3.- Monumento en el
Callao
El tercer monumento a
Grau se inauguró en el Callao.
El ciudadano italiano,
natural de Génova don Faustino Piaggio que tenía yacimien-
tos petrolíferos en la entonces provincia de Paita, fue el
promotor de la construcción de un monumento a Grau en el
Callao. El historiador Don Jorge Basadre, cuenta que en
1890, la casa comercial Peter Bacigalupi y Cía. comenzó en
1890 una colecta para levantar un monumento a Grau, siendo
la Municipalidad de Lima depositaria de los fondos. Por
aquella época en el Callao se había construido un plaza que
llevaba el nombre del contralmirante Grau, pero carecía de
monumento, motivo por lo cual la Municipalidad de ese puerto
solicitó que el mismo se levantase en dicha plaza lo que se
aceptó. Pero los fondos existentes solo sirvieron para
levantar las bases del monumento por cuyo motivo se inició
una nueva erogación a escala nacional por intermedio de los
Municipios, para completar el conjunto escultórico. A esos
fondos se unieron otros del extranjero.
El proyecto fue encargado
al escultor italiano Bartolini, que fundió una estatua de
bronce de cuerpo entero, donde Grau señalaba el sur con un
brazo levantado. La estatua fue colocada sobre una columna
de granito de estilo dórico, con base y capitel de mármol.
El conjunto escultórico tiene una altura de 10.76 metros. En
la columna hay una inscripción que dice:
A
Miguel Grau
Homenaje del Pueblo del Callao
1897
En el monumento hay
cuatro placas de bronce. en un de ellas están los nombres de
la plana mayor del Huáscar y de su guarnición. En otra
figura el acuerdo de la municipalidad del Callao sobre el
monumento. Las otras son bajorrelieves, en una de las cuales
se representa el combate de Iquique y en la otra el combate
de Angamos. Hay también medallones con la efigie de los
jefes y oficiales del monitor que habían muerto.
El 21 del mayo de 1897,
el monumento fue inaugurado y contó con la presencia del
Presidente de la República, que nuevamente era Nicolás de
Piérola, el mismo que en 1880 había calificado al
contralmirante Grau como héroe de segunda.
Hicieron guardia al pie
del monumento, los sobrevivientes del “Huáscar”,
contingentes navales, militares y bomberos, instituciones
oficiales y particulares, empleados públicos y una enorme
concurrencia.
A manera de desagravio,
Piérola, pronunció un discurso reconociendo los méritos y la
gloria de Grau. Sus palabras fueron las siguientes:
Lo grandemente bueno, y
sólo lo que lo es, tiene un resplandor necesario e
inextinguible que se llama gloria.
El contralmirante peruano
y sus bizarros compañeros, que sucumbiendo en lucha heroica
en el legendario combate de Angamos, son gloria peruana y
bien peruana; pero que alcanza a nuestro continente y a
nuestra raza; pero que encumbra la nobilísima profesión de
marino y de soldado; pero que toca a todos los que saben
cumplir con su deber; pero que ilumina una de esas
magnificencias históricas ante las que nos sentimos
orgullosos de ser hombres.
Ese puñado de marinos es
nuevo foco de luz entre los que alumbran la marcha de la
humana especie en sus ásperos y oscurísimos senderos,
manteniendo para ella, el fuego de la vida que la antigüedad
simbolizó con las vestales.
En cuanto al Perú, Grau y
sus compañeros sirven a la defensa de su dignidad, de su
soberanía y de sus derechos con un heroico sacrificio mucho
más que con su brazo; mucho más que con poderosos elementos
materiales de triunfo; porque su ejemplo, engendra corazones
y brazos, sin los cuales ellos nada valen y porque, nación
que tiene ciudadanos como ellos, nunca ha podido ser vencida
- ¿ qué pueblo tendría existencia en el mundo y en la
historia tan poderoso y tan alto que no fuera vencido una
vez ?- pero su propio vencimiento no será para ella, sino
título al respeto y aprendizaje de triunfo.
Amigos de mis jóvenes
años con quienes he cambiado intimidades de afectos,
patrióticas cuitas y esperanzas; contralmirante Grau, a
quien rodea este cortejo tan digno de vos y de la Patria,
decid con vuestros labios de bronce que no temen
paralización ni flaqueza, decid a los jóvenes hijos de este
pueblo, que todo gran sentimiento, como el amor de la
Patria, están tanto menos en los labios, cuanto más hondo
está en el corazón; como no tiene otro lenguaje que las
obras; como es inseparable del austero cumplimiento del
deber, cualquiera que sea el puesto en que el ciudadano se
halle colocado; decidles como el labrador y el modesto
obrero, el industrial, el hombre de ciencia y el artista, el
funcionario público, el marino, el soldado, sólo aman y
sirven a la Patria cuando cumplen fielmente con su deber y
como no lo olvidan nunca sin atentar contra ella, Enseñadles
que la gloria, es un bien real que no perece ni pasa porque
ella no es sino brillo necesario.
Y semejantes a las ondas
de este mar que venidas de ignotas latitudes, ora
tumultuosas, ora sosegadas, bañarán en adelante el pie del
monumento alzado a vuestra memoria, retirándose
cariñosamente sumisas ante él, así las generaciones que se
sucedan en este suelo recogerán al contemplaros, enseñanza
en la mente y animosa confianza en el corazón.
Peruanos, ciudadanos de
todos los pueblos, que tomáis parte en esta solemnidad de
familia, en una hora en la que el Perú no tiene sino
amigos, descubrios conmigo para saludar a esta imagen que
hace bien al alma y cuya memoria guardará la tierra
reverente, en el curso sin fin de las edades.