4.- Su vida en la armada
En el «Apurímac”,
Grau se encontró con el teniente 2° Lizardo Montero oficial
amiguero y extrovertido y pronto supieron que eran paisanos,
pues Montero era de acomodadas familias de Ayabaca. A partir de
entonces se inició una larga y muy estrecha amistad entre los
dos hombres que sólo terminó con la muerte.
Por entonces gobernaba el
Perú el general Ramón Castilla, que había depuesto al presidente
general Rufino Echenique.
El 14 de mayo de 1856, fue
ascendido Grau a alférez de fragata, cuando tenía 22 años,
recibiendo afectuosas felicitaciones de Montero. Era comandante
del «Apurí- mac», el chileno Salcedo, un marino rudo al que la
tripulación no quería.
El país pasaba por momentos
políticos de gran agitación. Echenique estaba desterrado en
Chile donde conspiraba con el general Vivanco. En octubre de
1856, el «Apurímac» se encontraba en Arica con Grau y Montero.
Este último que sólo tenía 27 años, asumió el mando interino de
la nave por haber ido a tierra el comandante Salcedo atendiendo
a una invitación a tomar lunch con el vice cónsul inglés Nugent.
Por entonces había logrado Echenique atraer a la causa
revolucionaria a Montero y éste, contando con el apoyo de Grau,
se sublevó el 16 de noviembre en la rada de Arica, cuando
Salcedo estaba tierra. Mientras el general Vivanco se levantaba
en Arequipa, Montero y Grau resuelven dirigirse al puerto de
Islay donde se encontraban las naves de la armada, «Loa» y
«Tumbes» que se unen a la causa de los rebeldes. En anterior
oportunidad Montero ya había secundado a Vivanco en otra
intentona revolucionaria. La flota entonces se dirige a las
islas de Chincha las que toman y principian a despachar
embarques de guano para lograr dinero para los gastos de
mantenimiento de la escuadra sublevada. El 16 de noviembre el
presidente Castilla que sólo contaba con el barco «Ucayali»,
declaró piratas a las naves sublevadas y comunicó ese hecho a la
representación diplomática acreditada en Lima. Eso significaba
que cualquier nave de guerra extranjera podía tomar, atacar y
hasta hundir a las naves rebeldes.
Mientras tanto en Trujillo,
Ayacucho y en Piura se producían motines. En esta última ciudad,
era gobernador de la provincia litoral el coronel Ramón López Lavalle
que dominó prontamente la situación. En 1857 muere en la selva
de Chanchamayo, su hermano
mayor, Enrique Grau, en misión de servicio.
Vivanco en lugar de hacerse
fuerte en Arequipa donde todos eran sus partidarios, prefirió
utilizar los barcos sublevados para dirigirse al Callao y atacar
a Castilla en la propia Lima, creyendo que esa ciudad lo
apoyaría, pero al encontrar un ambiente hostil, Vivanco con la
escuadra tomó rumbo al norte, dejando en el Callao al «Apurímac»
a las órdenes de Montero y Grau, para impedir que el Presidente
Castilla saliera de ese puerto. Vivanco desembarcó en Nepeña (Ancash),
desde donde envió un destacamento a la sierra y él con el resto
de gente partió a Trujillo, ocupando esa ciudad el 29 de enero
de 1857 con apoyo del general La Fuente. Entonces el coronel
López Lavalle partió a Trujillo con fuerzas de Piura para
combatir a Vivanco, el cual al saber esto partió a Chiclayo.
Mientras tanto López Lavalle capturaba Trujillo y el presidente
Castilla, burlando el bloqueo de Grau y Montero, sale del
Callao en el viejo vapor «Huaraz» que abarrotó de soldados y
cañones y desembarcó en Pacasmayo donde se unió con López
Lavalle, iniciando la persecución de Vivanco, el cual al conocer
eso y sabiendo que Piura se había vuelto a pronunciar a su favor
al mando del comandante ayabaquino Manuel González La Cotera
partió a esta ciudad.
En el Callao, al conocer
Montero y Grau que Castilla se les había escapado al norte donde
estaba en campaña, resolvieron dirigirse con el «Apurímac» a
Paita, donde encontraron al «Huaraz» que capturaron. Por
entonces los barcos rebeldes «Loa» y «Tumbes» que Castilla había
declarado piratas fueron capturados por barcos de la armada
inglesa y llevados al Callao.
Los vecinos de Piura
obligaron a La Cotera a declararse neutral por cuyo motivo
Vivanco no pudo entrar a la ciudad, y dando un rodeo se dirigió
a Paita donde se embarcó en el «Apurímac» uniéndose a Montero y
a Grau, Mientras tanto Castilla llegaba a Tacalá y se vio
obligado atacar Piura que deseaba mantener su neutralidad. El 20
de abril Castilla entró a la ciudad y en ese mismo día, Vivanco
volvía arribar al Callao, a bordo del «Apurímac» siempre
comandado por Montero y Grau. El rebelde Vivanco perdió dos
días antes de decidirse atacar el Callao dando tiempo a los
defensores a prepararse en forma tal que lo derrotaron. Ante ese
descalabro, Vivanco recién pensó en Arequipa y a bordo del «Apurímac»
se dirigió a Mollendo. En la ciudad del Misti, se atrincheró
Vivanco y resistió un feroz asedio desde el junio de 1857
hasta marzo de 1858.