GRAU  El peruano del milenio

Reynaldo Moya Espinosa

Carátula

Contenido

Prólogo

Capítulo I

Capítulo II

Capítulo III

Capítulo IV

Capítulo V

Capítulo VI

Capítulo VII

Capítulo VIII

Capítulo IX

Capítulo X

Capítulo XI

Capítulo XII

Capítulo XIII

Capítulo XIV

Capítulo XV

Bibliografía

Biografía de R. Moya E.

 

CAPÍTULO V:

GRAU EN EL "HUÁSCAR"

1.- La vuelta al servicio

2.- Grau y el puerto Salaverry

3.- El contrato Dreyfus

4.- La rebelión de los Gutiérrez

5.-Tratado secreto con Bolivia

6.- Muere la madre de Grau

7.- La rebelión de Piérola

8.- Diputado por Paita

9.- La memoria del 2 de Enero de 1878

10.-La casa de Grau en Lima

11.- Grau en 1879 buscaba petróleo

12.- Grau dice ser hijo de Paita

 

6.- Muere la Madre de Grau 

Hacía bastante tiempo que doña Luisa Seminario Del Castillo de Díaz vivía en Lima. A fines de 1873 sintiéndose bastante mal de salud decidió hacer su testamento, el cual fue redactado en la forma siguiente: 

“En Lima, a las cuatro de la tarde del día cinco de diciembre de mil ochocientos setenta y tres  me constituí en la casa número sesenta y cinco de la calle  del Quemado a donde fui llamado para hacer el testamento de la señora doña  Luisa Seminario, que se hallaba algo enferma pero levantada y en el pleno ejercicio de sus facultades intelectuales según la conocen que con ella han tratado y estando presentes como testigos, llamados por ella misma, don  Isaac Meyer, don Manuel Morote y don Louis Scoklaske, vecinos de esta capital, mayores de edad, procedió en presencia de ellos a otorgar su expresado testamento en la forma siguiente: Declara que es de edad sesenta y tres años, natural de Piura, hija legítima de don Fernando Seminario y de doña María Joaquín del Castillo son padres ya finados que de Dios gocen. Declara que es cristiana, católica apostólica, romana, bajo de cuya  fe y creencias ha vivido y protesta vivir y morir. Manda a la nueva restauración, lo dispuesto por ley y para (ilegible) de la vez. Declaró que fue casada con don Pío Díaz de cuyo matrimonio tuvo tres hijos, de los cuales viven nombrados don Roberto y don Emilio Díaz y la tercera que falleció casada, pero sin sucesión, nombrada Balbina, los declaró a los dos por sus legítimos hijos y del expresado marido. Declara que no tiene hijos naturales de ninguna clase. Declara por sus bienes los siguientes, treinta y un mil pesos en dinero en poder de su hijo don Emilio Díaz a intereses según documento. Dos mil pesos en poder de don Alfredo Mendiola. Una casa en Piura, valor seis mil  pesos más o menos. Cinco mil pesos en vales de la nueva deuda consolidada. Tres mil pesos en el Empréstito Nacional Dreyffus, Mil pesos en acciones en el Dique del Callao. quinientos treinta y ocho pesos en poder de don Fernando Salas por principal e intereses. Trescientos pesos en poder de doña Vicenta Navarrete, según pagaré y cien  pesos en poder de Peta Fascoli. Finalmente ocho mil pesos en dinero efectivo, cuyos ocho mil pesos los lega a la señora doña Joaquín Díaz para que se los entreguen, luego que esté expedita, pues por ahora  aunque tiene treinta años de edad  se halla enferma e incapaz de manejarlos y en caso que muera en ese estado, los ocho mil pesos pasarán a sus herederos legales, que son mis indicados hijos y si se casa se le entregarán para que disponga de ellos como quiera. Declara que lega a las personas siguientes, las cantidades que a cada una señala. A doña Ana Grau, tres mil pesos, a doña Dolores Grau dos mil quinientos pesos, a doña Mercedes Elizalde dos mil quinientos pesos, a su nieta  doña Corina Díaz mil pesos. Cien pesos a Marina Pintado, cincuenta pesos a  Ángela Ruesta y cincuenta pesos para pobres. Nombra de albaceas a sus dos legítimos hijos, Don Roberto y don Emilio Díaz, confiándoles el poder  necesario para el desempeño de estos cargos, nombrándolos también guardadores de doña Joaquina  Díaz, dándoles las facultades que la ley acuerda para el desempeño del cargo. Que el remanente de su bienes, acciones y futuras adiciones............. .................a sus legítimos hijos  Don Roberto y don Emilio Díaz, para lo que así sea lo gocen  por iguales partes con la  bendición de Dios y de la otorgante. Revoca otro cualquiera testamento que antes que éste haya otorgado, para que ninguno valga sobre el presente. 

