4.- Como recibió Prado la noticia
Mientras tanto, el Presidente
Mariano Ignacio Prado Director General de la Guerra se
encontraba atareadísimo en Arica. La forma como recibió la
noticia de la muerte de Grau y la pérdida del “Huáscar” , la
da a conocer en “1879”, Guillermo Thorndike, de esta
manera:
El capitán Yessup, echó una mirada al
trozo de papel que le llevaba el telegrafista. Murmura una
ácida maldición y a grandes trancadas atraviesa el patio
donde resoplan ensillados caballos. Desapareció por un
amplio pasadizo cubierto de baldosas. Antes de entrar a la
Secretaría del general Prado, golpeó la puerta con los
nudillos. ¿ Qué desea capitán? Al influyente Mariano
Álvarez, Secretario del Supremo Director de la Guerra, le
fastidió la interrupción. Yessup se limitó a decirle: Un
telegrama urgente doctor. Alvarez, compuso sus
espejuelos y leyó mientras
Yessup permanecía de pie, frente al escritorio cubierto de
documentos. ¿Cuándo llegó? -Hace cinco minutos.
Al general Prado lo
mortificaba en esos momentos una violenta jaqueca. Dos veces
cambió de médico sin que nadie pudiese curarlo del insomnio.
Llevaba en la cabeza todas las órdenes, todos los
movimientos de las fuerzas a su mando. Dicta cartas,
instrucciones sin pausa. Amontona víveres, agua, municiones
en escondites a lo largo del desierto de Tamarugal. Si no
confiara en el Vicepresidente La Puerta, a ratos podría
sentirse abandonado por el Gobierno de Lima. Ni los
pertrechos llegan en la cantidad solicitada, ni se consigue
reunir fondos para adquisiciones importantes en Europa. El
ojeroso Supremo Director, sonrió amargamente al Secretario.
-Entre Mariano ¿qué me trae de nuevo?-. Álvarez le extendió
el telegrama. El General de División Mariano Ignacio Prado,
héroe del 2 de Mayo, jefe supremo de los ejércitos aliados
del Perú y Bolivia y dos veces presidente de la República,
leyó el mensaje como si se le atascara por los ojos. Su
Secretario lo vio tambalearse en busca de la terraza. Gruñó
horriblemente y se agarró la cabeza con las manos, como si
fuera a explotar. Después cayó fulminado por una congestión
cerebral.
La forma como Lima recibió la
noticia de la muerte de Grau, la narra Mariano Paz Soldán en
“Guerra de Chile contra el Perú y Bolivia”, de la siguiente
manera:
Así perdió el Perú al mismo
tiempo la única nave que podía detener la marcha del enemigo
sobre el territorio de la patria, y al hombre de mar que con
tanta gloria como hidalguía había sostenido la causa de la
nación y los fueros de la humanidad. No obstante, este
pueblo recogiéndose dentro de sí mismo, y comprimiendo su
hondo dolor, en vez de entregarse a los furores de la
desesperación y ofrecer el triste espectáculo de su
desbordamiento, como tan frecuentemente sucedía en Chile,
sobrellevó su desgracia con aquella estoica resignación
propia sólo de los espíritus superiores, y con aquella
imponente majestad, que rebela la firmeza de las
resoluciones en los propios, a la vez que infunde respeto a
los extraños.
La pensión para la viuda
El historiador piurano Juan
Paz Velásquez se ha ocupado del pedido que se presentó en el
Congreso el 25 de octubre por la representación piurana,
para que se otorgase una pensión a la viuda e hijos del
almirante y otros beneficios a los demás tripulantes del «Huáscar».
El pueblo en todas sus
clases, el Congreso y el Gobierno, se disputaban a porfía,
el deber de manifestar su gratitud al héroe que entregó su
vida en holocausto, para salvar el honor del pabellón
nacional. A la viuda del ilustre marino, se le señaló una
renta fija, sin perjuicio de obsequiarle una espléndida
casa (lo que no sabemos si es que se llevaría a cabo) La
renta debía producirle lo bastante para la educación de
sus hijos, que algún día imitarían el ejemplo que les legara
su padre.
La ley fue aprobada el 28 y
de inmediato promulgada. Tenía 13 artículos y se le
reconocía a los deudos de Grau una pensión equivalente al
sueldo íntegro que tenía el Contralmirante. La ley fue
firmada por el 1er vicepresidente de la Cámara de Diputados
el huancabambino Dr. Ricardo Wenceslao Espinosa y por el
Secretario, el abogado piurano Dr. Víctor Eguiguren
En el artículo 1º. Se concede
a la viuda e hijos de Grau una pensión equivalente al sueldo
que tenía el Contralmirante.
Se disponía en el artículo
2º, que “a las familias de los demás jefes, oficiales,
guarnición y tripulantes que hayan muerto en el monitor «Huáscar»,
así como los aspirantes, se les concede por montepío, el
sueldo íntegro de la clase superior inmediata,
considerándose como tal para éstos últimos a los de alferez
de fragata”.
A las viudas e hijos de los
maquinistas, en su mayoría ingleses, se les concedía como
montepío el sueldo integro del haber que les había
correspondido de acuerdo a ley.
Se dispone en el artículo
4º, habrá una nave a la que se dará el nombre de
"Contralmirante Grau" y ante ella pasarán revista como
presentes, todos los que perecieron, contestándose por el
jefe más caracterizado: “muerto en defensa de la Patria y
vivo en la mansión de los héroes”
En el artículo 10º de la ley
se dispone que la educación profesional de los hijos de Grau
y de los demás que fallecieron en Angamos, será costeada por
el Estado
Se disponía también en la
ley, que “el Ejecutivo hará que se practiquen las
diligencias convenientes al efecto de recoger los restos del
contralmirante Grau y los de los demás jefes, oficiales y
tripulantes, y una vez trasladados a la capital, serán
depositados en Mausoleo costeado por la Nación”
Se disponía así mismo “que en
el lugar más público de la capital, se erigiría un monumento
a Grau, en cuya parte superior se colocará la estatua del
contralmirante Grau, con la siguiente inscripción: “La
República del Perú, a su más heroico y abnegado defensor,
Miguel Grau” y en la base se inscribirán los hechos
gloriosos que se hayan realizado, lo mismo que los nombres
de los demás jefes, oficiales tripulantes y guarnición del
«Huáscar». Las dimensiones y demás particularidades del
monumento y de la estatua, serán determinadas por el Poder
Ejecutivo”
A los sobrevivientes, se les
otorgó una medalla en gratificación por su valiente
intervención patriótica el 8 de octubre de 1879, y además el
ascenso efectivo a la clase inmediata superior y a los
aspirantes a la clase de alférez de fragata.
También se consideró en los
beneficios al personal de sanidad y de administración. A los
que por efecto de las heridas quedaron inválidos, se les
otorgó un pensión de por vida, de la clase inmediata
superior.
A los tripulantes y miembros
de la guarnición del «Huáscar», aún que no hubieran
resultado heridos, recibieron tres sueldos extraordinarios y
una bonificación permanen- te del 25 % sobre su sueldo.
En Lima, a consecuencia del
desastre de Angamos, se vivía una aguda tensión política, con
la renuncia del gabinete y la negativa del revolucionario Piérola a integrar el nuevo ministerio. Con todo el vice-presidente
general La Puerta, encargado de la presidencia y el ministro
de Guerra general Manuel Gonzáles La Cotera, de Ayabaca,
promulgaron la Ley.
Pero la derrota sumió al Perú
en el caos y la pobreza y los héroes sobrevivientes tuvieron
que enfrentar la miseria.