellón a dormían los niños menores, en el B los hijos de familias con cargos políticos importantes, en el C los más adinerados, y los demás en el D que incluían a los laberintosos, problemáticos, y gente relativamente normal. Mientras caminaba buscando algún punto débil en la seguridad para poder infringir el director me llamó a su oficina.
-“Supongo ayer te habrás puesto al día con los deberes para mañana… no? Mira que no aceptamos notas menores a 13” – no había pensado en eso – “Te llamé por que no te di tu horario, además tienes que escoger dos deportes para practicar” - Escogí tenis y kendo por que los demás no me llamaban mucho la atención. El director me facilito los uniformes de cada deporte y me mando a mi cuarto a estudiar.
-“Pero… no se que estudiar? Es mi segundo día aquí y no conozco a nadie. Quien me va a decir eso?”
-“Tienes razón. Vamos” – seguí al director hasta mi cuarto y luego mando a llamar a Fuji. – “Dale las tareas para mañana y procura que no se levante hasta que las acabe” – quizás debió ser un poco más específico cuando dio la orden por que Fuji se la tomo muy a pecho.
-“Ni se te ocurra levantarte de ese asiento Minamoto!” – las tareas eran difíciles y aquí estudiaban más cosas que en cualquier otro lugar. Estaban los cursos normales como matemáticas, lenguaje, historia, ciencias naturales pero también había química, física, geografía, historia mundial, geopolítica, economía, geometría, cívica, psicología, inglés, latín, francés, español aparte de música, deportes y arte y como curso electivo religiones del mundo. Con todos esos cursos con razón nadie tenía tiempo para divertirse. De haber sabido que eran tantas cosas me hubiera puesto a estudiar desde ayer.
Por un momento tuve ganas de pararme y estirar mis piernas, había estado más de dos horas con los ojos clavados en los problemas de matemáticas pero Fuji me amenazo con el palo de kendo, al parecer sabía como usarlo.
-“Tu papá se refería a que no me distrajera no a que me tuvieras prisionero aquí” – me pare y me fui al baño cuando se me tiro encima y me empujo hasta mi escritorio. – “Necesito ir al baño! Déjame ir!” – pero no entendió. Estaba prisionero en mi escritorio pero por lo menos había tenido la oportunidad de estirar mis piernas a pesar que ahora estaban adoloridas por el forcejeo que habíamos tenido.
Fuji cumplió su palabra y solo me dejo libre para ir a almorzar y cenar. El resto del tiempo estuvo haciendo su tarea a mi lado. Cuando acabo se fue a dormir a su cama y yo me quedé acabando mi trabajo. Mis dedos estaban acalambrados y sin ganas de escribir una letra más. Me paré dos veces para estirar mis piernas, era un alivio sentirlas después de horas en desuso. Mañana era el primer día de clases, mi primer día de clases en este lugar horrible donde no podía ser yo y mi diversión solo se reducía a dormir por las noches y soñar en que estaba en mi casa con mi hermano… lo extrañaba más que nunca.
Cuando me levanté me di cuenta que me había quedado dormido en mi escritorio y Fuji ya no estaba en el cuarto. Mire el reloj y ya eran las siete y cuarto de la mañana. Corrí a las duchas a bañarme y me cambie lo más rápido que pude. Tomar el desayuno no era una alternativa así que me fui de frente a clases. Los salones eran varios y yo no sabía donde estaba el mío, empecé a correr para buscar el salón de Historia pero para mi mala suerte del día de hoy me encontré con el director…
-“Señor Minamoto! No se si le comente que esta prohibido correr en el colegio ni en ninguna parte! Eso es un punto menos para usted! Por cada tres de estas amonestaciones se hace acreedor a una infracción y por cada tres infracciones recibe un castigo, espero no verlo en los castigos este fin de semana!”
-“Si, señor Kaji!” – y me fui caminando rápido a mi salón. Quedarme hablando con el director me costó cinco minutos que justo era la cantidad del tiempo de retrazo que tuve para mi primera clase.
