GRAU  El peruano del milenio

Reynaldo Moya Espinosa

Carátula

Contenido

Prólogo

Capítulo I

Capítulo II

Capítulo III

Capítulo IV

Capítulo V

Capítulo VI

Capítulo VII

Capítulo VIII

Capítulo IX

Capítulo X

Capítulo XI

Capítulo XII

Capítulo XIII

Capítulo XIV

Capítulo XV

Bibliografía

Biografía de R. Moya E.

 

CAPÍTULO XIV:

AVENIDAS, MONUMENTOS Y HONORES

01.- El primer busto

02.- Fundación del club Grau

03.- Monumento en el Callao

04.- La cripta de los héroes

05.- Monumento en Piura

06.- Monumento en Lima

07.- Monumento en Miami

08.- Calles y plazas

09.- El mar de Grau

10.- Grau, héroe boliviano

11.- El Huáscar en Talcahuano

12.- La curul de diputado

13.- Grau, hombre del milenio

 

3.- Monumento en el Callao 

El tercer monumento a Grau se inauguró en el Callao. 

El ciudadano italiano, natural de Génova don Faustino Piaggio que tenía yacimien- tos petrolíferos en la entonces provincia de Paita, fue el promotor de la construcción de un monumento a Grau en el Callao. El historiador Don Jorge Basadre, cuenta que en 1890, la casa comercial Peter Bacigalupi y Cía. comenzó en 1890 una colecta para levantar un monumento a Grau,  siendo la Municipalidad de Lima depositaria de los fondos. Por aquella época en el Callao se había construido un plaza que llevaba el nombre del contralmirante Grau, pero carecía de monumento, motivo por lo cual la Municipalidad de ese puerto solicitó que el mismo se levantase en dicha plaza lo que se aceptó. Pero los fondos existentes solo sirvieron para levantar  las bases del monumento por cuyo motivo se inició una nueva erogación a escala nacional por intermedio de los Municipios, para completar el conjunto escultórico. A esos fondos se unieron otros del  extranjero. 

El proyecto fue encargado al escultor italiano Bartolini, que fundió una estatua de bronce de cuerpo entero, donde Grau señalaba  el sur con un  brazo levantado. La estatua fue colocada sobre una columna de granito de estilo dórico, con base y capitel de mármol. El conjunto escultórico tiene una altura de 10.76 metros. En la columna hay una inscripción que dice:

A Miguel Grau

Homenaje del Pueblo del Callao

1897 

En el monumento hay cuatro placas de bronce. en un de ellas están los nombres de la plana mayor del Huáscar y de su guarnición. En otra figura el acuerdo de la municipalidad del Callao sobre el monumento. Las otras son bajorrelieves, en una de las cuales se representa el combate de Iquique y en la otra el combate de Angamos. Hay también medallones con la efigie de los jefes  y oficiales del monitor que habían muerto. 

El 21 del mayo de 1897, el monumento fue inaugurado y contó con la presencia del Presidente de la República, que nuevamente era Nicolás de Piérola, el mismo que en 1880 había calificado al contralmirante Grau como héroe de segunda. 

Hicieron guardia al pie del monumento,  los sobrevivientes del “Huáscar”, contingentes navales, militares y bomberos, instituciones oficiales y particulares, empleados públicos y una enorme concurrencia. 

A manera de desagravio, Piérola, pronunció un discurso reconociendo los méritos y la gloria de Grau.  Sus palabras fueron las siguientes: 

Lo grandemente bueno, y sólo lo que lo es, tiene un resplandor necesario e inextinguible que se llama gloria. 

El contralmirante peruano y sus bizarros compañeros, que sucumbiendo en lucha heroica en el legendario combate de Angamos, son gloria peruana y bien peruana; pero que alcanza a nuestro continente y a nuestra raza; pero que encumbra la nobilísima profesión de marino y de soldado; pero que toca a todos los que saben cumplir con su deber; pero que ilumina una de esas magnificencias históricas ante las que nos sentimos orgullosos de ser hombres. 

Ese puñado de marinos es nuevo foco de luz entre los que alumbran la marcha de la humana especie en sus ásperos y oscurísimos senderos, manteniendo para ella, el fuego de la vida que la antigüedad simbolizó con las vestales. 

En cuanto al Perú, Grau y sus compañeros sirven a la defensa de su dignidad, de su soberanía y de sus derechos con un heroico sacrificio mucho más que con su brazo; mucho más que con  poderosos elementos materiales de triunfo; porque su ejemplo, engendra corazones y brazos, sin los cuales ellos nada valen y porque, nación que tiene ciudadanos como ellos, nunca ha podido ser vencida - ¿ qué pueblo tendría existencia en el mundo y en la historia tan poderoso y tan alto que no fuera vencido una vez ?- pero su propio vencimiento no será para ella, sino título al respeto y aprendizaje de triunfo. 

Amigos de mis jóvenes años con quienes he cambiado intimidades de afectos, patrióticas cuitas y esperanzas; contralmirante Grau, a quien rodea este cortejo tan digno de vos y de la Patria, decid con vuestros labios de bronce que no temen paralización ni  flaqueza, decid a los jóvenes hijos de este pueblo, que todo gran sentimiento, como el  amor de la Patria, están tanto menos en los labios, cuanto más hondo está en el corazón; como no tiene otro lenguaje que las obras; como es inseparable del  austero cumplimiento del deber, cualquiera que sea el puesto en que el ciudadano se halle colocado; decidles como el labrador y el modesto obrero, el industrial, el hombre de ciencia y el artista, el funcionario público, el marino, el soldado, sólo aman y sirven a la Patria cuando cumplen fielmente con su deber y como no lo olvidan nunca sin atentar contra ella, Enseñadles que la gloria, es un bien real que no perece ni pasa porque ella no es sino brillo necesario. 

Y semejantes a las ondas de este mar que venidas de ignotas latitudes, ora tumultuosas, ora sosegadas, bañarán en adelante el pie del monumento alzado a vuestra memoria, retirándose cariñosamente sumisas ante él, así las generaciones que se sucedan en este suelo recogerán al contemplaros,  enseñanza en la mente y animosa confianza en el corazón. 

Peruanos, ciudadanos de todos los pueblos, que tomáis parte en esta solemnidad de familia,  en una hora en la que el Perú no tiene sino amigos, descubrios conmigo para saludar a  esta imagen que hace bien al alma y cuya memoria guardará la tierra reverente, en el curso sin fin de las edades.