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Marco A. Farías N.

Personalidad.

Estructura psíquica de cada individuo, la forma como se revela por su modo de pensar y expresarse, en sus actitudes e intereses y en sus actos. Son patrones duraderos de percibir, relacionarse y pensar acerca del ambiente y de uno mismo. Los rasgos de personalidad son aspectos prominentes que se manifiestan en una amplia gama de contextos sociales y personales importantes. Los rasgos de personalidad sólo constituyen un trastorno de personalidad cuando son inflexibles y desadaptativos y provocan malestar subjetivo o déficit funcional significativo.

En la vida cotidiana, el término "personalidad", es comúnmente utilizado. Sin embargo, en la psicología se le otorga un sentido técnico especial.

A la personalidad se la define como todos los rasgos emocionales y conductuales relativamente estables y predecibles, que caracterizan a una persona. Estos rasgos y conductas determinan la manera, que cada uno posee, de relacionarse con los otros y de enfrentarse con el mundo.

De la historia del desarrollo individual de cada sujeto, emerge un sentido de funcionamiento psicológico habitualmente fijo. Es a través de la interacción de la disposición constitucional de cada individuo y de las respuestas de su medio ambiente, que las personas van adquiriendo un repertorio de rasgos y conductas, profundamente grabados y difíciles de modificar. Es decir, que en la infancia el ser humano se comporta espontáneamente, según su carácter y su temperamento, mientras que va aprendiendo que conductas son recompensadas por su familia o personas significativas y cuales no son permitidas, hasta llegar a cristalizar un repertorio de las mismas, predominantemente en un sentido.

Según Dr. Theodore Millon (reconocido especialista de los trastornos de la personalidad), la personalidad es vista hoy como un modelo complejo, de características psicológicas profundas, que son generalmente inconscientes, que no pueden ser erradicadas, y se expresan automáticamente en cada faceta del funcionamiento individual. Sus rasgos, intrínsecos y persistentes, emergen de una complicada matriz de disposiciones biológicas, del aprendizaje, de percibir, razonar y enfrentar las situaciones y a los otros.

La normalidad de la personalidad se refleja en la flexibilidad y adaptabilidad con que un sujeto se enfrenta al medio y en que la percepción y conductas típicas se traduzcan en un incremento de la satisfacción personal.

De acuerdo con la Asociación Psiquiátrica Norteamericana, los rasgos de personalidad son patrones persistentes de formas de percibir, relacionarse y pensar sobre uno mismo y el entorno, que se ponen de manifiesto en una amplia gama de contextos sociales y personales. Sólo al ser inflexibles y desadaptativos, y producir una significativa incapacidad social, ocupacional o bien, malestar subjetivo, es que constituyen un TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD.

 

Para su clasificación, el DSM IV (cuarta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Psiquiátrica Norteamericana) concentra a los desordenes de la personalidad en tres grupos:

Grupo A: Extraños o excéntricos

  • Trastorno paranoide de personalidad: sospecha y desconfianza injustificada y excesiva de larga data.
  • Trastorno esquizoide de personalidad: modelo social de abandono en lo personal y en las relaciones sociales.
  • Trastorno esquizotípico de personalidad: individuos de conductas extravagantes y extrañas con déficits sociales e interpersonales.

Grupo B: Dramáticos, emotivos o erráticos

  • Trastorno antisocial: individuos asociales que presentan patrones de conducta en conflicto con la sociedad.
  • Trastorno borderline de personalidad: inestabilidad en los afectos, las relaciones interpersonales, y una gran impulsividad.
  • Trastorno histriónico de personalidad: emotividad excesiva y demanda de atención.
  • Trastorno narcisista de la personalidad: sentimiento exagerado acerca de su importancia, falta de empatía capacidad para ubicarse en los pensamientos y sentimientos del otro y necesidad de admiración.

Grupo C: Ansiosos y temerosos

  • Trastorno por evitación de personalidad: extrema sensibilidad al rechazo, inhibición social.
  • Trastorno por dependencia de personalidad: comportamiento sumiso, necesidad de aprobación y afecto.
  • Trastorno obsesivo-compulsivo de personalidad: preocupación por el orden, perfeccionismo y control, limitación para expresión emocional.