-“Usted debe ser el señor Minamoto. Procure levantarse temprano para mañana y siéntese donde pueda” – nadie parecía querer mirarme por que sus ojos seguían al profesor a donde quiera que fuera. Me senté junto a la ventana para ver el jardín en el caso de que la clase fuera demasiado aburrida y mientras el profesor revivía la primera guerra mundial yo caía en la cuenta que esta era la primera vez que iba a clases solo. La primera vez que fui al nido lo hice con mi hermano y la primera vez que fui al colegio también lo hice con él y en las dos ocasiones fue Kouichi quien me presentó a los que sin mis amigos ahora. Kouichi siempre tuvo facilidad de palabra en estas situaciones, siempre poniendo un buen tema para que todos se nos acercaran a hablar. Kouichi ya se habría dado cuenta que no estoy en el colegio?
Últimamente estaba demasiado distraído aunque también se estaba esforzando en prestarme atención, lástima que eso no pudo durar más.
Para resumir mi semana fue un completo desastre. Empezando por que en mi vida había llevado latín ni francés, el español era otra cosa, demasiados verbos y aún así la pronunciación era rara. Obtuve dos infracciones por que siempre me pescaban a mí corriendo. En tenis no había tenido mucha dificultad pero en kendo la cosa fue diferente. Al parecer ser nuevo en ese deporte implica ser golpeado en las manos por los demás compañeros según la jerarquía del aprendizaje, raro no? Y la fresa que corono mi semana fue la pelea en el baño, lo curioso fue que yo no la inicie sino el propio hijo del director, Fuji…
-“Que paso? Iwamura explícame tú!” – el director estaba sumamente serio con todos en especial por que ahora las duchas estaban más sucias que nunca.
-“Señor, no estoy muy seguro como empezó este pleito pero al juzgar lo que vi. me parece que Minamoto tuvo la culpa”
-“Nakamita que paso?”
-“Señor yo solo vi que Matsumoto se peleaba con Minamoto”
-“Quien vio todo? Quiero saber quien inicio esta pelea!” – un chico de cabellos cenizo habló.
-“Señor todos nos estábamos bañando tranquilos cuando Matsumoto entró a las duchas, Al principio no paso nada más que lo usual pero Minamoto lanzó un cometario que pareció ofender a Matsumoto, después la pelea se fue a golpes”
-“Gracias señor Himitsu. Señor Minamoto que palabra fue esa que alterara de esa manera al señor Matsumoto?” – la verdad que ni siquiera yo sabía por que nos habíamos ido a los golpes, no recordaba haberle dicho nada malo a él.
-“No lo sé señor. No recuerdo haberle dicho nada a él”
-“Mentira! Me insulto diciéndome gordo y recalcando que yo soy su hijo y encima con un tono malicioso!”
-“Eso no es verdad! Yo nunca dije nada!” – eso era una mentira, una trampa.
-“Es eso verdad?” – el director le pregunto a los demás que aún permanecían en las toallas de la ducha. Entre todos se miraron llegando a una respuesta con las miradas…
-“Si señor, así fue”
-“Vayan a cambiarse y los que tengan alguna herida vayan a la enfermería, tienen permiso para llegar tarde a clases. Usted señor Minamoto se queda aquí conmigo” – me sentí parte de la oprimida minoría, todo esto era un engaño. – “Comprenderá que esta en serios problemas. No se si con esto reúne los requisitos para estar castigado este fin de semana pero desde ya tiene un castigo por este bajo comportamiento. Empezara por limpiar este baño. Irá después a la enfermería para que le revisen esa herida de la pierna aunque no se lo merece. El castigo correspondiente a esto se le será lavar los platos del almuerzo, todos los platos” – eso era criminal! Todos los platos? Tenía ganas de llorar por este atropello pero no lo hice, me podría doler pero mi dignidad era mi dignidad.
