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CORRAL DE LOS INDIOS
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Concepciones del Corral de los Indios y la
piedra tallada que se encuentra en su centro.
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Rescatar
la Plaza Ceremonial Indígena
Aunque a los arqueólogos
dominicanos no le gusta este nombre, las personas de aquí continúan llamándolo
así, ellos prefieren y quieren que lo llamen: Plaza Ceremonial Indígena.
Es de los pocos monumentos
precolombinos que existen en Las Antillas. Situado en el municipio de Juan de
Herrera, a 5 kms al norte de la ciudad
de San Juan de la Maguana, saliendo por la Av. Anacaona, se considera que está
en el mismo centro de la isla de Santo Domingo. Es de forma circular con unos
235 m. de diámetro y en el centro tiene una piedra grisácea mas o menos fusiforme
de aproximadamente 1.50 metros de longitud con una cara tallada en bajo relieve
en uno de sus extremos.

Actualmente está formado por una
calzada circular de unos 6 metros de ancho, pero los moradores mas viejos de
allí manifiestan que personalmente lo conocieron, y a través de sus padres y
abuelos, como dos hileras de piedras (no calzada), formando dos circunferencias
concéntricas de piedras negras en su mayoría y una calzada que partía de la
parte occidental hasta el Arroyo Fundillo que dista como 1 km., aun se observan
vestigios de la misma.
También afirman que dicha calzada
llegaba hasta el río San Juan, distante unos 2 km. y luego continuaba hasta Hato
del Padre o La Higuera, lugar donde vivió el cacique Enriquillo bajo el cuidado
de Valenzuela.
La calzada y parte de las hileras
fueron destruidas por un encargado del distrito de Riego o constructor, para
hacer obras hidráulicas en el Canal Juan de Herrera, cometiendo así un
imperdonable crimen contra la historia y arqueología criollas.
Se considera que en este lugar los
aborígenes celebraban sus areitos y otras actividades propias de la cultura
de la época, con
la presencia de los caciques Caonabo y Anacaona, quienes residían en las
cercanías. Por la calzada iban o venían al río, antes o después de la ceremonia
que realizaban.
En 1918 los norteamericanos durante
su invasión al país, colocaron la piedra en posición vertical. Entre 1960 y 1965
el Ing. Emil Boyre de Moya realizó trabajos de restauración, dejándolo como está
actualmente.
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