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B.- LA CENA PASCUAL (22, 14-38)

En esta perícopa de la cena de Jesús con sus discípulos, Lucas sigue una línea bastante libre con respecto a los otros dos evangelios sinópticos. De manera global vemos las diferencias en unos versículos introductorios a la bendición del pan y de la copa (22,14-18); además pasa el texto de la traición de Judas hasta después de las palabras de bendición (22,21-23)  y lo junta con el testimonio del servicio (22,24-27), la promesa del banquete en el Reino (22,28-30), el anuncio de la traición de Pedro (22,31-34), y el anuncio de su fin (22,35-38). En esto podemos notar que Lucas narra la traición de Pedro durante la cena, mientras que Mateo y Marcos después de la cena (Mt 26, 30-35; Mc 14,26-31).

De manera más específica, Lucas menciona una copa más que los otros dos sinópticos antes de las palabras de bendición (22,17), además agrega las palabras “por vosotros” (22,19b.20c) que Marcos no tiene, mientras Mateo dice “por muchos” (Mt 26,28), y cambia por “Nueva Alianza”(22,20) en lugar de “alianza” (Mc 14,24; Mt 26,28).

Las similitudes con Juan aquí son varias: la actitud de los apóstoles ante el anuncio de la traición de Judas (Lc 22,23; Jn 13,22), un discurso de despedida muy breve (Lc 22,24-38; Jn 14-17), y la costumbre que tenía Jesús de orar en un huerto (Lc  22,39; Jn 18,2).

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1.- La última cena, una cena de carácter pascual

La discusión sobre si la cena de Jesús con sus discípulos fue una cena pascual o no, es larga y sus conclusiones divididas; pero independientemente de esta discusión, lo que queda claro a todos es el carácter  pascual que Jesús dio a dicha cena. En seguida presento los argumentos a favor de su carácter  pascual:

a. Elementos más claros que el texto nos presenta

El cordero de Pascua (22,7), la sala preparada(22,11), dentro de la ciudad (Jerusalén) (22,10), las frases explícitas de Jesús: “Id y preparadnos la Pascua” (22,8), y “Con ansia he deseado comer esta Pascua” (22,15).

b.- La misma fórmula litúrgica primitiva

La celebración de la cena pascual comenzaba después de la puesta del sol y se prolongaba hasta muy entrada la noche; ahora, Mc 14,17 y Mt 26,20 nos dicen que se celebró “al caer la tarde” y   Jn 13,30 que “era de noche”.  También podemos agregar que las palabras de Jesús sobre el ázimo y el vino (22,19-20) en las que explica su significado, parecen encajar perfectamente en el esquema judío que exigía por parte de quien presidía la cena una interpretación de los elementos a consumir.

c.- El relato de la cena

Detalles pequeños como el número reducido de comensales, cuando Jesús gustaba de comer con muchos (Lc 7,36; 11,37; 15,1); el que comieran recostados (Mc 14,18), cuando en las comidas ordinarias se comía sentado; y el que Jesús partiera el pan “mientras estaban comiendo” (Mc 14,22; Mt 26,26) no es normal, pues una comida ordinaria comenzaba con la repartición del pan, pero en la comida pascual no, pues para cuando llegaban al momento de comer el pan ya habían comida las hierbas amargas y una copa de vino[1].

Así, en estos detalles, nos damos cuenta de que la cena de Jesús con sus discípulos no fue una cena ordinaria, sino que gozó de muchos elementos pascuales.

Ahora, junto a estos elementos pascuales, también descubrimos que esta cena  no pudo ser una cena pascual propiamente porque[2]:

a.- El evangelio de Juan es el que aporta los datos más históricos en cuanto a la cronología de la Pasión, y según éste, la muerte de Jesús coincide con el día de la Preparación de la pascua (Jn 19,31.42) por lo que la cena sería un día antes a la fiesta de Pascua (Jn 13,1).

b.- Es impensable que en la gran fiesta pascual pudiesen tener lugar la ida a Getsemaní tanto de Jesús y los suyos (Lc 22,39) como de sus enemigos (Lc 22,47), el portar armas los discípulos (Lc 22,49-50), la reunión del Sanedrín (Mc 14,53-64), la constitución del tribunal (Mc 15,1) y la condena de Jesús (Mc 14,64). Todo esto estaba prohibido en la pascua.

c.- El evangelista san Juan habla de cena (deivpnou) (13,2), término aplicable únicamente a una comida ordinaria, pues la cena pascual sería designada como pavsca, tal como lo hacen los sinópticos (Mc 14,16).