Trastorno de la personalidad

Es un patrón permanente e inflexible de experiencia interna y de comportamiento que se aparta significativamente de las expectativas de la cultura del sujeto, tiene su inicio en la adolescencia o principio de la edad adulta, es estable a lo largo del tiempo y le produce malestar o perjuicios al sujeto.

Las personas con un trastorno de la personalidad no se sienten ansiosos por sus conductas desadaptativas, ni perciben el dolor que producen en los miembros de la sociedad debido a sus conductas.

Trastorno paranoide de personalidad

Las personas que sufren de este trastorno escasamente buscan tratamiento, suelen comenzarlo por indicación de terceros como puede ser la pareja o amigos. Este trastorno presenta una incidencia mayor entre los grupos minoritarios, sordos e inmigrantes y una frecuencia del 0,5 al 2,5% en la población general. En general, son los hombres, más que las mujeres, que se ven afectados por este trastorno.

A este trastorno lo caracteriza la desconfianza y suspicacia general hacia los otros que son injustificadas o excesivas. Suelen interpretar las intenciones de los otros como maliciosas.

Los individuos con este desorden son reservados, con tendencia al secreto, distantes e intrigantes. Los problemas en las relaciones personales son comunes, debido a que su naturaleza combativa y suspicaz puede provocar una respuesta hostil en los demás, confirmándose a su vez las expectativas iniciales del sujeto. Se le agrega que con frecuencia muestran una gama de afectividad en las que predominan el sarcasmo, la obstinación y la hostilidad.

 

Tienen una necesidad excesiva de ser autosuficientes, ya que no confían en los demás.

El abuso de alcohol y de otras sustancias es frecuente en estos sujetos.

El tratamiento por excelencia para este trastorno es la psicoterapia individual con un tono profesional y no cálido, ya que la tolerancia a la cercanía y a la intimidad es muy baja en estas personas.

Sólo se utiliza la terapia conductual para ayudar a mejorar sus habilidades sociales y disminuir su suspicacia.

La farmacoterapia, en este caso, sirve solo para controlar la ansiedad y la agitación de estos individuos.

Trastorno esquizoide de personalidad

El trastorno esquizoide de la personalidad suele iniciarse en la niñez. La frecuencia con que se desarrolla este trastorno no esta claramente establecida, pero se cree que ronda en el 7,5% de la población general.

Estos sujetos suelen estar caracterizados por un distanciamiento de las relaciones sociales y una restricción de la expresión emocional en el plano interpersonal. Presentan un patrón de aislamiento social de toda la vida.

Son personas que están disconformes con las maneras habituales de interacción humana, por lo que se aíslas, y abandonan casi todo contacto social.

Son introvertidos, no se comprometen con los hechos cotidianos. Tienen tendencia a la quietud, no tienen necesidad ni anhelo de contactarse con los demás.

Tienen pocas amistades, es infrecuente que salgan con alguien o se casen, ya que les faltan habilidades sociales y el deseo de tener experiencias sexuales.

A su vez, poseen poco o casi ningún interés en realizar actividades, pero se desempeñan muy bien en tareas de aislamiento social, hasta suelen preferir trabajar de noche, para evitar contactarse con muchas personas.

El tratamiento para estas personas suele ser la psicoterapia individual, y en algunos casos la grupal. Por su gran introspección, son buenos pacientes, pero en el caso de terapia de grupo suelen no involucrarse, manteniéndose en silencio por períodos de tiempo prolongados, aún cuando el grupo pasa a ser para ellos muy importante debido a su aislada existencia. no obstante, debido a las características que presentan son los candidatos primordiales para la terapia grupal. Esta terapia se orienta en estos pacientes a su socialización, ya que se benefician al interactuar con los miembros del grupo.

Trastorno esquizotípico de personalidad

Las personas con este trastorno presentan un patrón general de malestar agudo debido a déficits sociales e interpersonales, como también, poseen conductas notablemente extravagantes y extrañas.

Son individuos que suelen tener ideas de referencia (interpretaciones incorrectas de incidentes causales) o creencias raras que influyen en su comportamiento pero que son ajenas a su subcultura.

Pueden tener un lenguaje o pensamientos raros, como también comportamientos excéntricos.

