BIBLIA - CONFERENCIAS - DATOS DEL AUTOR - ESPIRITUALIDAD - ESPIRITUALIDAD IGNACIANA - FE Y POLÍTICA - LAICOS - MARÍA - PARÁBOLAS Y FÁBULAS - POESÍA - RELIGIOSOS - TEOLOGÍA |
|
|
III. EL SERMÓN DE LA MONTAÑA Lectura guiada de Mateo capítulos 5 al 7 Vivir como el Hijo – Vivir como Hijos. Querido Lector: Desde esta columna te estoy presentando, la tercera entrega de la guía de lectura y meditación del Sermón de la Montaña. Espero que te ayude a comprender mejor lo que quiere enseñarnos Jesús en él: a vivir tú también como Hijo y a obrar como tu Padre celestial. LOS HIJOS DE DIOS: SAL Y LUZ DEL MUNDO (Mateo 5, 13-16) Los Hijos de Dios son sal de la tierra y luz del mundo: preservan, sazonan, iluminan el mundo Nadie nunca pudo vivir así. Ni siquiera Israel. Los hijos de Dios son un nuevo tipo de Humanidad. Ellos no viven para sí mismos sino para glorificar al Padre, como Jesús: «Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”. Terminado el prólogo del Sermón de la Montaña, Jesús abre esta primera sección de su discurso en la Montaña. Jesús acaba de declarar que sus discípulos son profetas y por eso serán perseguidos: “de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros” (v. 12). Esta nueva sección, va desde 5,13 hasta 5, 16. Los que padecen persecución a causa de Jesús, son como sal que preserva la tierra de la corrupción y que le da sabor. Son también luz que ilumina a la humanidad. Este modo de vivir como vivió Jesús, constituye a los hijos de Dios en luz del mundo y sal de la tierra. La finalidad de esta vida luminosa y sabrosa es que todos los hombres, viendo esta vida de hijos, glorifiquen al Padre (5, 16). Toda la vida del Hijo y de los hijos va dirigida a la gloria del Padre. Que muchos reconozcan esa luz, no evita el choque con las tinieblas y con la corrupción, como se ha dicho en el v. 11 donde se anuncian injurias y persecuciones. Con estas obras se glorifica al Padre y se hace su voluntad. Unos reconocen su santidad y glorifican al Padre, otros, por acedia las ven como un mal y se hacen perseguidores de los hijos. Hasta la próxima Horacio Bojorge S.J.
|