El director salió del baño y yo empecé a cumplir mi castigo, no quería más problemas. Limpiar el baño en medio de todo fue fácil a pesar que la herida de la pantorrilla me dolía. Cuando acabe me fui a cambiar y de ahí a la enfermería. Había un pequeño problema para ir a la enfermería y era que mi pierna sangraba poco pero tenía que ponerme el pantalón para llegar hasta allá y la enfermería quedaba allá en la parte donde se dictaban las clases. Mi solución fue ponerme yo mismo una media alrededor del a herida para no ensuciar el pantalón con sangre. Cuando llegue a la enfermería ya no estaban los demás chicos y para la hora que era lo más lógico era que estuvieran en clases. La enfermera estaba de espaldas a la puerta leyendo un papel así que cuando entré no notó mi presencia.
-“Buenos días…” – dije para que me viera. Ella de dio la vuelta para verme. Era la primera vez que veía un rostro amable en este lugar. – “… tengo una herida en la pierna… puede verla?” – me dio una sonrisa y me pidió que se la mostrara.
-“Uy esa herida se ve fea… échate en la camilla boca abajo y me cuentas como te la hiciste” – mientras me echaba ella buscaba sus cosas en una vitrina. – “A ver… dime como te hiciste esa cosa. No me digas que con ese cara de ángel tu fuiste el culpable del baño o te echaron la culpa?”
-“En verdad yo no lo hice”
-“Me imaginaba algo así. Nunca te he visto por acá al menos. Eres nuevo?”
-“Si”
-“Con razón te echaron la culpa entonces. Siempre se la agarran con los nuevos. Espero que tengas más cuidado” – ella seguía hablando, demasiado creo yo pero no me importo, necesitaba oír hablar a la gente normal. No sabía si sus palabras eran en verdad por que me creía o por que quería distraerme, lo mismo hacía mamá cuando nos curaba las heridas, según ella así dolían menos.
-“Auch!”
-“Si… el alcohol suele arder un poco en este tipo de heridas…” – era amable en soplar la herida, eso amortiguaba un poco el dolor en medio de todo – “Bueno, por lo general a mi me gustan los niños pero los que hay aquí parecen monstruos… quizás por eso…” – creo que tenía ganas de hablar. – “Y tu por que estas aquí? Que paso con tus papas?”
-“Creo que eso no es importante ahora”
-“Ah… no querías venir… la mayoría no quiere venir a este lugar… es muy estricto. Pero algunos papas no se quieren hacer cargo de sus hijos. Yo, personalmente nunca mandaría a mi hijo a este internado” – que bellas palabras… por que no me adoptaba? – “Bueno ya esta! Te puedes ir a clases! Pero antes dame tu nombre para darte un papel de enfermería”
-“Minamoto, Kouji”
-“Muy bien Kouji kun. Aquí esta tu papel. Trata de visitarme si quieres hablar… mi nombre es Tomoko por si no lo dije antes” – me pare y me fui a clases. Tomoko se veía era una buena persona. Asistí a mis clases del día y a la hora del almuerzo cumplí la otra parte del castigo que era lavar los platos sucios. Yo sabía que había varios estudiantes en este lugar pero recién ahí lavando los platos tome en cuenta la magnitud del castigo. Pero lavando platos me acordaba de cuando lavaba los platos con Kouichi en la casa. Si lograba salir de aquí Yoshie me las iba a pagar.
