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La
educación en Venezuela es gratuita y obligatoria entre los 7 y los 14 años de
edad; asimismo el Estado garantiza la gratuidad de la enseñanza pública
secundaria y universitaria. La evolución del alfabetismo ha sido creciente y
especialmente acelerado durante el periodo 1950-1990; la tasa de alfabetización
en los habitantes de 10 años y más pasó de un 51,2% en 1950 al 92,7% en 1994. En
este mismo año se inscribieron 695.320 niños en educación preescolar, atendidos
en 8.703 centros por un personal de 42.267 profesores docentes y auxiliares. Las
16.133 escuelas de educación básica o primaria registraron una inscripción de
4.217.283 alumnos, con una plantilla de 185.748 maestros. En un total de 1.774
centros de educación media, diversificada y profesional, se registraron 311.209
alumnos y 33.692 profesores. Un total de 594.344 estudiantes estaban inscritos
en más de cien instituciones de educación superior, en universidades nacionales
y privadas, instituciones pedagógicas, politécnicas y militares, con un personal
de 49.760 docentes e investigadores. Entre las universidades mayores destacan la
Universidad Central de Venezuela (1721), la Universidad Católica Andrés Bello
(1953), la Universidad Metropolitana (1970) y la Universidad Simón Bolívar
(1970) en Caracas; la Universidad de los Andes (1810) en Mérida; la Universidad
de Zulia (1891) en Maracaibo; la Universidad de Carabobo (1892) en Valencia; la
Universidad de Oriente (1958) con sede en Cumaná y delegaciones en diversas
ciudades de la región, y la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado
(1962) en Barquisimeto. Ha tenido un positivo resultado la implantación desde
1975 del Programa de Becas Gran Mariscal de Ayacucho, que contempla una
formación complementaria de los profesionales en el extranjero. Cultura El
proceso evolutivo de la cultura venezolana contemporánea deriva de las raíces
prehispánicas, hispánicas y africanas, consolidadas en los siglos coloniales. La
especificidad cultural se ha logrado con un intenso proceso de transculturación
y mestizaje. A un contrastado legado cultural de diversas etnias indígenas con
su arte rupestre, cestería, alfarería y una rica tradición oral (en especial en
las regiones andinas, en las áreas montañosas del litoral, las sabanas del Llano
y las selvas amazónicas) se sumó el extraordinario aporte lingüístico,
arquitectónico, de artes decorativas, pintura, orfebrería y mobiliario de los
conquistadores y colonizadores españoles, originarios en su mayoría de
Andalucía, Castilla y Extremadura. Ello se matizó con contribuciones
significativas en música, artes pictóricas y sentido de lo mágico de viejas
culturas africanas. También se enriqueció por otras corrientes culturales de
origen antillano y europeo en el siglo XIX, en especial de procedencia francesa.
Una discreta arquitectura de origen hispánico puede ser contemplada en los
restos de las fortificaciones y cascos antiguos en La Guaira, Puerto Cabello,
Cumaná, Maracaibo o Araya. De especial importancia es el conjunto de admirables
casonas coloniales en la ciudad de Coro y las sedes de la Compañía Guipuzcoana
en La Guaira y Puerto Cabello. Hay, asimismo, destacados templos antiguos en La
Asunción y en Coro, con manifestaciones dieciochescas en los templos de Píritu,
Guanare, Calabozo y otras ciudades. Son interesantes los restos de haciendas
coloniales en la península de Paraguaná y en los valles de Aragua y Andes. Del
siglo XIX se conservan haciendas con grandes patios para secar café y cacao,
tanto en los estados andinos como en el noreste del país. Modestas
manifestaciones de arquitectura urbana decimonónica se pueden contemplar en
Caracas, Macuto, Maracaibo, Barquisimeto y otros núcleos urbanos. En las
regiones petrolíferas de Venezuela irrumpieron manifestaciones culturales de
origen estadounidense y de la nueva inmigración de origen español, italiano y
portugués. La combinación de altos ingresos económicos y los fuertes lazos con
el exterior incentivaron el desenvolvimiento de una arquitectura moderna de alta
calidad, alcanzándose las mayores expresiones en la Ciudad Universitaria, en el
Centro Simón Bolívar, en el complejo cultural Teresa Carreño, en el Parque
Central y en diversas torres espectaculares que expresaron la bonanza petrolera,
en especial en el centro y este de Caracas. Una contribución característica
venezolana a la leyenda popular es el llanero o ganadero de las sabanas del
llano. El baile nacional, el joropo, y sus respectivos instrumentos populares,
tales como el cuatro, el arpa y las maracas, se asocian a los modos de vida del
llanero; igualmente, en el litoral central la influencia africana se refleja en
los bailes acompañados de tambor y otros instrumentos de origen africano.
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