Por lo tanto, lo más seguro es que la última cena se celebró en un contexto inmediato a las fiestas de pascua y que tuvo muchos elementos de una cena pascual, lo que nos permite hablar de un carácter  pascual otorgado por Jesús a esta  última cena con sus discípulos.

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2.- Conciencia de martirio.

Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer. 22,15

Sólo Lucas comienza la cena con sus discípulos con estas palabras de Jesús sobre su padecimiento. Mateo y Marcos introducirán la cena con el anuncio de la traición de Judas, y Juan la mencionará también al inicio pero sin desarrollar el tema. En Mateo y Marcos se podría encontrar una cierta similitud con la conciencia de padecer que Lucas presenta, pues en ambas narraciones Jesús manifiesta su conciencia de ser entregado y tener que partir (Mt 26, 21.24; Mc 14.18.21).  Por lo tanto, como Lucas ha trasladado el anuncio de la traición hasta después de partir el pan y compartir el vino, podría ser esta una manera de seguir a Marcos sin narrar la traición.

La conciencia de padecer por parte de Jesús ha sido tratada por Lucas otras veces en su evangelio cuando anuncia Jesús la necesidad de que el Hijo del hombre sea reprobado, matado y que resucite al tercer día (9,22-44; 12,50; 17,25; 18,31-33). Por otro lado, Jesús había mencionado ya en Jerusalén la parábola de los viñadores homicidas, donde éstos asesinaban al hijo del viñador, haciendo clara alusión a los sumos sacerdotes y escribas que querían asesinarlo (20,9-19). Lucas nos presenta a Jesús consciente de la fuerte posibilidad de su muerte (13,33), le duele mucho que su mensaje sea rechazado y que lo lleve a la muerte, como lo muestra en aquella exclamación: “Jerusalén, Jerusalén!, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados” (13,34), pero él no está dispuesto a cambiar su mensaje para agradar  a los sumos sacerdotes y escribas y así salvar su vida.

Jesús estaba seguro que pronto lo apresarían (22,36-37), pues el rechazo y la cólera de las autoridades judías era patente. Por lo tanto estas palabras en la última cena son muy significativas ya que marcan fuertemente la conciencia con la que Jesús vivió esos momentos. Aunado a esta conciencia de su próximo martirio, encontramos que en Lucas  las comidas con Jesús contenían un fuerte carácter salvífico(5,29-32; 7,36-50; 9,12-19), por lo tanto la conciencia de Jesús esta vez no tenía por qué ser distinta; Jesús se prepara para dar su testimonio más sublime de donación, de fidelidad y de amor entregándose hasta dar la vida. Esta conciencia salvífica con la que Jesús inicia su última cena será la clave de lectura que nos ayudará a comprender la dimensión oblativa de sus palabras y gestos.

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3.-Palabras interpretativas sobre el pan y el vino

Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío. De igual modo, después de cenar, la copa, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros. 22,19-20

La interpretación de este pasaje tropieza con un serio problema textual. La tradición manuscrita del NT se divide en un texto más breve, y uno más largo. El texto más breve se detiene después de la palabra “mi cuerpo” del v. 19a y carece de todo el v. 20. El texto largo incluye los vv. 19b y 20 (con lo que menciona además una segunda copa después del pan). Últimamente se ha venido prefiriendo el texto más largo después de haberse descubierto el Papiro Bodmer XIV[3]. Aquí seguiremos el texto más largo apegándonos a la traducción de la Biblia de Jerusalén.