Llegar a la suavidad de un colchón en un lugar calentito fue un alivio este había sido un día horrible empezando por la pelea en el baño. Me sentía mal, tenía que salir de aquí. Me levante de la cama, me vestí y agarre mis zapatillas en una mano y mi casaca en la otra. Abrí con cuidado la puerta del cuarto y salí al pasillo con cuidado. Tenía suerte por que no había guardias. Baje por las escaleras hasta el primer piso con cuidado de no hacer ruido y Salí el edificio sin ser visto pero de aquí no sabía a donde ir, la puerta principal siempre tenía guardias y los muros eran muy altos como para saltarlos, pero… de repente podía intentar salir por la parte de atrás… también tenía los mismos muros altos pero también estaban las casas de los profesores y sus techos acortarían la distancia…
Salí corriendo para las casas de los profesores y me trepe en uno de los techos de las casitas pero aún me faltaba una distancia considerable para llegar a saltar. Miré a todos lados y encontré un banco en el patio de la casita, si lo subía hasta el techo y me subía en el podría alcanzar el muro y saltar era algo más sencillo. Agarré el banco he hice mi plan hasta la parte en que intente llegar al muro. A veces la gente no esta diseñada como para hacer determinadas cosas en mi caso yo no nací con piernas fuertes como para saltar alto, eso y mis brazos cansados que no hicieron un buen trabajo agarrando el muro… el resultado… me caí en el patio de la casita haciendo todo el ruido que no había querido hacer en todo mi plan de escape.
La luz de uno de los cuartos de la casita se prendió, obviamente había despertado al dueño del lugar y conociendo a los profesores no tardarían en delatarme así que me iba a esperar otro día de castigo tan pronto amaneciera.
-“Quien anda ahí?” – la voz me era familiar, era de una mujer… mi cerebro se puso a trabajar para identificar a quien pertenecía esa voz hasta que abrió la puerta y me vio ahí tirado. – “Kouji? Que haces ahí? No me digas que trataste de escapar… que locura!” – Tomoko se acercó a mí para ayudarme a parar.
-“Me vas a acusar verdad?” – que pregunta para más tonta, era obvio que me iba a acusar, tenía que hacerlo.
-“No. La verdad yo también querría escapar de este lugar, de hecho eso es lo que voy a hacer pero aún no. No te has hecho daño verdad?” – Traté de pararme por mi propia cuenta pero el golpe había sido fuerte.
-“Me duele un poco la pierna y el brazo” – ella me llevo hasta adentro y me sentó en la barra de su cocina mientras traía su maletín. Su cocina era muy bonita pintada de naranja y olía rico lo que me recordaba que tenía hambre.
-“A ver… déjame ver” – me remango el pantalón y se fijo que estuviera bien – “Lo de tu pierna es solo golpe, aparentemente tus piernas estan resentidas y solo necesitan descanso. Ahora vamos a revisar tu bracito” – me saco la casaca. – “Uhmmm… esto no esta tan bien. Esta muñeca esta fracturada, necesitaras un yeso… no te duele?”
-“Si, un poco” – en verdad me dolía un montón pero no lo iba a admitir, era un código de hombre.
-“Tampoco te hagas el fuerte conmigo, yo sé que eso duele y mucho, en especial cuando te tenga que poner ese hueso en su lugar” – la miré y ella me sonrió. Se paró y agarró mi brazo y lo empezó a sobar hasta que me lo agarró más fuerte y…
-“Auch!” – con fuerza que no creí que tuviera me puso el hueso en su lugar, me dolió mucho pero después ya no me dolía tanto.
-“Bueno, creo que con eso ya estas bien. Deberías volver a tu cuarto antes que se den cuenta que no estas ahí” – no quería volver a mi cuarto quería salir de este lugar y con eso no me refería a la casa de Tomoko sino al internado en general. Estaba pensando como podía salir de este lugar sin sufrir un accidente mientras Tomoko me vendaba brazo cuando un sonido proveniente de mi estómago irrumpió el silencio – “Tienes hambre? No te sirvieron bien hoy? O la comida estaba muy desastrosa?”
-“La verdad esa comida no es comestible, yo creo que nos dan comida pasada por que anteayer me estuvo doliendo la barriga” – Tomoko se espanto – “Por Dios! Como te van a dar comida pasada? Me alegra irme pronto de este lugar, no soporto como los tratan. Son niños no animales!”
-“Te vas a ir? Que suerte!” – se rió con mi comentario. Me bajo de la barra de la cocina y me sentó en un banco.
