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Marco A. Farías N.

Fobias.

Fobia, miedo intenso y persistente hacia un objeto, situación o actividad específica, debido al cual el individuo lleva una vida limitada. La ansiedad que se sufre suele ser desproporcionada con las situaciones reales, y las víctimas son conscientes de que su miedo es irracional.

La ansiedad fóbica se distingue de otras formas de ansiedad porque ocurre sólo en presencia de un objeto o situación específica, caracterizándose por síntomas fisiológicos como el latido cardiaco acelerado, molestias gástricas, náuseas, diarreas, micción muy frecuente, sensación de ahogo, enrojecimiento del rostro, transpiración abundante, temblores y desmayos. Algunos fóbicos son capaces de afrontar sus miedos, pero por lo general evitan el objeto que les causa el temor, lo que a menudo impide la libertad del sujeto.

Los psiquiatras reconocen tres tipos principales de fobias: las fobias simples hacia objetos y situaciones específicas, como a ciertos animales (por ejemplo, las arañas o las serpientes), a espacios cerrados o a las alturas; la agorafobia, miedo a espacios públicos abiertos (como el metro o centros comerciales) de los que resulta difícil escapar, o en los que se experimenta agobio, miedo que aumenta hasta que el sujeto es incapaz de salir a la calle, y fobias sociales, como el miedo de sentirse ridículo o sentir vergüenza en público.

Las fobias simples, especialmente el miedo a ciertos animales, comienzan en la niñez y se pueden mantener en la edad adulta, mientras que la agorafobia suele comenzar al final de la adolescencia o en la primera juventud; las fobias sociales tienden a relacionarse también con la adolescencia.

La agorafobia, más frecuente en la clínica psicológica, no es tan común como las fobias simples. Se calcula que todas las fobias tienen una incidencia total del 5% en la población general. La agorafobia y las fobias simples se diagnostican con más frecuencia entre las mujeres que entre los hombres, y tanto aquella como las fobias sociales o las fobias a los animales tienden a darse con mayor frecuencia en una misma familia.

La terapia de conducta se ha mostrado eficaz para tratar estos trastornos, especialmente las fobias simples y las sociales. La desensibilización sistemática, terapia que consiste en ir enfrentando gradualmente al paciente a situaciones u objetos similares a los temidos, ha sido muy eficaz hasta ahora, pero recientemente en la terapia implosiva (otro método conductista) se obtienen mejores resultados. En esta terapia los fóbicos se enfrentan directamente al estímulo temido en su expresión extrema para que experimenten lo injustificado de su miedo y así descienda el temor.

Algunos fóbicos utilizan ciertos ansiolíticos como paliativo; al parecer, los medicamentos contra la depresión son también eficaces en el tratamiento de algunas fobias.

Este tipo de crisis de ansiedad inesperada es muy frecuente en la población general, y produce la mayor parte de los síntomas por los cuales mucha gente consulta sobre todo a los médicos de Atención Primaria (clínicos, cardiólogos, urólogos, gastroenterólogos, dermatólogos).

Nuestras estadísticas nos dicen que sólo 8 de cada 100 personas están tratadas por especialistas médicos psiquiatras, ocasionando altos costos en los sistemas de salud y daños en esas personas afectadas por incorrectos tratamientos.

Este tipo de crisis o ataques se caracterizan por presentarse en personas que sin duda presentan “vulnerabilidad” en sus sistema nervioso y que llegan a sumar un 20% de la población general, desde trastornos leves a graves.

Sobre dicha “vulnerabilidad” o “fragilidad” se produce un hecho desencadenante que puede ser de importancia como: muertes muy cercanas, la enfermedad grave de un familiar o conocido o un hecho banal, como agacharse bruscamente o bajar la cabeza.