Suelen ser suspicaces y recelosos, no tener amigos íntimos aparte de sus familiares de primer grado.

Poseen una ansiedad social excesiva que no disminuye con la familiarización, por lo que no se sienten cómodos relacionándose con otras personas.

Un 3% aproximadamente de la población padece este trastorno.

Actualmente se cree que este trastorno de la personalidad es previo a la aparición de la esquizofrenia.

Igualmente, muchas personas mantienen este trastorno a lo largo de su vida, se casan y trabajan, a pesar de sus excentricidades.

El tratamiento recomendado para este trastorno es psicoterapia individual y farmacoterapia para tratar las ideas de referencia, las ilusiones y las rarezas de pensamiento.

La terapia grupal está indicada, salvo que el trastorno sea muy severo.

Trastorno antisocial de la personalidad

A estos sujetos los caracteriza un acusado desprecio y violación por los derechos de los demás, que comienza en la infancia. Aún así, el inicio de este trastorno suele ser alrededor de los 15 años, siendo de una frecuencia del 3% en hombres y 1% en mujeres.

Cometen actos criminales continuamente, son egoístas, insensibles, incapaces de sentirse culpables o de aprender de la experiencia.

Pueden ser indiferentes o justificar él haber ofendido, maltratado o robado a alguien.

Suelen ser sujetos que no logran adaptarse a las normas sociales. Engañan y manipulan con tal de sacar provecho personal de las cosas o los demás.

Con frecuencia son impulsivos debido a ser incapaces de planificar a futuro. A su vez, suelen ser irritables y agresivos, además de poseer una baja tolerancia a la frustración. La irresponsabilidad en estos sujetos es una constante.

El mero hecho de existir transgresiones legales o sociales no hace al diagnóstico de este desorden.

Trastornos depresivos y por abuso de alcohol u otras sustancias, están frecuentemente aparejados a este trastorno de la personalidad.

Las personas con este trastorno no suele concurrir a tratamiento. La manera en que son accesibles a la terapia es estando hospitalizados o en las cárceles. En estos casos, se recomienda los grupos de autoayuda.

Trastorno borderline o limite de la personalidad

Se cree que este trastorno afecta a de a un 1 a un 2 % de la población y es dos veces más frecuente entre las mujeres que entre los hombres.

Esta caracterizado por una marcada impulsividad y una notable inestabilidad en las relaciones personales, la autoimagen y los afectos.

Se considera que las personas con éste trastorno están situados en la frontera entre la neurosis y la psicosis.

Los cambios de humor son muy frecuentes, parecen estar casi siempre en un estado de crisis. Pueden haber sufrido episodios psicóticos de corta duración y los síntomas psicóticos de las personas borderline están siempre circunscriptos o pueden ponerse en duda.

La conducta de estos individuos es altamente imprevisible. La naturaleza dolorosa de sus vidas queda reflejada en sus conductas autolesivas (se lastiman a sí mismo, cortándose, mutilándose).

Estas personas pueden cortarse las venas y llevar a cabo otras acciones de este tipo para llamar la atención de los demás, para expresar ira, o para liberase a sí mismos de los afectos que les desbordan.

Como se sienten a la vez personas dependientes y hostiles, mantienen relaciones tempestuosas con los demás.

Las personas border no toleran la soledad y prefieren la búsqueda frenética de compañía, sin importarles lo insatisfactoria que esta sea, a tener que soportarse a ellos mismos. Suelen quejarse de sentimientos crónicos de vacío y aburrimiento y carecen de un sentido de la identidad consciente (difusión de la identidad).

Además suelen quejarse de lo deprimido que se sienten la mayoría del tiempo, a pesar de la naturaleza tormentosa de sus otros afectos.

Otto Kernberg describió el mecanismo de defensa de la identificación proyectiva que utilizan estas personas. En este mecanismo de defensa primitivo, los aspectos intolerables de uno mismo se proyectan en otra persona. Esta es inducida a desempeñar el rol de lo que se ha proyectado, y las dos personas actúan al unísono.