Los tres sinópticos hablan de la intención vicaria de la copa: Marcos habla de su sangre de la alianza “derramada por muchos” (14,24); Mateo habla de su sangre de la alianza “derramada por muchos para perdón de los pecados” (26,27-28);  Lucas habla de la copa como la Nueva Alianza en su sangre, “que es derramada por vosotros” (22,20).  A esto cabe destacar que Lucas también agrega esta fórmula de donación al pan: “Éste es mi cuerpo que es entregado por  vosotros; haced esto en recuerdo mío” (22, 19). La influencia litúrgica es notoria en el texto lucano al poner en boca de Jesús el que hagan esto en recuerdo de su persona (22,19); por otro lado el título de Nueva a la Alianza (22,20) refleja ya una reflexión postpascual que inserta la última cena en las categorías de la Alianza del Sinaí.

El primer punto que nos sorprende aquí es el hecho de que Jesús haya insertado estas palabras en la oración del pan, y la entrega del vino, pues estos elementos ya habían sido interpretados durante la Haggadá[4], como era costumbre. Pero si así lo hizo Jesús podemos estar seguro que fue para transmitirnos algo importante de su vida y de su mensaje. Estas palabras podríamos dividirlas en dos partes: la comparación del pan y el vino con su cuerpo y sangre; y las palabras oblativas “por vosotros”.

a) La comunión y oblación de Jesús

Jesús ha manifestado a la largo de su vida un deseo de caminar junto con sus discípulos hacia el Reino definitivo de su Padre. Por eso el reúne a los Doce (6,12-16), les da autoridad para expulsar demonios y curar enfermedades (9,1), y les advierte sobre su muerte (18,31-33); de esta manera podríamos ver en estas palabras explicativas de Jesús sobre el pan y el vino la expresión más sublime de comunión. Cuando Jesús compara el pan con su cuerpo y el vino con su sangre podríamos decir que esta implicando toda su existencia, cuerpo y sangre. Jesús quiere entrar en íntima comunión con ellos y esto lo realizará entregando su cuerpo y derramando su sangre; el signo externo de esta comunión es el pan y el vino, pero lo más importante es el acto oblativo que les da significado a estos dos signos: la vida de entrega  por su prójimo llevada hasta el extremo en la muerte que sucederá unas horas después.

b) “Por vosotros”

Jesús no ha vivido para él, toda su vida ha sido una diaconía radical por instaurar el Reino, por realizar la voluntad del Padre, por hacerles presente esta Buena Nueva de la salvación. Por  esto, no es extraño que ahora Jesús les hable que esto lo realizará por ellos (y en ellos toda la humanidad). Estas palabras explicativas referidas tanto al pan como a la copa, “entregada y derramada por vosotros”, nos hace recordar el 4º cántico del siervo en Is 53: “¡Y con todo eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros dolores los que soportaba! Él ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas, Él soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus cardenales hemos sido curados” (Is 53,4-5). Así podemos ver que la salvación alcanzada por el Siervo para su comunidad no es el don de una “víctima sacrificial”, sino el de un hombre que “derrama su sangre”, es decir, da su vida por la comunidad que le está confiada y funda así la nueva alianza de Dios con su pueblo.[5] 

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4.- El testimonio de Jesús

Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve. 22,24-27

Lucas introduce esta perícopa después de narrar la traición de Judas; por la explicación que da en el versículo 24 “Entre ellos hubo también un altercado...”, parece que Lucas quiere hacer patente la incomprensión de los discípulos ante el acto sublime que Jesús acaba de realizar; pero en realidad podemos ver que Lucas utiliza esta altercado para reafirmar el mensaje de Jesús, que sería el punto principal de esta perícopa. En la respuesta de Jesús se vuelve a mencionar el ambiente de una comida, “¿quién es el mayor, el que está a la mesa o el que sirve?”(v.27) y en este contexto Jesús afirma: “Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve”. Parecería que Jesús repitiera la misma idea que quiso trasmitir con el pan y el vino, pero con palabras distintas. Este pasaje de Lucas 22,24-27, lo encontramos de manera muy similar en Mc 10,45, ahí se unen el aspecto de la diaconía de Jesús con su aspecto salvífico o redentor: “el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos”. Pero Lucas parece eliminar el aspecto redentor, por el contexto en el que se menciona, pues este aspecto ha quedado claro en las palabras de la institución eucarística (22,19-20), aunque no deja de resaltar el servicio como algo que no puede separarse de la vida oblativa de Jesús.