Lo dramático es que desde el primer hecho desencadenante se produce la primer crisis de pánico (día, hora y año que usted, si padece de este desagradable trastorno, recordará con notable nitidez), comienzan a repetirse síntomas inesperados de ansiedad patológica. Estos síntomas son: palpitaciones, dificultad respiratoria, , mareos, calores, nauseas, molestias abdominales, ocupación en la cabeza, instalándose entonces el trastorno de ansiedad por ataques de pánico. Estas crisis tienen una duración de hasta 30’ y se repiten con frecuencia habiendo casos de repetición en el mismo día y/o más aisladas.

Cuando se padece de este desorden del sistema nervioso neurovegetativo por ansiedad patológica comienza, lo que los psiquiatras llamamos síntomas cognitivos. Sensación de perder el control, sensación de muerte, sensación de salirse de uno mismo y se instala un sentimiento que discapacita y paraliza: el miedo a quedarse a solas, a alejarse de su hogar, necesidad de estar acompañado por alguien de gran confianza, que aunque no comprende lo que pasa “me puede ayudar”.

Este conjunto de síntomas “cognitivos” que se traduce en “miedo a tener miedo”, se llama “agorafobia”. La fobia o miedo de alejarme de mi lugar seguro, la agorafobia, a quien la padece, la obliga a quedarse en su domicilio y a veces en casos muy graves dentro de sus habitaciones, transformando sus vidas en un drama; su calidad de vida y la familiar decaen notablemente perdiendo su rendimiento laboral.

¿Qué sucede con familiares y amigos?

 

En las primeras crisis y en especial en la primera, se muestran solidarios, comprensivos y acompañan como es lógico, al enfermo a la urgencia y a las primeras consultas médicas.

Luego de todo un completo chequeo médico clínico, se llega a la conclusión de que no hay alteraciones en ninguno de los estudios realizados llegando la ansiada tranquilidad al familiar pero no al paciente, quien se queda con la gran incertidumbre y se pregunta ¿cómo que no tengo nada?. Comienza luego la incomprensión de las personas del entorno, la desvalorización de los familiares y amigos, el enojo con el enfermo que arruina proyectos de viajes, reuniones sociales y todo tipo de eventos.

Hemos destacado la vergüenza y aislamiento de quien padece “trastornos de pánico y agorafobias”; personas que durante 20 o 30 años han transcurrido en verdadera parálisis con total dependencia de un familiar, evitando movilizarse y sometido por años por supuestos problemas crónicos como hipertensión, trastornos digestivos o respiratorios.

¿Cómo sabemos, si tenemos o no pánico?

SÍNTOMAS FÍSICOS

1. Palpitaciones
2. Sudoración
3. Temblores o sacudidas
4. Ahogo: dificultad a respirar
5. Sensación de atragantarse
6. Dolor en el pecho
7. Nauseas y molestias abdominales
8. Inestabilidad sensación de desmayo
9. Adormecimiento en partes del cuerpo
10. Hormigueos
11. Escalofríos
12. Calores
 

SÍNTOMAS COGNITIVOS O PSICOLÓGICOS

1. Sensación de irrealidad, de estar “separado”
2. Miedo de perder el control o enloquecer
3. Miedo a morir en una crisis
 

Enfermedades que se asocian

Esta disfunción del sistema nervioso, que como vimos se asocia a trastornos cognitivos o psicológicos, puede progresar o evolucionar hacia la depresión secundaria.

En una alta frecuencia de casos se asocia al alcoholismo secundario, ya que con las primeras ingestas de bebidas alcohólicas se observa que sus síntomas mejoran notablemente, pero al pasar el efecto del alcohol, las crisis regresan y con mayor intensidad; “los psiquiatras explicamos que en estos casos se está tomando el camino equivocado”. Por lo general las ingestas de alcohol aumentan en dosis y frecuencia instalándose entonces el alcoholismo secundario que aumenta el problema socio – familiar. ¿Yo, al Psiquiatra?. Por favor, si yo no estoy loco.