Funcionalmente estos paciente distorsionan sus relaciones presentes situando a cada persona en la categoría "todo bueno" o en la categoría opuesta "todo malo". Ven a la gente como figuras que le dan afecto y cubren sus necesidades, o como personas sádicas u odiosas que les privan de su necesidad de seguridad y, les amenazan con el abandono cuando ellos se sienten más dependientes.

Como resultado de esta escisión (no aceptar lo bueno y lo malo de cada individuo), la persona buena es idealizada y la mala es devaluada. Son frecuentes los cambios de categoría que sufren las personas que rodean a los individuos border.

Estas personas son capaces de empatizar y ofrecer algo a los demás, en tanto y en cuando exista la expectativa de que la otra persona este "allí" para corresponderles, satisfaciendo sus propias necesidades o demandas.

Suelen presentar una alteración de la identidad caracterizada por una notable y persistente inestabilidad en la autoimagen o en el sentido de una mismo. Por ejemplo, cambios bruscos y dramáticos de objetivos, valores u aspiraciones profesionales.

También como pueden cambiar repentinamente de opiniones, planes sobre el futuro, los estudios, la identidad sexual, su escala de valores y de tipos de amistades.

 

Si bien lo habitual es que su autoimagen este basada en ser perverso o desgraciado, a veces los individuos con este trastorno tienen también el sentimiento de que no existen en absoluto. Estas experiencias, suelen ocurrir en situaciones en las que el sujeto percibe una falta de relaciones significativas, de ayuda y de apoyo. Pueden presentar un mal rendimiento laboral o escolar.

Las personas con este trastorno demuestran impulsividad en distintas áreas, potencialmente peligrosas para ellos mismos. Pueden apostar, gastar dinero irresponsablemente, darse atracones de comida, abusar de sustancias o del alcohol.

Son capaces de realizar esfuerzos frenéticos para evitar un abandono real o imaginario.

Los actos autodestructivos suelen estar precipitados por los temores a la separación o al rechazo o por la expectativa de asumir mayor responsabilidad.

La automutilación puede ocurrir durante experiencias disociativas y a menudo les proporciona un alivio por el hecho de reafirmarles en su capacidad para sentir o porque le servir para la expiación de un sentimiento de maldad.

Sufren una intensa angustia que no les es posible controlar y son muy sensibles a los cambios ambientales.

El estado de animo básico de tipo disfórico de los sujetos suele ser interrumpido por periodos de ira, angustia o desesperación y son raras las ocasiones en las que un estado de bienestar o satisfacción llega a tomar el relevo.

Es frecuente que éstos individuos expresen ira inapropiada e intensa o que tengan problemas para controlar la ira.

Frecuentemente la ira es desencadenada cuando consideran que, una de las personas se ocupan de ellos, lo va a abandonar. Estas expresiones de ira suelen ir seguida de penas y culpabilidad, contribuyendo al sentimiento de ser malos que poseen.

Los sujetos con este trastorno de la personalidad pueden presentar un patrón de infravaloración si mismos en el momento en que están apunto de lograr un objetivo.

Algunos, presentan síntomas similares a los psicóticos (por ejemplo alucinaciones, distorsiones de la imagen corporal, ideas de autoreferencias) durante los periodos de estrés.

En las histories de la infancia de los sujetos con trastorno limite de la personalidad son frecuentes los malos tratos físicos y sexuales, la negligencia en su cuidado, los conflictos hostiles y la perdida temprana o la separación parental.

Trastorno histriónico de la personalidad

Es un trastorno que suele presentarse entre un 2 y un 3% de la población general, mayormente en mujeres que en hombres.

Generalmente son sujetos que presentan una búsqueda de atención marcada, que poseen una conducta exuberante dramática, extrovertida y una excesiva emotividad.

Su habilidad para mantener relaciones profundas y a largo plazo esta debilitada, debido a que frecuentemente están jugando un rol, y hasta pueden tratar de ejercer el control de la relación mediante manipulaciones emocionales. Por esta razón, que son propensos a intentos suicidas o amenazas, con el fin de llamar la atención.

Su aspecto y comportamiento suele ser inapropiadamente provocadores y seductores desde el punto de vista sexual. Para impresionar a los demás utilizan su aspecto, el cual cuidan minuciosamente.