-“Bueno, suerte por que conseguí un trabajo mejor. Ya me aprobaron la renuncia así que me voy en dos semanas más o menos” – Tomoko me sirvió algo para comer. Me dio unos macarrones con queso que fueron una gran alegría para mi estómago. – “Deberías tratar de no meterte en problemas, cuando yo me vaya no se que va a ser de ti” – tenía razón, en medio de todas estas desgracias ella era mi ángel de la guarda. Después de comer Tomoko me acompaño hasta mi pabellón pero no corrimos con tanta suerte…
-“Señor Minamoto que hace fuera de su cama?” – ahora si estaba frito, el director siempre estaba un paso adelante mío. – “Señorita espero que usted no haya estado tratando de ocultar a este infractor… supongo que lo iba a llevar conmigo verdad?” – no la podía meter en problemas… después de todo se había portado muy bien conmigo.
-“Para su oficina me estaba llevando. Intenté escaparme pero me caí en su patio. Miré me fracturé la muñeca y antes de llevarme con usted me curó por que eso es parte de su juramento médico…”
-“Basta de palabrerías Minamoto, usted recibirá un castigo ejemplar más tarde… Yoshie tenía razón, usted necesita disciplina a gritos!” – El director me agarro del brazo y me llevo hasta el pabellón D, después de todo mi castigo me esperaba para más tarde…
A la mañana del sábado desperté cansado pero listo para un posible maltrato físico. Después de bañarme y cambiarme me llevaron al edificio donde dictaban las clases más conocido como el colegio por que al resto se le llamaban pabellones. El director me guió por los pasillos del primer piso hasta una puerta que tenía escaleras que iban hacía un sótano. El sótano estaba bien iluminado y limpio, misteriosamente corría un poco de aire y supuse que sería por algún ducto.
-“Bueno señor Minimoto usted me ha hecho pensar muy seriamente en un castigo para usted pero en especial un castigo ejemplar para que estas situaciones no se vuelvan a repetir” – este castigo me sonaba a película de terror o de esas donde implica el maltrato infantil y creo que no distaba mucho de eso. – “Señor Minamoto entre ahí!” – Abrí la puerta que me indico. El lugar era muy oscuro y no podía ver el fondo. Metí mi pie con cuidado de pisar algo, una costumbre que tenía desde ahora último. Entre por completo tratando de palpar con las manos donde estaba el interruptor de ese cuarto hasta que me cerraron la puerta. Me asuste por el ruido de la puerta cuando choco con el marco pero más me asusto el hecho que estaba tan oscuro que no podía ver ni mi mano. Trate de dar unos pasos más a ver que encontraba pero solo pude dar dos pasos. AL parecer las dimensiones de este cuarto eran de un metro.
Me estaba empezando a desesperar cuando la ventanita de la puerta se abrió y los ojos del director era lo único que podía ver.
-“Señor Minamoto usted se quedará aquí hasta que yo lo crea necesario” – si por el fuera me dejaría aquí hasta que me papá regresara de viaje, eso si es que Yoshie le decía donde me había metido – “Verá, hablar mal de la gente es malo y ese comportamiento es propio de las ratas, si señor, ratas como usted. Por eso pensé que querría hablar con sus semejantes. Además es de cobardes escapar, usted es como una rata que escapa de un barco que aún se mantiene a flote” - una puertita más se abrió. Sentí ruiditos pero por suerte con la oscuridad no vi nada. – “Las ratas le harán compañía hasta más tarde por que no creo que se pueda escapar de aquí” – cerró la puerta y ahora si no veía nada. Solo sentía corrientes de aire y roces por mi pierna.
-“Sáqueme de aquí! Yo no hice nada! Sáqueme de aquí!” – golpee la puerta de metal con todas mis fuerzas y no paré de golpearla. Golpeaba cada vez con menos fuerza hasta que sentí que esas ratas se ponían agresivas por que oía que se peleaban entre sí. Cambie de estrategia. En vez de golpear la puerta me agarre de los barrotes de la ventanita pero estar suspendido en el aire cansaba en especial por que solo podía utilizar un brazo, el otro estaba vendado; pero igual un solo brazo no podía hacer un buen trabajo, con dos quizá pero con uno era imposible.
