9.- Montero y Grau otra vez
se sublevan
Estas dos adquisiciones
dieron al Perú gran poder naval, por lo cual el Presidente Prado
en un exceso de entusiasmo proyectó seguir la guerra contra
España en su colonia de las Filipinas, a la cual se pensó darle
libertad. Para llevar a cabo este plan, el Presidente Prado
contrató al comodoro norteamericano John Tucker que había
servido en la marina de los estados del sur durante la Guerra de
la Secesión de EE.UU. Era indudablemente un marino honesto y
competente, pero su designación contrarió profundamente a los
comandantes peruanos que se sentían lesionados con la presencia
de un extranjero al frente de la escuadra peruana. El más
quejoso era Lizardo Montero que fue reemplazado por Tucker en el
mando de la escuadra, porque Prado consideraba al marino piurano
demasiado impetuoso. La protesta encontró eco en los comandantes
Aurelio García y García, Manuel Ferreyros y lógicamente en Grau,
que una vez más respaldaba al gran amigo. Los cuatro marinos
renunciaron a sus cargos como protesta. Ante la actitud de la
escuadra peruana surta en Valparaíso, el presidente Prado envió
a Chile al ministro de Hacienda don Manuel Pardo ante el cual
se presentaron los 4 marinos que manifestaron que cumplirían con
lo que se les ordenaba, pero que renunciaban del servicio porque
no estaban dispuestos a servir bajo el mando de un jefe
extranjero. Pardo respetó su decisión y les facilitó el retorno
al Callao en el transporte «Chalaco»
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Capitán
de navío, Lizardo Montero |
Cuando desembarcaron en el
Callao, una multitud los aclamó sobre todo a Montero. Luego
fueron confinados en la isla de
San Lorenzo con otros 20 oficiales
y se les abrió juicio por insubordinación que duró casi medio
año, tiempo en que permanecieron confinados.
Los confinados mataban las
horas practicando pesca con cordeles y realizando entre ellos
diversas compe- tencias. En cierta oportunidad Grau y Montero se
retaron a un duelo de natación. Frente a la isla estaba un bote
anclado y se trataba de llegar hacia él a nado y retornar. El
primero en llegar a la embarcación fue Grau y desde allí
estimulaba a su compañero que ya daba muestras de cansancio
luego de reponerse en el bote, los dos amigos emprendieron el
retorno en forma pausada. Grau había ganado el concurso de
natación.
Como Montero se había quedado
con la espina, retó a Grau a un duelo de esgrima. Grau aceptó, sabiendo de antemano que lo único que buscaba su amigo era
desquitarse de su derrota. Efectuado el duelo con florete, pudo
Montero darle media docena de cintarazos sin que Grau atinase
una.
El tribunal que los juzgó,
fue presidido por el anciano mariscal Antonio Gutiérrez de la
Fuente y lo integraron el ex presidente y general Rufino
Echenique y los generales Fermín del Castillo, Pedro Cisneros, Luis de la Puerta y Nicolás Freyre. El tercero en ser llamado,
según orden jerárquico fue Grau que tuvo como defensor al orador
y poeta Luciano Benjamín Cisneros.
Cisneros al defender a Grau,
entre otras cosas expresó con énfasis: !Que no se diga que los
nuevos héroes se han visto abandonados como los antiguos¡ !Que
no se llame ingrata a la generación actual¡ !Todo corazón
americano, así como debe profunda veneración y eterna gratitud a
los fundadores de la Independencia, debe igualmente no menos
sincero respeto y no menos gratitud a los que sostienen esa
independencia¡!Se necesita un corazón peruano para defender al
Perú¡ !Los marinos no han cometido la más ligera falta. Si
alguna hay, será efecto del más noble patriotismo, pero las
exageraciones del patriotismo se disimulan, no se penan. !No
hay delito señores¡ !Lue- go no hay delincuentes, sólo hay
mártires de la convicción y del deber que vienen a reclamar con
perfecto derecho de ser solemnemente absueltos¡ El 11 de febrero
de 1867 se dio la sentencia: absueltos.
El tribunal fue absolviendo
uno a uno a los acusados, pero Grau no retornó al servicio sino
que el 30 de marzo solicita licencia y por segunda vez se aleja
del servicio en la armada. En el cautiverio, la amistad entre
Grau, Montero, García y Ferreyros, se afianzó y formaron ese
grupo amigo que la historia lo llamó los Cuatro Ases.