2.- La dura lucha en el mar
Tras una estadía
en Paita que se supone fue breve, viene su tercer embarque que
Grau relata del siguiente modo:
3.-
"Tomé plaza
en el bergantín «Josefina», su capitán don Manuel Herrera; este
buque estuvo haciendo servicio de paquete entre Callao y Panamá
conduciendo la valija de Europa y cesó por haberse establecido
la línea de vapores".
La valija llegaba por mar desde
Europa y Estados Unidos hasta Panamá y de allí era recogida y
traída al Perú. No se sabe que tiempo estuvo en el «Josefina»,
pero debió ser también breve.
El domingo 8 de enero de 1840 arribó al
Callao el primer barco a vapor. Los limeños alborotados se
volcaron al puerto y cuando vieron al vapor «Perú» y que de la
chimenea salía humo negro espeso, creyeron que el barco se había
incendiado. Hasta el Presidente Gamarra lo visitó, El barco
arribaba procedente de Valparaíso con 40 pasajeros y llevaba la
bandera británica, pero su capitán era el norteamericano
Guillermo Wheelwright, que era también un producto del mar y
había presenciado siendo niño los experimentos de Fulton en los
barcos a vapor. Desde antes de 1835 había estado gestionando
autorización para navegar en las costas del Perú, lo que al fin
le fue otorgada. En 1838 se formó en Londres la Pacific Steam
Navegation Company alentada por Wheelwright, construyéndose dos
vapores, el «Perú» y el «Chile», gemelos, de madera, de 700
toneladas cada uno. El 14 de agosto de 1840 el Presidente
Gamarra otorgó a la compañía inglesa el privilegio exclusivo de
navegar ( con barcos a vapor) por diez años en las costas del
Perú. Los dos vapores hacían el comercio entre Perú y Chile y
fue recién en mayo de 1844 cuando hicieron viajes a Panamá. Se
supone que fue poco después que el Gobierno lo contrató para que
llevase la valija
reemplazando a Herrera, pues los vapores eran mucho más rápidos
que los veleros.
Un poco más de dos años estuvo
navegando con el capitán Herrera con el que hizo tres viajes y
el cual siempre le dispensó consideración y estima. Fue para
Grau un sustituto de su padre y un maestro en las enseñanzas de
la vida. Podríamos decir que fue providencial esta relación
entre dos personas tan dispares en edad y de esa forma el
Destino fue tejiendo sus hilos y también la vida de ese niño
predestinado.
No sabemos que tiempo estuvo en
Paita entre el término de su tercer viaje y el cuarto. Bien pudo
ser relativamente largo y entonces contaría entre 13 o 14 años.
Es posible que entonces estudiara en la Escuela Náutica de Paita
porque ya tenía edad para ello. A Grau que tenía 12 años lo imaginamos,
persistente en su idea de volver al mar, pero los capitanes de
los muchos barcos que llegaban al puerto lo rechazarían por ser
muy niño, hasta que hubo uno que lo admitió. Dejemos a Grau
contar este hecho:
4.-
"Tomé plaza en Paita en la fragata norteamericana «Ballenera
Oregón», su capitán Teodoro Winping. Permanecí en este lugar
pescando ballenas 22 meses y he tocado en las Marquesas, Sanwich
y de Sociedad. Me desembarqué en Paita."
Por lo antes expresado, se puede
apreciar que fue un viaje muy largo de casi dos años. En sus
anteriores experiencias había navegado pegado a la costa
sudamericana del Océano Pacífico en viajes cortos. En el barco
ballenero, recorrió la Oceanía y en especial los archipiélagos
de las Marquesas, Sanwich y Sociedad, entregado a las duras,
difíciles y alucinantes aventuras de la caza de las ballenas.
Cuando volvió a desembarcar en Paita era ya un jovencito, de
amplio tórax, de manos callosas y la piel curtida por el sol de
los trópicos y la sal marina. A Grau no lo hizo titubear cuando
se embarcó, el hecho que la mayor parte de la tripulación, era
de habla inglesa, y necesariamente tuvo que iniciarse en el
aprendizaje de ese idioma Los ratos que pasaría con su padre y
sus hermanos, los imaginamos muy gratos y relatando los sucesos
de su nuevo viaje.
Después que la «Ballenera Oregón»
lo retornó a Paita, estuvo un tiempo en el puerto y luego tomó
la decisión de viajar al Callao para tentar nuevos horizontes.
La ballenera “Oregón” desplazaba
334 toneladas y al partir del puerto Fairhaven (Rode Island);
tenía solo 14 tripulantes que aumentó en 10 mas a lo largo de la
travesía. Salió de Fairhaven en junio de 1845 y regresó en
1849, o sea que su recorrido duró 45 meses.
Por Paita pasó en octubre de 1846
para abastecerse y no se sabe como hizo el niño Grau de 12 años
para ser admitido en la tripulación. Posiblemente porque ya
tenía amplios conocimientos sobre navegación. En el barco
ballenero estuvo 22 meses. En la tripulación había
norteamericanos, chilenos, malayos. En julio de 1847 la
ballenera tras de pasar por Tumbes llegó a Paita el día 27
cuando cumplía años. Grau desembarcó pero ya no encontró a su
familia en Paita y le dijeron que radicaban en Lima.
La información sobre Grau en la
ballenera “Oregón” se debe al capitán de fragata en retiro,
José Ortiz Sotelo, notable historiador.
