5.- Grau sale de la Marina
Entonces Montero y Grau se dirigieron con el «Apurímac» al
puerto de Arica y allí el prefecto de Moquegua coronel Juan
Espinosa recibió la capitulación honrosa de los dos marinos,
garantizando las más amplias garantías a sus subalternos, tras
lo cual Montero y Grau se dirigieron al destierro. Castilla
separó del servicio a los dos marinos y faltando a la palabra de
honor dada en la capitulación, también separó a otros
oficiales.
Grau vuelve a enrolarse en la
marina mercante y es entonces cuando otra vez torna a recorrer
los mares del mundo y conocer nuevas naciones, sobre todo India
y China. En 1860 estaba Grau nuevamente en Lima visitando a su
padre y hermanas. El 22 de noviembre de ese año la casa del
presidente Ramón Castilla en la calle Divorciadas es atacada. En
la conjura entran José Gálvez, el joven Ricardo Palma y
oficiales del ejército que son repelidos por la Guardia,
resultan tres atacantes muertos y un defensor. Al respecto, el
historiador Jorge Basadre en VIII tomo de la Historia de la
República, en el título «la vida de Grau» dice lo siguiente:
«Fue uno de los asaltantes de la casa de Castilla». De este
hecho no hay mayor información.
El 11 de abril de 1861, el nuevo
congreso da la Ley de Reparaciones ordenando la vuelta a
servicio de los jefes y oficiales separados por haber
participado en la revolución de Vivanco. Entonces Grau presenta
una solicitud de ingreso el 6 de septiembre de ese año, pero
recién es aceptado el 14 de abril de 1862, en las postrimerías
del gobierno de Castilla, pero no entra de inmediato al
servicio, sino que se le da licencia indefinida y retornó a la
marina mercante recorriendo los mares de la Polinesia en
diversos balleneros. En noviembre de 1862 se encontraba en la
Polinesia, frente a la isla Humphrey y por el mal tiempo aseguró
al bergantín que mandaba con dos anclas de proa, pero el
temporal y el viento eran tan fuertes que rompieron las amarras y
lanzaron al barco contra los arrecifes destrozándolo. Gracias a
sus atinadas medidas, toda la tripulación se salvó y en una
chalupa, llegaron a la costa, En enero de 1863 estaba de vuelta
al Callao y enviaba al capitán de puerto un pormenorizado
informe sobre el siniestro. Poco tiempo después asumió el mando
de la goleta mercante peruana «Donaire» con la cual recorrió
todo el litoral del Perú.