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D.-
LAS NEGACIONES DE PEDRO
(22, 54-62) Una vez más
Lucas cambia algunas cosas de la perícopa para transmitir el mensaje
propio de su evangelio. La perícopa sigue a Marcos (Mc 14, 66-72)
y Mateo (Mt 26,69-75)
en los aspectos generales: Pedro es interrogado tres veces
sobre su relación con Jesús, el gallo canta después de la tercera
negación (aunque en Marcos hay dos cantos de gallo, uno después de
la primera negación y otro después de la tercera negación;
probablemente dos narraciones empalmadas), Pedro sale llorando. Juan
(Jn 18,17-18.25-27) coincide también en estas partes, menos en el
llanto de Pedro. Las
diferencias en el evangelio de Lucas se centran en los siguientes
puntos: la perícopa antecede a todo el juicio de Jesús (22,54-62);
las respuestas de Pedro son más ecuánimes (22, 57.58.60) (al igual
que en Juan); y Jesús mira a Pedro después de la tercera negación
(22,61); también el llanto es descrito como amargo (22,62) (al igual
que en Mateo). ****
¿Por qué coloca Lucas la perícopa antes del juicio? Parece esto
indicar que el evangelista quiere dejar claro que quienes condenarán
a Jesús son los Ancianos del pueblo, sumos sacerdotes y escribas
(22,66) y que los discípulos no tuvieron nada que ver en los ultrajes
de Jesús. Pedro y los discípulos[1]
están completamente fuera del grupo que se
opone al Reino que Jesús ha venido a instaurar. Más que un elemento
salvífico, es una forma de lograr dejar más clara la posición de
los discípulos en el desarrollo de la Pasión como personajes en
favor del Reino y no en contra de él. **** Y
el Señor se volvió y miró a Pedro, y recordó Pedro las palabras del
Señor, cuando le dijo: “Antes que cante hoy el gallo, me habrás
negado tres veces”. 22,61 Esta
sección de la perícopa ningún otro evangelista la tiene. En ella
encontramos reflejada por un lado la eficacia de la oración de Jesús;
las palabras dichas a Pedro al predecir su negación se han cumplido:
“...pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú,
cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos”(22,32).
Por otro lado, Lucas vuelve a llamar a Jesús, “el Señor”
(22,61), recalcando esa conciencia y libertad con la que Jesús camina
hacia su Pasión. Por último nos muestra la misericordia de Jesús; él
no puede dejar a su discípulo sufriendo, por eso lo mira para
perdonarlo. Jesús toma la iniciativa, “se
volvió y miró”, y hace que Pedro recuerde sus Palabras. En Lucas
no es el gallo quien hace
recordar a Pedro la predicción de Jesús, sino Jesús mismo. Jesús
mira a Pedro, el verbo es jenevbleyen
, que significa ver intencionadamente, mirar con atención; es decir,
Jesús no ve por “error” a Pedro sólo por que pasaba por ahí; para
Lucas Jesús mira a Pedro y provoca un recuerdo, un arrepentimiento en
él y podríamos ver una confirmación también, si hacemos referencia a
lo que le había dicho en la última cena.
Esta
mensaje de misericordia incondicional lo trata muchas veces Jesús. En
el evangelio de Lucas encontramos varios pasajes exclusivos sobre el
tema: la pecadora pública perdonada (7,36-50), la oveja perdida, la
moneda extraviada y el hijo pródigo (cap. 15), la presencia de Jesús
en casa de Zaqueo (19,1-10), los verdugos de Jesús perdonados (23,34),
el buen ladrón (23,39-43). Por lo tanto no nos extraña que Lucas se
haya tomado la molestia de presentarnos esta escena llena de perdón y
misericordia. Este perdón había sido uno de los signos más claros de que el Reino de Dios se hacía presente, por lo tanto, encontramos aquí una escena salvífica que nos anuncia una vez más la cercanía del Reino. Pbro.
Héctor M. Pérez
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