En total no se cuantas horas me dejaron ahí solo, con frío, con hambre, asustado con las ratas; o único que sabía era que debía ser tarde. Rogaba por que no se hubieran olvidado de mí y vinieran a abrirme la puerta en cualquier momento. En un momento me felicite por haber avanzado con mi tarea el viernes pero era algo tonto de pensar siendo ahora mi principal problema las ratas… No se que hora sería cuando sentí pasos de nuevo, vendrían por mí?
-“Minamoto?” – si algo estaba seguro esa no era la voz del director, pero si era la voz de Fuji – “Minamoto… adivina que?”
-“No sé, no me gustan las adivinanzas”
-“Me lo suponía pero… no, mejor no te digo nada… no te lo mereces”
-“No merezco estar encerrado aquí y sin embargo lo estoy”
-“Buen punto. Quizá no te lo merezcas por la pelea en el baño pero si por tratar de huir… si quieres mi opinión esa fue una mala idea. Pero bueno para que veas que soy bueno te diré dos cosas. Uno: al parecer papá se ha olvidado de sacarte de aquí por que se ha ido al cine. Y la segunda creo que te va a gustar o mejor dicho te hubiera gustado más… en fin…”
-“Que cosa?” - ya me estaba picando la curiosidad saber que era pero conociendo el tipo de persona que era este chico fácil todo era una mentira.
-“Bueno solo para que sepas tu hermano te vino a buscar pero ya cerraron el colegio y se tuvo que ir…. Que pena no?”
-“Kouichi? Pero si él no sabe que estoy aquí… me estas mintiendo”
-“No, no te miento esta vez. El chico que te vino a buscar tenía tu misma cara de imbécil, nos dijo que era tu gemelo. Yo la verdad no pensé que hubieran dos tontos con la misma cara pero creo que me equivoqué” – si era Kouichi entonces, me estaba diciendo la verdad… tenía que salir de aquí!
-“Quiero salir de aquí! Alguien que me saqué! Tengo que ver a mi hermano! Por favor sáquenme de aquí!” – pero nadie venía en mi auxilio
-“Bueno, creo que ya te moleste lo suficiente… ojalá que papá se acuerde de ti y venga a sacarte… dulces sueños!” – sentía alegría en su voz, en verdad disfrutaba verme sufrir o oirme en este caso.
Me quedé en ese lugar oscuro y frío más rato del deseado. Ya no tenía caso permanecer colgado de los barrotes, mi brazo ya no aguantaba mi peso. Me apoye en la pared con el dolor de mi corazón y me deslicé hasta llegar al piso y abracé mis piernas, al parecer las ratas habían logrado dormir antes que yo. Un buen rato después el director llego por mí y me abrió la puerta. Las luces del pasillo me cegaban y me di varios golpes tratando de tantear los escalones; pasar de la completa oscuridad a la luz era un choque bastante fuerte.
Llegar a la suavidad de un colchón en un lugar calentito fue un alivio pero mis sueños estuvieron inundados de ratas, lugares sucios, pequeños y oscuros y un distante Kouichi que parecía alejarse cada vez más. Quería ver a mi hermano, a mi mamá, a mi papá no tanto, aún seguía enojado con él por dejarme con la bruja. Quizá hubiera sido mejor esconderme en casa de Tomoko pero eso no hubiera sido una buena idea empezando por el director que ya se había dado cuenta que no estaba en mi cama, la hubiera metido en problemas. Bueno tenía que verle el lado positivo a esta situación para no volverme loco… aunque no tenía ninguno. Hoy había cumplido una semana en esta prisión infantil y todavía me faltaba sobrevivir tres más…
TBC