Muchos médicos de atención primaria indican adecuadamente la derivación luego de un lógico chequeo clínico, pero se encuentran con esta dificultad: la resistencia del propio paciente y del familiar, o de ambos, sintiéndose prácticamente como un insulto o una falta de respeto la indicación de un tratamiento especializado. El tratamiento en qué consiste

La psiquiatría es una especialidad médica como la clínica, la cirugía, pediatría etc.

Consta de dos fases: la urgencia y la “psicoinformación”; en la segunda es donde se informa y se explica cómo y por qué el organismo se alteró de esa manera.

El sistema nervioso es un órgano como el estómago o el páncreas que cuando se desestabiliza hay que estabilizarlo para suprimir o ir dosificando poco a poco, los síntomas.

Esto se hace con medicación a muy bajas dosis; en esta fase los psiquiatras encontramos otra resistencia:

“¿Doctor no voy a andar dopado?”.

No ocurre eso. La medicación producirá disminución de la ansiedad patológica y estabilizará el sistema nervioso central.

Cuando los síntomas ya no estén o hayan disminuido, comenzará el tratamiento dirigido hacia el miedo (los síntomas cognitivos). El tratamiento psicoterapéutico especializado puede estar a cargo del mismo profesional o de otro miembro del equipo, que puede ser un psiquiatra con orientación a terapias cognitivas breves o psicoanalíticas o también de un Lic. En psicología con las mismas orientaciones.

El tratamiento se calcula como mínimo en tres meses.

 

Fobia Social.

La fobia social, también conocida como ansiedad social, se puede definir como una timidez patológica, una timidez exagerada que llega a ser algo más que un rasgo de la personalidad y se convierte en un trastorno psicológico. Todos somos timidos de vez en cuando o en ciertas situaciones, pero se puede llevar una vida normal, sin embargo la fobia social sule impedir el llevar una vida normal, sobre todo una vida social ya que es en estos casos cuando más se manifiesta, pudiendo incluso impedir las relaciones personales, tanto las laborales, las amistosas y las sentimentales. 

Según la Asociación Psiquiatrica de Estados Unidos en su publicación DSM-IV para tener fobia social hay que cumplir los siguientes requisitos:

  1. Temor acusado y persistente por una o más situaciones sociales o actuaciones en público en las que el sujeto se ve expuesto a personas que no pertenecen al ámbito familiar o a la posible evaluación por parte de los demás. El individuo teme actuar de un modo (o mostrar síntomas de ansiedad) que sea humillante o embarazoso.

  2. La exposición a las situaciones sociales temidas provoca casi invariablemente una respuesta inmediata de ansiedad, que puede tomar la forma de una crisis de angustia situacional o más o menos relacionada con la situación.

  3. El individuo reconoce que este temor es excesivo o irracional.

  4. Las situaciones sociales o actuaciones en público temidas se evitan o bien se experimentan con ansiedad o malestar intensos.

  5. Los comportamientos de evitación, la anticipación ansiosa, o el malestar que aparece en la(s) situación(es) o actuación(es) en público temida(s) interfieren acusadamente con la rutina normal del individuo, con sus relaciones laborales (o académicas) o sociales, o bien producen un malestar clínicamente significativo.

  6. En los individuos menores de 18 años la duración del cuadro sintomático debe prolongarse como mínimo 6 meses.

  7. El miedo o el comportamiento de evitación no se deben a los efectos fisiológicos directos de una sustancia o de una enfermedad médica y no pueden explicarse mejor por la presencia de otro trastorno mental.

  8. Si hay una enfermedad médica y otro trastorno mental, el temor descrito en el Criterio A no se relaciona con estos procesos (por ejemplo el miedo no es debido a la tartamudez, Parkinson...).

  • Síntomas

Los sintomas como en todos los trastornos psicológicos pueden dividirse en fisiológicos, cognitivos y motores. Estos síntomas pueden darse en diferentes intensidades en las diferentes personas, unas pueden tener más fisiológicos, otros más cognitivos, etc.