Era ese paso, su independización
definitiva de la tutela paterna, cuando tenía aproximadamente 15
años. De acuerdo al informe del propio Grau tenemos lo
siguiente:
5.- "Tomé plaza en la fragata
«Peruana», su capitán D. Gregorio Espejo, que cargada de guano
fue a Inglaterra, pasamos por Burdeos, donde tomando el pabellón
francés volví al Callao, tocando en Río de Janeiro"
La fragata parece que era peruana
y el viaje se hizo necesariamente por el riesgoso estrecho de
Magallanes. Habiendo atravesado el Atlántico por primera vez,
llegó al puerto francés de Burdeos y no se sabe por que razón,
desistió de seguir en la fragata «Peruana», y tomó un barco
francés, no se sabe si como pasajero o como marinero. Volvió
hacer el viaje de retorno por el mismo estrecho y al fin regresó
al Callao, al cual convirtió en el centro de sus operaciones,
dejando definitivamente Paita. En el Callao hace un nuevo
embarque que relata del siguiente modo, usando siempre su
lenguaje tan lacónico:
6.-
"Toma plaza en el Callao en el
bergantín «Conroy», su capitán D. Guillermo Roveet y fui a Hong
Kong, tocando Sándwich y Macao"
En este viaje, por primera vez Grau llega
a las costas de Asía,
visitando la colonia inglesa de Hong Kong y la portuguesa de
Macao, ambas en territorio Chino.
Es a partir de su próximo
embarque que ya no hace Grau viajes de retorno al Callao, sino
que en plena travesía va cambiando de barcos, lo que
indudablemente representó mucha audacia en un jovencito. Esto es
relatado en la forma siguiente:
7.- "En Macao tomé plaza a
bordo de la fragata «Gresmacul», su capitán John Adam, a San
Francisco de California"
Como se puede apreciar, es en
Macao donde cambia de barco y entonces llega por primera vez a
las costas de Estados Unidos del Pacífico. Tan pronto llega,
toma un nuevo barco:
8.- "En California tomé plaza
a bordo de la fragata norteamericana «Cosar», su capitán Bell
Cook y fui Shangai y Hong Kong"
9.- "En Hong Kong tomé plaza a
bordo de la fragata norteamericana «Wich Craft» y fui a Singapur
y regresé a Hong Kong"
En este viaje Grau, conoció un
nuevo e importante puerto de Asia, Singapur que era colonia
inglesa.
10.- "En Hong Kong tomé plaza
a bordo de la fragata norteamericana «Stay Hong», su capitán
Guillermo Ben y fui a Nueva York y Boston"
Para salir de Hong Kong y llegar
a Nueva York, el barco tuvo que hacer un largo recorrido,
navegando por todo el Océano Indico, costeando el África y tras
de atravesar el Océano Atlántico, llegar a Nueva York, que era
el segundo puerto del mundo después de Londres.
11.- "En Boston tomé plaza a
bordo de la fragata norteamericana «Syoom», su capitán Jim Smith"
Como se dirige a California, el
recorrido fue largo. No dice si es que siguió la vía del
estrecho de Magallanes, o la que significaba recorrer los
Océanos Atlántico, Indico y Pacífico.
Sobre el último viaje que tomó,
Grau dice lo siguiente:
12.- "En California tomé plaza
a bordo de la fragata norteamericana «Gold and Egel», su capitán
Guillermo Robin y llegué al Callao"
Por esa época, California, era un
sitio de atracción de todos los aventureros del mundo porque se
había descubierto en ella riquísimas minas de oro, produciéndose
lo que se llamó fiebre del oro. La bahía estaba repleta de
barcos con banderas de muchos países del mundo. También fueron
peruanos y el gobierno para amparar sus derechos se vio obligado
a enviar al bergantín de guerra Gamarra.
Con ese viaje termina su larga
aventura en barcos mercantes. Habían transcurrido diez años,
pero aún era muy joven, pues sólo tenía 19 años. A fuerza de
constancia el niño que se embarcó en Paita cuando todavía no
tenía 9 años, se había convertido en un fornido mocetón, con una
gran experiencia marina habiendo escalado los puestos desde un
simple grumete hasta piloto. Ni la dureza con que lo había
tratado la vida, ni su azarosa existencia en el mar, hicieron de
él un hombre rudo y hosco como la generalidad de los marineros
que habían sido sus compañeros. El Centro Naval del Perú, en un
libro ilustrado titulado «Miguel Grau» que publicó en abril de
1979, dice entre otras cosas con relación a esas travesías: «
hubo de todo en esos viajes, amoríos, juergas y peleas también
«; es decir lo que es normal en los marinos cuando tocan puerto
y desembarcan.
Nada dejó escrito sobre su vida
en el mar y de las impresiones que tantas cosas nuevas lo
impresionaron. Su lenguaje escrito sumamente breve, ha privado a
la posteridad y a todos los peruanos, de la manera como día a
día se fue forjando el héroe.
Hacia bastante tiempo que Grau no
veía a su padre y a sus hermanos, por eso hay que suponer que
estaría ansioso en volver a reencontrarse con ellos.
Viajó pues a Paita y tuvo largas
pláticas con su padre y con su hermano mayor Enrique Federico
que contaba ya con 22 años. Como resultado de esas
conversaciones, el hermano se entusiasmó y decidió seguir
también la carrera de la marina, pero no en barcos mercantes
sino de la Armada Nacional.. Muy serias tendrían que haber sido
las razones que tuvo Miguel Grau para dar un adiós definitivo a
su vagabundeo en barcos mercantes, pero no al mar, e ingresar
en la Armada.
Por su parte don Juan Manuel tomó
también una decisión: dejar Paita y Piura y radicarse en Lima
con toda la familia, dejando su puesto en la aduana y el de
Inspector de Educación.