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Andrés
Bello (1781-1865), escritor y político venezolano, nacido en Caracas y muerto en
Santiago. Cursó estudios en la universidad caraqueña, graduándose como Bachiller
en Artes. En 1808 redactó la Gaceta de Caracas. En 1810, junto con Simón
Bolívar, marchó a Londres, donde permaneció hasta 1829 y coincidió allí con
Francisco de Miranda y el español Blanco White. Allí estudió en la biblioteca
del Museo Británico, realizó traducciones de Lord Byron, Molière, Delille y
Boiardi, y dirigió las revistas Biblioteca americana y El repertorio americano.
Se instaló en Chile, donde ocupó altos cargos en diversos ministerios, una
senaduría y el rectorado de la universidad santiaguina. Redactó el Código Civil
y orientó a numerosos intelectuales del país y exiliados, como los argentinos
Juan María Gutiérrez y Domingo Faustino Sarmiento, con quien polemizó acerca del
castellano en América. En 1851 la Real Academia Española lo designó miembro
honorario. Bello cultivó diversos géneros; sus obras completas ocupan 26
volúmenes. Fue poeta neoclásico de cuidadosa versificación en su silva A la
agricultura de la zona tórrida. Tiene trabajos de recopilación histórica, como
un juvenil Resumen de la historia de Venezuela (1810) y de reflexión filosófica,
como Filosofía del entendimiento (póstuma, 1881), pero su obra de mayor relieve
es Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos (1847),
considerada uno de los textos más importantes en la historia científica de la
lengua española. En Chile publicó también Principios de ortología y métrica de
la lengua castellana (1835); Análisis ideológica de los tiempos de la
conjugación castellana (1841); numerosos poemas, entre ellos el justamente
celebrado, “La oración por todos”, y frecuentes artículos literarios y
científicos en El Araucano. Dedicó varios lustros a completar sus Comentarios
del Poema del Cid, que hacia el fin de sus días cedió a la Real Academia
Española. Transformó esencialmente el periodismo nacional, infundiéndole
serenidad y altura; introdujo la crítica teatral y —pese a su formación
clásica—facilitó la difusión del romanticismo, incluso mediante traducciones.
Maestro de la lengua española y humanista integral, educó a muchos destacados
chilenos y elevó el nivel cultural del país, que, agradecido, le otorgó la
ciudadanía.
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