  • Fisiológicos: se suelen producir todos los sintomas propios de la ansiedad y el nerviosismo tales como nudos en el estómago, temblores, sudoración, dolores de cabeza, tensión muscular, etc.

  • Cognitivos: estos sintomas se refieren a las distorsiones del pensamiento tales como pensar que siempre se van a ahcer las cosas mal, que los demás están siempre observandonos y evaluandonos, que no vamos a poder hacer algo, etc.

  • Motores: estos síntomas se refieren a la realización de acciones, como el no hacer algo que nos gustaría, etc. 

  • Efectos Secundarios

Además de los propios síntomas de este trastorno se pueden dar otros secundarios que pueden incluso llegar a ser peores que los primarios. Los principales son la depresión y la ansiedad generalizada. Debido a la incapacidad de realizar muchas cosas que auno le gustarian hacer o a las pocas relaciones sociales que puede producir esta fobia o a no poder llevar una vida normal como la de las demás personas, se puede llegar a padecer una depresión o un estado depresivo que muchas veces suele ser lo que hace que la persona busque ayuda. La ansiedad generalizada es un estado de ansiedad constante incluso cuando no se está expuesto a las situaciones que producen la fobia.

  • Causas

Las causas de la fobia social no son muy claras, intervienen muchos factores, tales como una predisposición genética, una hipersensibilidad innata que durante la infancia se va reforzando hasta que al llegar a la adolescencia sale a la luz. Este refuerzo es de muchas clases: unos padres autoritarios o unos padres sobreprotectores o unos padres tímidos y con pocas relaciones sociales, una serie de hechos traumáticos durante la infacia que influyen durante toda la vida, etc. Pero además, la fobia puede aparecer a cualquier edad como consecuencia de algún hecho traumático o de algún problema fisiológico.

  • Tratamiento

Este trastorno se puede tratar tanto psicológicamente, como farmacológicamente:

  • Tratamiento psicológico: La técnica más conocida y más efectiva para estos casos según la mayoría de los psicólogos es la terapia cognitivo-conductual que como su propio nombre indica tiene una parte cognitiva que consiste en enseñar a cambiar los pensamientos irracionales por otros más de acuerdo con la realidad. También se intenta exponer al paciente a las situaciones temidas pero cambiando su forma de pensar. La parte conductual consiste principalmente en la relajación para disminuir los sintomas físicos y en la enseñanza y practica de habilidades sociales para enfrentarse a las situaciones sociales con más habilidades.
     

  • Tratamiento farmacológico: Sobr todo en los últimos años se está empezando a tratar con f´ármacos , sobre todo con la famosa píldora de la timidez, aunque hay que decir que los fármacos no pueden hacer cambiar la forma de pensar, lo que hacen es reducir la ansiedad, los síntomas físicos y los estados depresivos, de forma que es más fácil enfrentarse al problema. Entre los medicamentos más utilizados y más efectivos estan los inhibidores selectivos de recaptación de serotomina que además no producen adicción ni practicamente efectos secundarios, entre ellos los más usados son los que contienen paroxetina como el Seroxat. Además para mitigar los síntomas físicos se suelen usar otro tipo de medicamentos, tales como ansiolíticos o betabloqueantes.
     

  • Para unos mejores resultados lo mejor es combinar los dos tipos de tratamientos acudiendo a un psiquiatra para que nos ponga un tratamiento médico y a un psicológico.

Además de los tratamientos mencionados anteriormente hay otro tipo de terapia que podiamos llamar socioterapia y que para los casos en que la falta de relaciones sociales es uno de los principales problemas, ayuda mucho a superar el problema. Esta terapia consisitiria en realizar actividades sociales, tales como el salir con amigos, el apuntarse a algún tipo de actividad, etc.

 

 

 

 

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