Manuel García-C. Gómez, C U Q U I S    Biografía lírica de un can

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No olvides mi historia y si pasas por San Cristobal de Valdeiguña (Cantabria) no dejes de visitarme.VII.—MARIPOSAS, GORRIONES Y LAGARTIJAS

Jugabas con las mariposas, cuando revoloteaban ligeras, por la huerta sobre las flores ¿Te acuerdas Cuquis? Querías cogerlas con tu boca y ellas huían esquivas ¿Tenían miedo de tus dientes? Tú no querías hacerlas daño; ¿verdad, perruco?

Venían los gorriones, traviesos y desvergonzados, a picotear donde tú comías. Los dejabas pacífico. A veces, también los asustabas tirándolos un bocado; y ellos volaban esquivando el lance. Pero no se alejaban mucho, esperando que saltaras la tapia, para curiosear lo que pasaba en la carretera. Después, volvían atrevidos a seguir picoteando. Ahora también vuelven buscando desperdicios y migajas. Pero están tristes y mantudos. Te echan mucho de menos, Cuquis.

Otras veces corrías los miruellos, que venían a picotear los dulces y almibarados frutos de las frondosas higueras; o se posaban en el suelo buscando gusanos y saltamontes entre la hierba. Corrías tras ellos pero más ágiles que tú, se posaban en las ramas cimeras de los frutales y burlaban tu acoso.

En tiempo bueno y soleado salían de sus escondrijos, a tomar el sol, las simpáticas lagartijas. Tienen miedo de todo. Muchas veces se paran inmóviles alzando sus cabezas triangulares, mirando sin pestañear con la fijeza de sus ojillos fríos y cristalinos. Si, atrevidas, se te acercaban, tú, Cuquis, hacías por cogerlas. Ellas huían rápidas y se escondían entre las flores del jardín, que corre a lo largo de la fachada de la casa rectoral, o entre las olorosas ramas de hierbabuena, que allí crecían.

    Pero más de una dejó su rabo sangrante en el suelo retorciéndose a uno y otro lado. Tú lo mirabas atento sin atreverte a cogerlo con tus dientes. Solamente te atrevías a tocarlo, desconfiado, con la punta de tu pata.

    Lo mismo hacías cuando el amo te echaba algún ratoncillo medio muerto, cogido de madrugada en la ratonera. Algunas veces entraban de noche en casa, buscando avarientos la despensa del cura.  

La perrita Tula8 La perrita Tula.

Te llamabas Cuquis1
Viniste a mi casa2
Te hiciste mozo3
Tu hermana Linda4
Amigo de todos5
Las niñas6
La perrita Tula8
El gato atigrado9
El perrazo Turco10
La primera salida 11
A los Llares12
Un castigo 13
Subida al Moral14
Un atropello15
Segundo atropello16
Camino de la iglesia17
Las tristezas del cura18
Te pusiste enfermo19
Te llegó la muerte20
La tumba 21
Apéndice I.- Lápida y Flores  1
Apendice II.- La gatita Belinda  2
Apéndice III.- Tu hermano Cuquis II  3
Apéndice IV.- En Parla  4
Apéndice V.- Despedida  5