13.- Piérola desconoce méritos de Grau
El 21 de diciembre de 1879, aprovechando
Nicolás de Piérola el viaje del Presidente Mariano Ignacio
Prado a Estados Unidos, para comprar barcos, se apoderó del
Gobierno y se declaró Dictador.
Piérola era un empecinado
complotador que desde hacían diez años no había omitido
recurso alguno para apoderarse de la Presidencia de la
República. Para combatir una de sus revoluciones se tuvieron
que emplear los fondos destinados a comprar dos blindados,
que de haber sido adquiridos, Chile no se hubiera atrevido a
declararnos la guerra. Grau que era un empecinado defensor
de la Justicia y de la Constitución, se le tuvo que oponer
constantemente el campo de batalla y en la actividad
política desde el Congreso, cuando el héroe fue diputado.
Piérola como nuevo
gobernante descuidó totalmente la atención del Ejército del
Sur, y no autorizó al ejército que había en Arequipa, a
unirse a las fuerzas de Montero; de tal manera que cuando se
dio el 26 de mayo de 1880, la Batalla del Alto de la
Alianza, los ejércitos aliados de Perú y Bolivia fueron
derrotados.
El viernes 28 de mayo de
1880, Piérola creó La Legión del Mérito, mediante un Decreto
Supremo, que fue firmado por él y por su Secretario de
Marina y Guerra Manuel Villar. Disponía también que se
abriese el Gran Libro de la República, y que en su primera
página se inscribiera el combate de Pacocha, ocurrido en
mayo de 1877 cuando Piérola tras de rebelarse y apoderarse
del «Huáscar», fue declarado pirata por el Gobierno Peruano
y se enfrentó a dos buques de guerra ingleses en Pacocha.
Esto como es fácil imaginar, era un exceso de jactancia y
presunción, muy comunes en el Dictador.. Se instituyó la
Cruz de Acero de Primera Clase de la Legión, para quienes se
hubiesen hecho notar por acciones eminentes de valor o
pericia militar, en mar o en tierra. La Cruz de Acero de
Segunda Clase, se otorgaba al mérito distinguido
individual y la Tercera Clase, al mérito distinguido obrado
colectivamente. Acompañaba a la Cruz de Primera Clase, una
pensión mensual vitalicia de quinientos Incas, nueva moneda
de Piérola, que aún no se había acuñado por que no había
oro. Sólo cinco peruanos podían por el momento disfrutar de
esa máxima condecoración. A los de Segunda Clase se les
otorgaba además, una pensión mensual de doscientos Incas,
y se limitaban a cincuenta los condecorados. Para los
premiados con Cruz de Tercera Clase, la pensión sería de
cincuenta Incas, y no había límite para el número de
condecoraciones a otorgar.
Se creaba, además, el
Gran Consejo de la Legión al Mérito, encargado de llevar el
Gran Libro de la República. En el Libro se anotarían los
hechos heroicos y notables así como el nombre de sus
protagonistas. El 28 de julio de cada año, debía ser leído,
las copias del contenido del libro y los escolares debían de
aprenderlo de memoria.
Por el combate de Angamos,
se otorgaron cruces de Primera Clase al capitán de corbeta
Elías Aguirre y al teniente 2ª Enrique Palacios. Se otorgó
Cruz de Segunda Clase al contralmirante Miguel Grau y de
Tercera Clase al Jefe de Estado Mayor Melitón Carvajal.
Al coronel Isaac
Recavaren, se le otorgó Cruz de tercera Clase, así como al
comandante Villavicencio, de la corbeta « La Unión», lo
mismo que a sus oficiales y tripulantes, que habían roto el
bloqueo de Arica y realizado otras valerosas acciones.
Al teniente 2ª José
Gálvez se le otorgó Cruz de Segunda, como a Grau y a su
ayudante Ugarte la Cruz de Tercera. El 24 de mayo, es
decir, días antes Gálvez al mando de la lancha torpedera
“Independencia” hizo volar su lancha, junto con la
“Janequeo” lancha torpedera chilena de mayor calado. Como
consecuencia resultó Gálvez con muy graves quemaduras siendo
hecho prisionero por otro barco chileno, mientras que Ugarte
pereció.
En la fundamentación para
dar la Cruz de Primera se consideró a Palacios, como el
comandante del Huáscar después de Aguirre lo que no
correspondía a la realidad. Por ignorancia, o con
intencionalidad no se consideraron condecoraciones para
Ferré, Melitón Rodríguez y Pedro Gárezon. Debemos decir, en
honor a la verdad, que Enrique Palacios, tuvo un
comportamiento heroico, hasta el estoicismo.
Cuando el mencionado
Decreto Supremo fue publicado, se levantó una general ola de
indignación por la postergación que se hacía de Grau y el
olvido de varios de sus heroicos oficiales. Todo por
innobles sentimientos de revancha de Piérola. Pero el
escándalo fue mayor cuando el día siguiente, el 29 de Mayo
fue declaró feriado nacional en recuerdo del combate de
Pacocha ocurrido en 1877. También se mandaron a fundir dos
modelos de medallones, que se repartieron, En uno figuraba
Piérola con uniforme de mariscal y con la banda
presidencial. En el otro medallón aparecía el rostro del
capitán de navío Germán Astete que fue el que mandaba al «Huáscar»
en Pacocha. Es decir que una fracasada intentona de armas,
se elevaba a la categoría de gran efemérides nacional. Con
ocasión de la fecha se realizaron grandes festejos en Lima y
ciudades importantes del país. Por la noche, Piérola brindó
una suntuosa cena a 99 personas en el hotel Francia, que con
Piérola eran 100. Afuera, en la plaza de Armas, retreta,
fuegos artificiales y otros festejos. Es decir, circo para
el pueblo.
La gente sensata casi no
tuvo tiempo para indignarse, porque el 29 ya llegaron a
Lima los primeros rumores de que habíamos sido derrotados en
el Alto del Alianza. Luego muy rápidamente se conoció que
en esa batalla, habían sido aniquilados los ejércitos
regulares de Perú y Bolivia. Al amanecer del día 30, cuando
aún los efectos de la bebida no habían desaparecido en los
100, los barcos chilenos que bloqueaban el Callao,
dispararon 21 cañonazos, celebrando el triunfo del Alto de
la Alianza y la toma de Tacna. Después vendría, la Batalla
de Arica.