En los pueblos de Europa es donde se ven más
claras las tres edades, y mejor mientras más al norte, porque allí los hombres
vivieron solos, cada uno en su pueblo, por siglos de siglos, y como empezaron a
vivir por el mismo tiempo, se nota que aunque no se conocían unos a otros, iban
adelantando del mismo modo. La tierra va echando capas conforme van pasando los
siglos; la tierra es como un pastel de hojaldres, que tiene muchas capas unas
sobre otra, capas de piedra dura, y a veces viene de adentro, de lo hondo del
mundo, una masa de roca que rompe las capas acostadas, y sale al aire libre, y
se queda por encima de la tierra, como un gigante regañón, o como una fiera
enojada, echando por el cráter humo y fuego; así se hacen los montes y los
volcanes. Por esas capas de la tierra es por donde se sabe cómo ha vivido el
hombre, porque en cada una hay enterrados huesos de él, y restos de los
animales y árboles de aquélla edad, y vasos y hachas; y comparando las capas
de un lugar con las de otro se ve que los hombres viven en todas partes casi del
mismo modo en cada edad de la tierra; sólo que la tierra tarda mucho en pasar
de una edad a otra, y en echarse una capa nueva, y así sucede lo de los romanos
y los bretones de Inglaterra en tiempo de Julio César, que cuando los romanos
tenían palacios de mármol con estatuas de oro, y usaban trajes de lana fina,
la gente de Bretaña vivía en cuevas, y se vestía con las pieles salvajes, y
peleaba con mazas hechas de los troncos duros.
En esos pueblos viejos sí se
puede ver cómo fue adelantando el hombre, porque después de las capas de la
edad de piedra, donde todo lo que se encentra es de pedernal, vienen las otras
capas de la edad de bronce, con muchas casas hechas de la mezcla del cobre y
estaño, y luego vienen las capas de arriba, las de los últimos tiempos, que
llaman la edad de hierro, cuando el hombre aprendió que el hierro se ablandaba
al fuego fuerte, y que con el hierro blando podía hacer martillos para romper
la roca, y lanzas para pelear, y picos y cuchillas para trabajar la tierra;
entonces es cuando ya se ven casas de piedra y de madera, con patios y cuartos,
imitando siempre los casucos de rocas puestas unas sobre otras sin mezcla
ninguna, o las tiendas de peles de sus desiertos y llanos; lo que sí se ve es
que desde que vino al mundo le gustó al hombre copiar en dibujo las cosas que
veía, porque hasta las cavernas más oscuras donde habitaron las familias
salvajes están llenas de figuras talladas o pintadas en la roca, y por los
montes y las orillas de los ríos se ven manos, y signos raros, y pinturas y
animales, que ya estaban allí desde hacía muchos siglos cuando vinieron a
vivir en el país los pueblos de ahora. Y se ve también que todos los pueblos
han cuidado mucho de enterrar a los muertos con gran respeto, y han fabricado
monumentos altos, como para estar más cerca del cielo, como nosotros hacemos
ahora con las torres. Los terrapleneros hacían montañas de tierra, donde
sepultaban los cadáveres: los mexicanos ponían sus templos en la cumbre de
unas pirámides muy altas; los peruanos tenían su "chulpa" de piedra,
que era una torre ancha arriba, como un puño de bastón; en la isla de Cerdeña
hay unos torreones que llaman "nuragh", que nadie sabe de qué pueblo
eran; y los egipcios levantaron con piedras enormes sus pirámides, y con el pórfido
más duro hicieron sus obeliscos famosos, donde escribían su historia con los
signos que llaman "jeroglíficos".
