GRAU  El peruano del milenio

Reynaldo Moya Espinosa

Carátula

Grau pionero

Contenido

Prólogo

Capítulo I

Capítulo II

Capítulo III

Capítulo IV

Capítulo V

Capítulo VI

Capítulo VII

Capítulo VIII

Capítulo IX

Capítulo X

Capítulo XI

Capítulo XII

Capítulo XIII

Capítulo XIV

Capítulo XV

Bibliografía

Biografía de R. Moya E.

 

CAPÍTULO III:

GRAU, EL MARINO

4.- Su vida en la armada 

En el «Apurímac”, Grau se encontró con el teniente 2° Lizardo Montero oficial amiguero y extrovertido y pronto supieron que eran paisanos, pues Montero era de acomodadas familias de Ayabaca. A partir de entonces se inició una larga y muy estrecha amistad entre los dos hombres que sólo terminó con la muerte. 

 Por entonces gobernaba el Perú el general Ramón Castilla, que había depuesto al presidente general Rufino Echenique. 

El 14 de mayo de 1856, fue ascendido Grau a alférez de fragata, cuando tenía 22 años, recibiendo afectuosas felicitaciones de Montero. Era comandante del «Apurí- mac», el chileno  Salcedo, un marino rudo al que la tripulación no quería. 

El país pasaba por momentos políticos de gran agitación. Echenique estaba desterrado en Chile donde conspiraba con el general Vivanco. En octubre de 1856, el «Apurímac» se encontraba en Arica con Grau y Montero. Este último que sólo tenía 27 años, asumió el mando interino de la nave por haber ido a tierra el comandante Salcedo atendiendo a una invitación a tomar lunch con el vice cónsul inglés Nugent.  Por entonces había  logrado Echenique atraer a la causa revolucionaria a Montero y éste, contando con el apoyo de Grau, se sublevó el 16 de noviembre en la rada de Arica, cuando Salcedo estaba tierra. Mientras el general Vivanco se levantaba en Arequipa, Montero y Grau resuelven dirigirse al puerto de Islay donde se encontraban las naves de la armada, «Loa» y «Tumbes» que se unen a la causa de los rebeldes. En anterior oportunidad Montero ya había secundado a Vivanco en otra intentona revolucionaria. La flota entonces se dirige a las islas de Chincha las que toman y principian a despachar embarques de guano para lograr dinero para los gastos de mantenimiento de la escuadra sublevada. El 16 de noviembre el presidente Castilla que sólo contaba con el barco «Ucayali», declaró piratas a las naves sublevadas y comunicó ese hecho a la representación diplomática acreditada en Lima. Eso significaba que cualquier nave de guerra extranjera podía tomar, atacar y hasta hundir a las naves rebeldes.  

Mientras tanto en Trujillo,  Ayacucho y en Piura se producían motines. En esta última ciudad, era gobernador de la provincia litoral el coronel Ramón López Lavalle que dominó prontamente la situación. En 1857 muere en la selva de Chanchamayo, su hermano mayor, Enrique Grau, en misión de servicio. 

Vivanco en lugar de hacerse fuerte en Arequipa donde todos eran sus partidarios, prefirió utilizar los barcos sublevados para dirigirse al Callao y atacar a Castilla en la propia Lima, creyendo que esa ciudad lo apoyaría, pero al encontrar un ambiente hostil, Vivanco con la escuadra tomó rumbo al norte, dejando en el Callao al «Apurímac» a las órdenes de Montero y Grau, para impedir que el Presidente Castilla saliera de ese puerto. Vivanco desembarcó en Nepeña (Ancash), desde donde envió un destacamento a la sierra y él con el resto de gente partió a Trujillo, ocupando esa ciudad el 29 de enero de 1857 con apoyo del general La Fuente. Entonces el coronel López  Lavalle partió a Trujillo con fuerzas de Piura para combatir a Vivanco, el cual al saber esto partió a Chiclayo. Mientras tanto López Lavalle capturaba Trujillo y el presidente Castilla, burlando el bloqueo de Grau y Montero, sale  del Callao en el viejo vapor «Huaraz» que abarrotó de soldados y cañones y desembarcó en Pacasmayo donde se unió con López  Lavalle, iniciando la persecución de Vivanco, el cual al conocer eso y sabiendo que Piura se había vuelto a pronunciar a su favor al mando del comandante ayabaquino  Manuel González La Cotera partió a esta ciudad.  

En el Callao, al conocer Montero y Grau que Castilla se les había escapado al norte donde estaba en campaña, resolvieron dirigirse con el «Apurímac» a Paita, donde encontraron al «Huaraz» que capturaron. Por entonces los barcos rebeldes «Loa» y «Tumbes» que Castilla había declarado piratas fueron capturados por barcos de la armada inglesa y llevados al Callao. 

Los vecinos de Piura obligaron a La Cotera a declararse neutral por cuyo motivo Vivanco no pudo entrar a la ciudad, y dando un rodeo se dirigió a Paita donde se embarcó en el «Apurímac» uniéndose a Montero y a Grau, Mientras tanto Castilla llegaba a Tacalá y se vio obligado atacar Piura que deseaba mantener su neutralidad. El 20 de abril Castilla entró a la ciudad y en ese mismo día, Vivanco volvía arribar al Callao, a bordo del «Apurímac» siempre comandado por Montero y Grau. El rebelde  Vivanco perdió dos días antes de decidirse atacar el Callao dando tiempo a los defensores a prepararse en forma tal que lo derrotaron. Ante ese descalabro, Vivanco recién pensó en Arequipa y a bordo del «Apurímac» se dirigió a Mollendo. En la ciudad del Misti, se atrincheró Vivanco y resistió un feroz asedio desde el  junio de 1857 hasta  marzo de 1858.