GRAU  El peruano del milenio

Reynaldo Moya Espinosa

Carátula

Contenido

Prólogo

Capítulo I

Capítulo II

Capítulo III

Capítulo IV

Capítulo V

Capítulo VI

Capítulo VII

Capítulo VIII

Capítulo IX

Capítulo X

Capítulo XI

Capítulo XII

Capítulo XIII

Capítulo XIV

Capítulo XV

Bibliografía

Biografía de R. Moya E.

 

CAPÍTULO XI:

HONOR Y GLORIA

01.- El “Huáscar” no se rindió

02.- La primera tumba

03.- Después de Angamos

04.- Como recibió Prado la noticia

05.- La colecta para nuevo barco

06.- El infortunio y la gloria

07.- Hombre de honor

08.- La tripulación heroica

09.- La corbeta “Unión” y el 8 de octubre

10.- Como informaron los diarios

11.- Otros reconocimientos y brindis por Grau

12.- El “Huáscar” en poder de Chile

13.- Piérola desconoce méritos de Grau

14.- Viuda de Grau recibe espada de Europa

15.- La muerte del coronel Gómez

16.- Colecta para reemplazar al Huáscar

 

15.- La muerte del coronel Gómez 

El coronel Manuel María Gómez, era un caballero trujillano, casado con Dolores Grau Seminario, la hermana mayor del contralmirante Grau, quien lo estimaba mucho. Al estallar la guerra, el coronel Gómez se encontraba en situación de retiro, pero cuando en enero de 1881 el enemigo se acercó a Lima, de inmediato se enroló en las fuerzas que defendían a la ciudad. Como puesto de combate se le asignó el reducto Nº 2. 

La defensa de Lima tuvo como primera línea de combate a San Juan donde el día 13 se libró una primera acción de armas, y la segunda y última línea de defensa estaba ubicada en Miraflores, donde se habían construido siete reductos. Entre reducto y reducto, fueron ubicados soldados que pertenecieron al ejército regular 

En el extremo derecho, apoyándose en el acantilado, había una fuerza de 320 soldados. Luego venía el Reducto Nº 1  al mando de don Manuel Lecca que actuaba como coronel.. A continuación venía una División de Ejército al mando del coronel Andrés Avelino Cáceres, que estaba compuesta entre otros cuerpos, por  el Batallón Guarnición de la Marina, al mando del capitán de navío Juan Fanning, También estaban allí, los restos del Batallón Piura, sobrevivientes de la batalla de San Juan. Venía luego el Reducto Nº 2, junto a la línea del tren Lima-Chorrillos, que era defendido por el Batallón de Reserva  Nª  4, de  300  hombres  que  estaban  al  mando  del  coronel  Ramón  Ribeyro. Después  se encontraba ubicada la División del Centro al mando del coronel Belisario Suárez y a continuación  estaba el Reducto Nª 3 defendido por 280 al mando del abogado, improvisado coronel, Narciso Colina.. Luego venían otros cuatro reductos más y otras fuerzas y al extremo izquierdo la reserva de 4.000 hombres al mando del coronel Juan M. Echenique. 

El coronel Ramón Ribeyro, era en realidad un abogado, y magistrado que se desempeñaba como profesor en la Universidad de San Marcos y había sido años antes Vicepresidente de la Cámara de Diputados.. El Batallón de Reserva Nº 4 que defendía el Reducto Nº 2 estaba constituido por estudiantes, abogados, magistrados, periodistas, profesores, comerciantes y empleados. Allá fue enviado el coronel Gómez y era uno de los pocos que tenían formación militar. 

Después de la Batalla de San Juan que se realizó el día 13 de enero de 1881 gran parte de los restos del ejército peruano fueron a engrosar las defensas de Miraflores. Los chilenos saquearon e incendiaron los balnearios de Chorrillos y de Barranco. Posteriormente se pactó una tregua que debía de vencer a las 12 de la noche del día 15.. Al medio día los ejércitos chilenos principiaron a tomar posiciones de batalla y avanzaron  ¼ de milla, poniéndose en algunos casos a unos pocos centenares de metros de las líneas defensivas peruanas. Ante el peligro que eso significaba, un nervioso combatiente peruano del Batallón Nº 4, sin tener orden superior hizo un disparo y eso motivó que la lucha se generalizara. Eran las 2 y 15 de la tarde. 

El peso de toda la batalla la sufrieron los Reductos Nº 1, 2 y 3 y las tropas de Cáceres y Suárez. A las 4 de la tarde, Cáceres y sus fuerzas no sólo habían logrado rechazar a la división Lagos de Chile, sino que tomaron la ofensiva. Los marinos del Batallón Guarnición de la Marina  se lanzaron con ardor contra los chilenos a los gritos de ¡Venganza a Grau!. La reserva peruana que debió apoyar este movimiento no lo hizo, cuando la victoria estuvo al alcance de nuestras manos y más bien permitió que otras fuerzas chilenas fueran en ayuda de la tropa de Lagos, con lo cual restablecieron la situación  y pudieron reiniciar el ataque y romper la línea peruana por el sitio que defendía el coronel Suárez, con lo cual el Reducto Nº 2 quedó flanqueado por los chilenos. 

El comportamiento del Batallón Nº 4 fue heroico. A las 6 de la tarde eran los únicos que luchaban, y sólo quedaban unos pocos. Fue entonces, que el coronel Ribeyro, dispuso la retirada, pero el coronel Gómez que estaba herido y el guardiamarina Moreno, con unos pocos, decidieron quedarse para cubrir la retirada de los demás. Allí murió el coronel Gómez, mientras que el coronel Ribeyro a las 7 y 30 de la noche llegaba a la plaza de Armas de Lima, con 64 soldados-ciudadanos sobrevivientes en perfecta formación, para pedir órdenes al supremo gobierno, pero encontró a palacio completamente vacío por lo cual licenció a sus hombres.

Después de la batalla, los almirantes de flotas de guerra ancladas en el Callao de Inglaterra, Francia, Italia y del Imperio Alemán, representados todos por el almirante francés Bergasse, du Petit Thouars, exigieron al jefe chileno general Manuel Baquedano, respetar Lima y no se repitieran los saqueos e incendios de Chorrillos y Barranco. 

Los chilenos recién entraron a Lima el día 17 a las 4,40 de la tarde, con una división que avanzó en perfecta formación hasta palacio de gobierno del cual se posesionó. El día 16 muy de mañana, doña Dolores Grau, ya Vda. de Gómez, vistiendo riguroso luto, se dirigió hacia el lugar donde había  estado ubicado el Reducto Nª 2 en compañía del fiel criado asiático Francisco, que conducía una carreta arrastrada por un caballo. Los centinelas chilenos trataron de impedir que avanzara, pero al saber que se trataba de la hermana del contralmirante Grau, le dieron toda clase de facilidades.