Ya los
tiempos de los egipcios empiezan a llamarse "tiempos históricos",
porque se puede escribir su historia con lo que se sabe de ellos; esos
otros pueblos de las primeras edades se llaman "prehistóricos",
de antes de la historia, o pueblos primitivos. Pero la verdad es que en
esos mismos pueblos históricos hay todavía mucho prehistórico, porque
se tiene que ir adivinando para ver dónde y cómo vinieron. ¿Quién
sabe cuando fabricaron los quechuas sus acueductos y sus caminos y sus
calzadas en el Perú; ni cuando los chibchas de Colombia empezaron a
hacer sus dijes y sus jarros de oro; ni que pueblo vivió en Yucatán
ante que los mayas que encontraron allí los españoles; ni de dónde
vino la raza desconocida que levantó los terraplenes y las
casas-pueblos en la América del Norte? Casi lo mismo sucede con los
pueblos de Europa; aunque allí se ve que los hombres aparecieron a la
vez, como nacidos de la tierra, en muchos lugares diferentes; pero que
donde había menos frío y era más alto el país fue donde vivió
primero el hombre; y como que allí empezó a vivir, allí fue donde
llegó más pronto a saber, y a descubrir los metales, y a fabricar, y
de allí, con las guerras, y las inundaciones, y el deseo de ver el
mundo, fueron bajando los hombres por la tierra y el mar. En lo más
elevado y fértil del continente es donde se civilizó el hombre trasatlántico
primero. En nuestra América sucede lo mismo; en las altiplanicies de México
y del Perú, en los valles altos y de buena tierra, fue donde tuvo sus
mejores pueblos el indio americano. En el continente trasatlántico
parece que Egipto fue el pueblo más viejo, y de allí fueron entrando
los hombres por lo que se llama ahora Persia y Asia Menor, y vinieron a
Grecia, buscando la libertad y la novedad, y en Grecia levantaron los
edificios más perfectos del mundo, y escribieron los libros más bien
compuestos y hermosos. Había pueblos nacidos en todos estos países,
pero los que venían de los pueblos viejos sabían más, y los
derrotaban en la guerra, o les enseñaban lo que sabían, y se juntaban
con ellos. Del Norte de Euroa venían otros hombres más fuertes, hechos
a pelear con las fieras y a vivir en el frío; y de lo que se llama
ahora Indostán salió huyendo, después de una gran guerra, la gente de
la montaña, y se juntó con los europeos de las tierras frías, que
bajaron luego del Norte a pelear con los romanos, porque los romanos habían
ido a quitarles su libertad, y porque era gente pobre y feroz, que le
tenía envidia a Roma, porque era sabia y rica, y como hija de Grecia.
Así han ido viajando los pueblos en el mundo, como las corrientes van
por la mar, y por el aire los vientos.
Egipto es como el pueblo
padre del continente trasatlántico; el pueblo más antiguo de todos
aquellos países "clásicos". Y la casa del egipcio es como su
pueblo fue, graciosa y elegante. era riquísimo el Egipto, como que el
gran río Nilo crecía todos los años, y con el barro que dejaba al
secarse nacían muy bien las siembras; así que las casas estaban como
en alto, por miedo a las inundaciones. Como allá hay muchas palmeras,
las columnas de las casas eran finas y altas, como las palmas; y encima
del segundo piso tenían otro sin paredes, con un techo chato, donde
pasaban la tarde al aire fresco, viendo el Nilo lleno de barcos que iban
y venían con sus viajeros y sus cargas, y el cielo de la tarde, que es
de color oro y azafrán. Las paredes y los techos están llenos de
pinturas de su historia y religión; y les gustaba el color tanto, que
hasta la estera con que cubrían el piso era de hebras de colores
diferentes.
Los hebreos vivieron como
esclavos en el Egipto mucho tiempo, y eran los que mejor sabían hacer
ladrillos. Luego, cuando su libertad, hicieron sus casas con ladrillos
crudos, como nuestros adobes, y el techo era de vigas de sicomoro, que
es su árbol querido. El techo tenía un borde, como las azoteas, porque
con el calor subía la gente allí a dormir, y la ley mandaba que
fabricasen los techos con muro, para que no cayese la gente a tierra.
Solían hacer sus casas como el templo que fabricó su gran rey Salomón,
que era cuadrado, con las puertas anchas de abajo y estrechas por la
cornisa, y dos columnas al lado de la puerta.
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