Sucesos
Milpa
Alta
La defensa del bosque y la tierra comunal
En
junio de 1979 los comuneros, cansados de que unas cuantas familias
lucraran con el patrimonio colectivo, como vender la madera
extraída del monte a la Compañía de Papel
Loreto y Peña Pobre sin rendir cuenta a los propietarios
de los recursos forestales, se movilizaron para desconocer a
la representación comunal y exigir la renuncia del delegado
político.
Raymundo Flores Melo
Uno
de los movimientos sociales que causó mayor impacto en
la conciencia de los habitantes de Milpa Alta fue el de los
Comuneros Organizados. Desde la segunda mitad de los años
70 hasta los 80 del siglo pasado se produjo su gestación
y máximo desarrollo. Esos hombres y mujeres encausaron
y dieron vida permanente a la defensa del bosque y las tierras
comunales de la demarcación. Si bien con altibajos, el
trabajo de los comuneros ha continuado y, por tanto, se hace
necesario llamar a la memoria para evitar el olvido. Hoy, mediante
este artículo, miraremos hacia un episodio del pasado
de la lucha comunal en Milpa Alta.
La
toma de la delegación política significó
una de las acciones más impactantes de ese movimiento,
y fue propiciada por el permanente apoyo del entonces delegado,
Umberto Navarro González (1978-1982) y la complicidad
de los funcionarios de la Secretaría de la Reforma Agraria
con el representante comunal, general Daniel Chícharo
Aguilar, quien, gracias a ese apoyo y al cargo que ostentaba,
vendía la madera extraída del monte a la Compañía
de Papel Loreto y Peña Pobre, sin rendir cuenta a los
propietarios de los recursos forestales, es decir a los milpalteses.
Los comuneros, cansados de que unas cuantas familias lucraran
con el patrimonio colectivo, empezaron a movilizarse para desconocer
a la representación comunal y exigir la renuncia del
delegado político.
Fue
el 12 de junio de 1979 cuando cientos de milpaltenses, pertenecientes
a los nueve pueblos comuneros1, se manifestaron por las calles
para demostrar su inconformidad. Hombres, mujeres, niños,
familias enteras exigieron la salida del delegado que había
sido designado por el entonces Regente de la Ciudad de México,
Carlos Hank González. El lugar de partida fue el número
13 de la Calle Oaxaca en el Barrio de la Concepción;
la marcha fue encabezada, en reconocimiento de la experiencia
acumulada a lo largo de la vida, el Consejo de Respetables integrado
por los ancianos de los pueblos comuneros, entre ellos don Crecenciano
Barquera, de San Pedro Atocpan; el nahuatlato Carlos López
Ávila, presidente del Consejo Supremo Náhuatl,
y don Ángel Patiño, oriundos de Santa Ana Tlacotenco;
don Emiliano Ríos, del Barrio de San Agustín y
don Eligio Castañeda, de San Jerónimo Miacactlán,
entre otros.
En
las mantas fue expresado el animo de la población, por
lo que podía leerse consignas como las siguientes: "El
Consejo de Respetables exige la renuncia de U. Navarro",
"Mejor morir luchando que vivir de rodillas. ¡Venceremos!
", "El pueblo es soberano y las autoridades están
para servirle", "La comunidad milpaltense repudia
a Umberto Navarro", "Los comuneros organizados no
queremos mas represión, queremos solución a nuestros
problemas"; "Los comuneros organizados apoyamos la
reforestación" y "La comunidad de Milpa Alta
en pie de lucha".
La
manifestación enfiló por la Calle Guanajuato hasta
entroncar con la Avenida Yucatán Sur, subió hasta
la altura de la Calle Hidalgo para recibir a los contingentes
comuneros de Santa Ana Tlacotenco y San Lorenzo Tlacoyucan.
Después bajó por la misma calle y tomaron la Avenida
Constitución, dieron vuelta en la Avenida México
para entrar en la explanada delegacional.
