GRAU  El peruano del milenio

Reynaldo Moya Espinosa

Carátula

Grau pionero

Contenido

Prólogo

Capítulo I

Capítulo II

Capítulo III

Capítulo IV

Capítulo V

Capítulo VI

Capítulo VII

Capítulo VIII

Capítulo IX

Capítulo X

Capítulo XI

Capítulo XII

Capítulo XIII

Capítulo XIV

Capítulo XV

Bibliografía

Biografía de R. Moya E.

 

CAPÍTULO III:

GRAU, EL MARINO

2.- La dura lucha en el mar 

Tras una  estadía en Paita que se supone fue breve, viene su tercer embarque que Grau relata del siguiente modo: 

3.- "Tomé plaza en el bergantín «Josefina», su capitán don Manuel Herrera; este buque estuvo haciendo servicio de paquete entre Callao y Panamá conduciendo la valija de Europa y cesó por haberse establecido la línea de vapores".  

La valija llegaba por mar desde Europa y Estados Unidos hasta Panamá y de allí era recogida y traída al Perú. No se sabe que tiempo estuvo en el «Josefina», pero debió ser  también breve. 

El domingo 8  de enero de 1840 arribó al Callao el primer barco a vapor. Los limeños alborotados se volcaron al puerto y cuando vieron al vapor «Perú» y que de la chimenea salía humo negro espeso, creyeron que el barco se había incendiado. Hasta el Presidente Gamarra lo visitó, El barco arribaba procedente de Valparaíso con 40 pasajeros y llevaba la bandera británica, pero su capitán era el norteamericano  Guillermo Wheelwright, que era también un producto del mar y había presenciado siendo niño los experimentos de Fulton en los barcos a vapor. Desde antes de 1835 había estado gestionando autorización para navegar en las costas del Perú, lo que al fin le fue otorgada. En 1838 se formó en Londres la  Pacific Steam Navegation Company alentada por Wheelwright, construyéndose dos vapores, el «Perú» y el «Chile», gemelos, de madera, de 700 toneladas cada uno. El 14 de agosto de 1840 el Presidente Gamarra otorgó a la compañía inglesa el privilegio exclusivo de navegar ( con barcos a vapor) por diez años en las costas del Perú. Los dos vapores hacían el comercio entre Perú y Chile y fue recién en mayo de 1844 cuando hicieron viajes  a Panamá. Se supone que fue poco después que el Gobierno lo contrató para que llevase la valija reemplazando a Herrera, pues los vapores eran mucho  más rápidos que los veleros. 

Un poco  más de dos años estuvo navegando con el capitán Herrera con el que hizo tres viajes y el cual siempre le dispensó consideración y estima. Fue para Grau un sustituto de su padre y un maestro en las enseñanzas de la vida. Podríamos decir que fue providencial esta relación entre dos personas tan dispares en edad y de esa forma el Destino fue tejiendo sus hilos y también  la vida de ese niño predestinado. 

No sabemos que tiempo estuvo en Paita entre el término de su tercer viaje y el cuarto. Bien pudo ser relativamente largo y entonces contaría entre 13 o 14 años. Es posible que entonces estudiara en la Escuela Náutica de Paita porque ya tenía edad para ello. A Grau que tenía 12 años lo imaginamos, persistente en su idea de volver al mar, pero los capitanes de los muchos barcos que llegaban al puerto lo rechazarían por ser muy niño, hasta que hubo uno que lo admitió. Dejemos a Grau contar este hecho: 

4.- "Tomé plaza en Paita en la fragata  norteamericana «Ballenera Oregón», su capitán Teodoro  Winping. Permanecí en este lugar pescando ballenas 22 meses y he tocado en las Marquesas, Sanwich y de Sociedad. Me desembarqué en Paita."

Por lo antes expresado, se puede apreciar que fue un viaje muy largo de casi dos años. En sus  anteriores experiencias había navegado pegado a la costa sudamericana del Océano Pacífico en viajes cortos. En el barco ballenero, recorrió la Oceanía y en especial los archipiélagos de las Marquesas, Sanwich y Sociedad, entregado a las duras, difíciles y alucinantes aventuras de la caza de las ballenas.  Cuando volvió a desembarcar en Paita era ya un jovencito, de amplio tórax, de manos callosas y la piel curtida por el sol de  los trópicos y la sal marina. A Grau no lo hizo titubear cuando se embarcó, el hecho que la mayor parte de la tripulación, era de habla inglesa, y necesariamente tuvo que iniciarse en el aprendizaje de ese idioma  Los ratos que pasaría con su padre y sus hermanos, los imaginamos muy gratos y  relatando los sucesos de su nuevo  viaje. 

Después que la «Ballenera Oregón» lo retornó a Paita, estuvo un tiempo en el puerto y luego tomó la decisión de viajar al Callao para tentar nuevos horizontes.  

La  ballenera “Oregón” desplazaba 334 toneladas y al partir del puerto Fairhaven  (Rode Island); tenía solo 14 tripulantes que aumentó en 10 mas a lo largo de la travesía. Salió de Fairhaven  en junio de 1845 y regresó en 1849, o sea que su recorrido duró 45 meses.

Por Paita pasó en octubre de 1846 para abastecerse y no se sabe como hizo el niño Grau de 12 años para ser admitido en la tripulación. Posiblemente porque ya tenía amplios conocimientos sobre navegación. En el barco ballenero estuvo 22 meses. En la tripulación había norteamericanos, chilenos, malayos. En julio de 1847 la ballenera tras de pasar por Tumbes llegó a Paita el día 27 cuando cumplía años. Grau  desembarcó pero ya no encontró a su familia en Paita y le dijeron que radicaban en Lima.