Lucas ya había mencionado una disputa parecida después del segundo anuncio de la Pasión (9,44-48), pero en aquella vez dijo: “el más pequeño entre vosotros, ése es mayor”, haciendo referencia a un niño que acababa de presentarles. Esto nos permite ver la intención clara de Lucas de recalcar en ese preciso ambiente de donación, la diaconía permanente que  Jesús había vivido.

En el fondo de estas palabras de Jesús podemos encontrar una clave de interpretación que nos permite dar con la posible matriz de los relatos de la cena de los sinópticos y de Pablo.  El paralelismo es grande, hasta el punto de que las fórmulas de pan y del vino parecen como un doblaje del logion del servicio. ¿No es acaso el “cuerpo entregado” (que Lucas destaca) y la “sangre derramada” (que resaltan las cuatro narraciones) otra forma de expresar la diaconía permanente de Jesús como entrega y oblación de la propia persona (cuerpo) y de la propia vida (sangre)? Así encontramos que la entrega, por parte de Jesús, de su cuerpo y de su sangre no sería sino la culminación de la gran obra diaconal que fue su vida. Oblación redentora y diaconía serían dos realidades inseparables en la vida de Jesús.

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5.- La oración por Pedro. 

“¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos”.  22,31-32

Esta oración que Jesús hace por Pedro para que su fe no desfallezca no es compartido por ningún otro evangelista. Aunque todos mencionan el anuncio de la traición de Pedro (Mt 26,31-35; Mc 14,27-31; Jn 13,36-38), ninguno de ellos menciona ni a Satanás, ni la oración por Pedro de parte de Jesús. También, mientras en los demás evangelios Pedro responde como uno más del grupo de discípulos, aquí parece tener el texto una inclinación a resaltar la figura de Pedro y su misión de confirmar a los demás en la fe.

Pero lo que más nos llama la atención en el sentido salvífico del texto es la oración de intercesión que Jesús realiza por la fe de Pedro. Con esta actitud  por parte de Jesús, percibimos esa preocupación de Jesús por que sus discípulos perseveren en la fe, conozcan bien su misión para que después puedan ser testigos de todo esto (24,49). Así, más adelante, cuando Pedro lo haya negado y Jesús lo volteé a ver (22,61), Pedro comprenderá mejor la preocupación de Jesús por su fe y podrá recuperarse de su caída para dar testimonio de él ante sus hermanos.

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Pbro. Héctor M. Pérez

hmpv@infosel.net.mx  

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I. DATOS GENERALES DE LA OBRA DE LUCAS

II. Análisis de los elementos salvíficos en la Pasión según san Lucas

INTRODUCCION

A.- Contexto inmediato (22, 1-13)

B.- LA CENA PASCUAL l(22, 14 -38)

C.- LA ORACIÓN Y EL PRENDIMIENTO DE JESÚS (22, 39-53)

D.- Las negaciones de Pedro (22,54-62)

E.- El juicio religioso (22, 63 - 71)

F.- El juicio político ( 23, 1 - 25)

G.- Crucifixión, muerte y sepultura de Jesús (23,33-48)

H.-CONCLUSION

 

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Referencias

 

[1] Cf. J. JEREMIAS, La última cena, 42-64

[2] Cf. M. GESTEIRA, La Eucaristía Misterio de comunión, Sígueme, Salamanca, 1992,   67-69

[3] Cf. C. STUHLMUELLER, Comentario bíblico de san Jerónimo III, Cristiandad, Madrid 1972   402

[4] Momento en la liturgia de la cena pascual en la que el jefe de familia explicaba el sentido de los elementos de la cena y la experiencia de liberación de Egipto que se recuerda en ella. Esto sucedía después de tomar la primera copa y antes de comenzar a comer la cena que ya estaba servida.

[5] Existe otra interpretación más apegada al aspecto cultual sobre estas palabras de Jesús realizada por Joachim Jeremías en su libro: La última cena, Palabras de Jesús, Cristiandad, Madrid 1980. Aqui seguimos la interpretación existencial sostenida por la mayoría de los autores.

 

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