El
delegado se encontraba adentro, el reloj marcaba unos minutos
después de las dos de la tarde. El edificio fue sitiado
tanto por granaderos como por los milpaltenses que luchaban
por la defensa de su bosque.
La
tensión creció, los comuneros pidieron la renuncia
del delegado y encomendaron al Consejo de Respetables hablar
con él, por lo que entraron al edificio con el propósito
de dialogar. No hubo solución favorable a su demanda.
Umberto Navarro les dijo que no iba a renunciar pues no lo había
nombrado el pueblo sino el Regente. La comisión salió
por segunda vez para informar lo sucedido a la concurrencia.
Los
comuneros, ante la actitud soberbia del gobernante, decidieron
mantener el plantón y comenzaron con la instalación
de una tienda de campaña, juntaron leña y prendieron
lumbradas y se aprovisionaron de todo lo necesario para prepararse
café y pasar la noche ahí. El ánimo y la
algarabía crecieron, lo mismo que la solidaridad. Todos
cooperaron acarreando troncos, piedras, cazos y otros enseres,
así como pan y café. Pasaron la tarde sin novedad,
únicamente el jefe de la policía en Milpa Alta,
el comandante Vega, trató de interactuar con algunos
comuneros, platicó con ellos de amigable manera. Al caer
la tarde las más de tres mil personas reunidas emprendieron
el regreso a sus casas, en la explanada delegacional quedó
solamente una comisión de aproximadamente 100 personas
de todos los pueblos comuneros.
Durante
la madrugada y en medio de la oscuridad, entre las cuatro y
cinco de la mañana aparecieron de 30 a 40 personas2 con
antorchas, las cuales agredieron y dispersaron a los comuneros
ahí reunidos. La gente y los dirigentes comunales que
luchaban contra el delegado, entre ellos los profesores Aquiles
Vargas Alvarado y Raymundo Flores Aguilar, escaparon por las
calles aledañas. El segundo de ellos se refugió
en casa de un compañero del Barrio de los Ángeles.
Se escucharon balazos. Los granaderos apostados alrededor del
edificio delegacional apoyaron la acción de los antorchistas.
Aparentemente
los comuneros fueron rebasados por las fuerzas represivas del
delegado y del representante comunal; sin embargo, en un par
de horas un grupo más numeroso de milpaltenses reforzó
la toma de la delegación, entre ellos el señor
Juan Pérez, habitante de San Lorenzo Tlacoyucan, y Ramiro
Taboada, de Villa Milpa Alta, quien micrófono en mano
convocó a la resistencia. Los comuneros se reagruparon
y mandaron a otra comisión a entrevistarse con el Regente
y solicitar la destitución del delegado Navarro. En tanto,
las mujeres rezaban en las oficinas del movimiento comunal.
Eran las ocho de la mañana del día 13 de junio.
Había
empezado una temporada inquietante para los habitantes de Milpa
Alta, la delegación más rural del Distrito Federal,
pues a partir de ese entonces, tanto la posición de las
autoridades locales como la del grupo de Daniel Chícharo
y los comuneros organizados se endurecieron, convirtiéndose
en conflictos de mayor envergadura.
Las
fotos que presentamos fueron tomadas por uno de los jóvenes
dirigentes de los Comuneros Organizados, quien se llamó
en vida Gabriel Jiménez Gutiérrez.
_____
Miembro del Consejo de la Crónica de Milpa
Alta y habitante del Barrio de la Concepción.
1
Villa Milpa Alta, San Lorenzo Tlacoyucan, Santa Ana Tlacotenco,
San Juan Tepenahuac, San Francisco Tecoxpa, San Jerónimo
Miacatlán, San Agustín Ohtenco, San Pedro Atocpan
y San Pablo Oztotepec.
2 Más tarde se sabría que la mayoría de
estas personas eran del equipo de Daniel Chícharo Aguilar
y financiadas por el entonces delegado político Umberto
Navarro González y la Compañía papelera
Loreto y Peña Pobre que se encontraba en la delegación
Tlalpan.
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