La información sobre  Grau en la ballenera “Oregón” se debe al  capitán de fragata en retiro, José Ortiz Sotelo, notable historiador. 

Era ese paso, su independización definitiva de la tutela paterna, cuando tenía aproximadamente 15 años. De acuerdo al informe del propio Grau tenemos lo siguiente: 

5.- "Tomé plaza en la fragata «Peruana», su capitán D. Gregorio Espejo, que cargada de guano fue a Inglaterra, pasamos por Burdeos, donde tomando el pabellón francés volví al Callao, tocando en Río de Janeiro"

La fragata parece que era peruana y el viaje se hizo necesariamente por el riesgoso estrecho de Magallanes. Habiendo atravesado el Atlántico por primera vez, llegó al puerto francés de Burdeos y no se sabe por que razón, desistió de seguir  en la fragata «Peruana», y tomó un barco francés, no se sabe si como pasajero o como marinero. Volvió hacer el viaje de retorno por el mismo estrecho y al fin regresó al Callao, al cual convirtió en el centro de sus operaciones, dejando definitivamente Paita. En el Callao hace un nuevo embarque que relata del siguiente modo, usando siempre su lenguaje tan lacónico: 

6.- "Toma plaza en el Callao en el bergantín «Conroy», su capitán D. Guillermo Roveet y fui a Hong Kong, tocando Sándwich y Macao" 

En este viaje, por primera vez Grau llega a las costas de Asía, visitando la colonia inglesa de Hong Kong y la portuguesa de Macao, ambas en territorio Chino. 

Es a partir de su próximo embarque que ya no hace Grau viajes de retorno al Callao, sino que en plena travesía va cambiando de barcos, lo que indudablemente representó mucha audacia en un jovencito. Esto es relatado en la forma siguiente: 

7.- "En Macao tomé plaza a bordo de la fragata «Gresmacul», su capitán John Adam, a San Francisco de California"

Como se puede apreciar, es en Macao donde cambia de barco y entonces llega por primera vez a las costas de Estados Unidos del Pacífico. Tan pronto llega, toma un nuevo barco: 

8.- "En California tomé plaza a bordo de la fragata norteamericana «Cosar», su capitán Bell Cook y fui Shangai y Hong Kong"

9.- "En Hong Kong tomé plaza a bordo de la fragata norteamericana «Wich Craft» y fui a Singapur y regresé a Hong Kong" 

En este viaje Grau, conoció un nuevo e importante puerto de Asia, Singapur que era colonia inglesa. 

10.- "En Hong Kong tomé plaza a bordo de la fragata norteamericana «Stay Hong», su capitán Guillermo Ben y fui a Nueva York y Boston" 

Para salir de Hong Kong y llegar a Nueva York, el barco tuvo que hacer un largo recorrido, navegando por todo el Océano Indico, costeando el África y tras de atravesar el Océano Atlántico, llegar a Nueva York, que era el segundo puerto del mundo después de Londres.  

11.- "En Boston tomé plaza a bordo de la fragata norteamericana «Syoom», su capitán Jim Smith"

Como se dirige a California, el recorrido fue largo. No dice si es que siguió la vía del estrecho de Magallanes, o  la que significaba recorrer los Océanos Atlántico, Indico y Pacífico. 

Sobre el último viaje que tomó, Grau dice lo siguiente: 

12.- "En California tomé plaza a bordo de la fragata norteamericana «Gold and Egel», su capitán Guillermo Robin y llegué al Callao"

Por esa época, California, era un sitio de atracción de todos los aventureros del mundo porque se había descubierto en ella riquísimas minas de oro, produciéndose lo que se llamó fiebre del oro. La bahía estaba repleta de barcos con banderas de muchos países del mundo. También fueron peruanos y el gobierno para amparar sus derechos se vio obligado a enviar al  bergantín de guerra Gamarra. 

Con ese viaje termina su larga aventura en barcos mercantes. Habían transcurrido diez años, pero aún era muy joven, pues sólo tenía 19 años. A fuerza de constancia el niño que se embarcó en Paita cuando todavía no tenía 9 años, se había convertido en un fornido mocetón, con una gran experiencia marina  habiendo escalado los puestos desde un simple grumete hasta piloto. Ni la dureza con que lo había tratado la vida, ni su azarosa existencia en el mar, hicieron de él un hombre rudo y hosco como la generalidad de los marineros que habían sido sus compañeros. El Centro Naval del Perú, en un libro ilustrado titulado «Miguel Grau» que publicó  en abril de 1979, dice entre otras cosas con relación a esas travesías: « hubo de todo en esos viajes, amoríos, juergas y peleas también «; es decir lo que es normal en los marinos cuando tocan puerto y desembarcan. 

Nada dejó  escrito sobre su vida en el mar y de las impresiones que tantas cosas nuevas lo impresionaron. Su lenguaje escrito sumamente breve, ha privado a la posteridad y a todos los peruanos, de la manera como día a día se fue forjando el héroe. 

Hacia bastante tiempo que Grau no veía a su padre y a sus hermanos, por eso hay que suponer que estaría ansioso en volver a reencontrarse con ellos. 

Viajó pues a Paita y tuvo largas pláticas con su padre y con su hermano mayor Enrique Federico que contaba ya con 22 años. Como resultado de esas conversaciones, el hermano se entusiasmó y decidió seguir también la carrera de la marina, pero no en barcos mercantes sino de la Armada Nacional.. Muy serias tendrían que haber sido las razones que tuvo Miguel Grau para dar un adiós definitivo a su vagabundeo en barcos mercantes, pero no al  mar, e ingresar en la Armada.

Por su parte don Juan Manuel tomó también una decisión: dejar Paita y Piura y radicarse en Lima con toda la familia, dejando su puesto en la aduana y el de Inspector de Educación.