Yo, el escribano declaro que las presentes cláusulas han sido dictadas por las testadora y escritas de mi puño y letra en presencia de los testigos....................... certificando todo el testamento, habiéndolo leído los señores designados por ella, la que firmó con dichos testigos, de que también doy fe. Están conformes sus indicados hijos, vale.” 

Firmaron como testigos, Manuel Morote, Isaac Meyer, Louis Sokolaske y el escribano Félix Sotomayor. 

Doña Luisa murió casi cuatro meses más tarde, habiendo sido asentada su partida de defunción en la parroquia del Sagrario en el libro de defunciones N° 19 de 1872-77 folio 177, con el tenor siguiente:  

 “En la ciudad de Lima en veinte y dos de marzo de mil ochocientos setenta y cuatro. En la iglesia del convento de la Merced sé excequió con cruz alta el cadáver de doña Luisa Seminario, natural de Piura, viuda, deja dos hijos, testó ante el escribano público Sotomayor. Falleció, de cáncer a la edad de sesenta y tres años y dicho cadáver fue conducido al cementerio general, de que certifico (firma) José Santos Chávez, cura rector.”  

En “El Victorial” de Miguel Grau, de la historiadora Ella Dunbar Temple se ha ocupado de  los funerales de doña Luisa. Dice que las exequias se celebraron en la iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes  a las 7.30 del día 22 habiéndose publicado en el periódico limeño “Patria” la invitación suscrita por sus hijos Roberto y Emilio y su sobrino Fernando Vega. El agradecimiento se hizo el  lunes 23 de marzo en “El Comercio” y otros diarios. Los restos fueron inhumados en el Cementerio Presbítero Maestro, en el Cuartel San Pedro Nolasco, Nicho 106-D.- En la lápida de mármol con la luna actualmente rota (1999), está escrito el siguiente epitafio: “Luisa Seminario de Díaz. Falleció el 22 de marzo de 1874” 

Como se puede observar, al manifestar en su testamento de diciembre de 1873   tener 63 años, lo que hace suponer que nació en 1810. 

Como lo había hecho toda la vida, siguió negando la existencia de los hijos naturales Grau Seminario y Elizalde Seminario y ni siquiera considera a Joaquina, la última de sus hijas tenida en su legitimo esposo el capitán Pío Díaz cuando éste retornó de Colombia a Piura. El testamento prueba que doña Luisa era una persona muy rica, tanto es así que había prestado a su hijo Emilio, nada menos que 30.000 pesos lo que era una verdadera fortuna. A sus dos hijas Grau Seminario y a Mercedes Elizalde, no las reconoce como hijas, pero les deja legados. El capitán de navío y comandante del “Huáscar” de entonces, no es mencionado. Su hijo Enrique, marino y el primero de los Grau Seminario había muerto desde 1857 en un accidente.

Grau por entonces estaba al mando del “Huáscar”, que se encontraba surto en el Callao. Dada la sensibilidad del marino, el deceso de doña Luisa tuvo que haberle causado gran sentimiento, por que después de todo era su madre. Poco después es nombrado jefe de la Escuadra de Evoluciones. Con tal fin, el 12 de junio, el comandante general de la Marina, se dirige al ministro de Guerra y Marina, haciéndole conocer tal designación, y que Grau en esa fecha estaba cambiando  su insignia de comandante del “Huáscar”, asumiendo el mando de la citada escuadra.