15.- La muerte del coronel Gómez
El coronel Manuel María
Gómez, era un caballero trujillano, casado con Dolores Grau
Seminario, la hermana mayor del contralmirante Grau, quien
lo estimaba mucho. Al estallar la guerra, el coronel Gómez
se encontraba en situación de retiro, pero cuando en enero
de 1881 el enemigo se acercó a Lima, de inmediato se enroló
en las fuerzas que defendían a la ciudad. Como puesto de
combate se le asignó el reducto Nº 2.
La defensa de Lima tuvo como
primera línea de combate a San Juan donde el día 13 se libró
una primera acción de armas, y la segunda y última línea de
defensa estaba ubicada
en Miraflores, donde se habían
construido siete reductos. Entre reducto y reducto, fueron
ubicados soldados que pertenecieron al ejército regular
En el extremo derecho,
apoyándose en el acantilado, había una fuerza de 320
soldados. Luego venía el Reducto Nº 1 al mando de don
Manuel Lecca que actuaba como coronel.. A continuación venía
una División de Ejército al mando del coronel Andrés Avelino
Cáceres, que estaba compuesta entre otros cuerpos, por el
Batallón Guarnición de la Marina, al mando del capitán de
navío Juan Fanning, También estaban allí, los restos del
Batallón Piura, sobrevivientes de la batalla de San Juan.
Venía luego el Reducto Nº 2, junto a la línea del tren
Lima-Chorrillos, que era defendido por el Batallón de
Reserva Nª 4, de 300 hombres que estaban al mando
del coronel Ramón Ribeyro. Después se encontraba ubicada
la División del Centro al mando del coronel Belisario Suárez
y a continuación estaba el Reducto Nª 3 defendido por 280
al mando del abogado, improvisado coronel, Narciso Colina..
Luego venían otros cuatro reductos más y otras fuerzas y al
extremo izquierdo la reserva de 4.000 hombres al mando del
coronel Juan M. Echenique.
El coronel Ramón Ribeyro,
era en realidad un abogado, y magistrado que se desempeñaba
como profesor en la Universidad de San Marcos y había sido
años antes Vicepresidente de la Cámara de Diputados.. El
Batallón de Reserva Nº 4 que defendía el Reducto Nº 2 estaba
constituido por estudiantes, abogados, magistrados,
periodistas, profesores, comerciantes y empleados. Allá fue
enviado el coronel Gómez y era uno de los pocos que tenían
formación militar.
Después de la Batalla de
San Juan que se realizó el día 13 de enero de 1881 gran
parte de los restos del ejército peruano fueron a engrosar
las defensas de Miraflores. Los chilenos saquearon e
incendiaron los balnearios de Chorrillos y de Barranco.
Posteriormente se pactó una tregua que debía de vencer a las
12 de la noche del día 15.. Al medio día los ejércitos
chilenos principiaron a tomar posiciones de batalla y
avanzaron ¼ de milla, poniéndose en algunos casos a unos
pocos centenares de metros de las líneas defensivas
peruanas. Ante el peligro que eso significaba, un nervioso
combatiente peruano del Batallón Nº 4, sin tener orden
superior hizo un disparo y eso motivó que la lucha se
generalizara. Eran las 2 y 15 de la tarde.
El peso de toda la
batalla la sufrieron los Reductos Nº 1, 2 y 3 y las tropas
de Cáceres y Suárez. A las 4 de la tarde, Cáceres y sus
fuerzas no sólo habían logrado rechazar a la división Lagos
de Chile, sino que tomaron la ofensiva. Los marinos del
Batallón Guarnición de la Marina se lanzaron con ardor
contra los chilenos a los gritos de ¡Venganza a Grau!. La
reserva peruana que debió apoyar este movimiento no lo hizo,
cuando la victoria estuvo al alcance de nuestras manos y más
bien permitió que otras fuerzas chilenas fueran en ayuda de
la tropa de Lagos, con lo cual restablecieron la situación
y pudieron reiniciar el ataque y romper la línea peruana por
el sitio que defendía el coronel Suárez, con lo cual el
Reducto Nº 2 quedó flanqueado por los chilenos.
El comportamiento del
Batallón Nº 4 fue heroico. A las 6 de la tarde eran los
únicos que luchaban, y sólo quedaban unos pocos. Fue
entonces, que el coronel Ribeyro, dispuso la retirada, pero
el coronel Gómez que estaba herido y el guardiamarina
Moreno, con unos pocos, decidieron quedarse para cubrir la
retirada de los demás. Allí murió el coronel Gómez, mientras
que el coronel Ribeyro a las 7 y 30 de la noche llegaba a la
plaza de Armas de Lima, con 64 soldados-ciudadanos
sobrevivientes en perfecta formación, para pedir órdenes al
supremo gobierno, pero encontró a palacio completamente
vacío por lo cual licenció a sus hombres.
Después de la batalla,
los almirantes de flotas de guerra ancladas en el Callao de
Inglaterra, Francia, Italia y del Imperio Alemán,
representados todos por el almirante francés Bergasse, du
Petit Thouars, exigieron al jefe chileno general Manuel Baquedano, respetar Lima y no se repitieran los saqueos e
incendios de Chorrillos y Barranco.
Los chilenos recién
entraron a Lima el día 17 a las 4,40 de la tarde, con una
división que avanzó en perfecta formación hasta palacio de
gobierno del cual se posesionó. El día 16 muy de mañana,
doña Dolores Grau, ya Vda. de Gómez, vistiendo riguroso
luto, se dirigió hacia el lugar donde había estado ubicado
el Reducto Nª 2 en compañía del fiel criado asiático
Francisco, que conducía una carreta arrastrada por un
caballo. Los centinelas chilenos trataron de impedir que
avanzara, pero al saber que se trataba de la hermana del
contralmirante Grau, le dieron toda clase de facilidades.