Gusto. En
íntima relación con el sentido del olfato ésta el del gusto. Algunas
cualidades que se suponía que eran propias del gusto pertenecen, en
realidad, al olfato. Los sabores primarios son el amargo, el dulce, el ácido
y el salado. El gusto está también relacionado con la sensaciones dolorosas
y táctiles; por ejemplo: un sabor cáustico puede hacerse doloroso y un sabor
suave da una sensación táctil. Así, el sentido del gusto es un fenómeno muy
complejo, basado también en interacción de varios estímulo cuyos efectos no
son el resultado de una suma sino de la integración de una unidad. Los
receptores del gusto son las papilas de la superficie lengual, de las cuales
unas están adaptadas para una sola sensación gustativa mientras otras lo
están para dos o tres. Sin embargo, los verdaderos receptores gustativos,
los botones y gustativos, están situados en pequeñas depresiones bajo la
superficie de la lengua. Hay muchas substancias que dan la sensación de un
valor y de ahí ciertas dudas acerca de la naturaleza de un estímulo. También
en el sentido del gusto se observan los fenómenos de adaptación y de
contraste. Así, sabemos que una naranja nos resulta más ácida después de
comer un caramelo, pero más dulce después de un limón.