Su expresión emocional puede ser superficial y rápidamente cambiante, tienen una forma de hablar excesivamente subjetiva y carentes de matices.

La gesticulación y la vocalización exagerada suele ser my común en su conversación.

Son sujetos que buscan la novedad, la estimulación y la excitación, y se frustran cuando se les retrasa la satisfacción. A su vez, suelen considerar sus relaciones personales más íntimas de lo que son en realidad.

Estas personas suelen presentar abuso de sustancias, depresión y tender a la promiscuidad.

El tratamiento de elección para estas personas es el psicoanalítico, individual o grupal, ya que son individuos que con frecuencia no son conscientes de sus verdaderos sentimientos y se beneficiarían al clarificarlos.

Trastorno de la personalidad narcisista

Se encontró que menos de 1% de la población general presenta este trastorno, pero que la cifra sube hasta un 16% en la población que utiliza los servicios de salud mental.

Son individuos que presentan un sentimiento exagerado en relación a la importancia de su persona, o están convencidos de poseer características peculiares que lo diferencian de los demás.

Su autoestima esta aumentada por el valor idealizado que le otorgan a las personas que los rodean. A su vez, la vulnerabilidad de su autoestima los hace muy sensibles a críticas o a la frustración.

Tienen fantasías de éxito ilimitado, junto a una permanente necesidad de admiración y atención.

Dirigen sus afectos a ellos mismos, poseen una falta de interés en los sentimientos de los demás y son pretenciosos, características que le producen problemas en las relaciones interpersonales.

La ilusión de ser una persona especial tiene en general un sustento pobre y su aire de superioridad molesta y altera a los demás.

El número de casos diagnosticado va en aumento debido a que existe un riesgo elevado en los hijos de padres con este trastorno, ya que se les inculca un sentido de omnipotencia, grandiosidad y belleza poco realista.

El envejecimiento es muy mal tolerado por estas personas, cuyos valores rondan la juventud, la belleza y la fuerza.

Se caracteriza por ser un trastorno crónico y difícil de tratar, ya que se necesitaría que estas personas renuncien a su narcisismo para progresar en la terapia.

Las terapias psicoanalíticas de Kohut y Kernberg son las más recomendadas para conseguir ese cambio.

Trastorno de la personalidad por evitación

Se considera a este trastorno como frecuente, debido a su alta porcentaje de aparición en la población que oscila entre el 1 al 10%.

Los niños tímidos son más proclives a desarrollar este trastorno de la personalidad, que niños más extrovertidos.

A este trastorno lo caracterizan una extrema sensibilidad al rechazo, que los conduce a una vida social de abandono y unos sentimientos de adecuación.

Son tímidos, no asociales, ya que poseen un gran deseo de estar acompañados pero necesitan de garantías inusuales de aceptación sin críticas por parte de los demás.

Presentan un alto nivel de ansiedad frente a la posibilidad de rechazo por lo que evitan contactos interpersonales. Suelen malinterpretar las respuestas de los demás, percibiendo críticas en donde no las ahí y recurriendo a un mayor retraimiento para evitarlas.

Se ocupan en actividades marginales, con poco interés por el avance personal y el ejercicio de la autoridad.

Se ven a sí mismos como socialmente ineptos, personalmente poco interesantes o inferiores a los demás. Se muestran con incertidumbre y pérdida de confianza en sí mismos.

Si se mueven en un ambiente protegido, son personas capaces de desenvolverse funcionalmente. Se pueden casar, tener hijos, pero si este apoyo falla, deprimen, se tornan ansiosos e iracundos.

Es muy común la evitación fóbica y la presencia de fobia social, en estas personas.

Para estos pacientes se recomienda la terapia individual y grupal. La terapia conductual sirve para estos pacientes, de utilizarse el entrenamiento en las habilidades sociales, para así poder aprender a expresar sus necesidades abiertamente y mejorar su autoestima.

Trastorno de la personalidad por dependencia

Es un trastorno más común entre mujeres que en hombres, siendo más frecuentes en niños pequeños y más proclive en personas que sufrieron una enfermedad crónica en la infancia.

La característica esencial de este desorden es la necesidad general y excesiva de que se ocupen de uno, ocasionando sumisión y temores de separación.

Por esta marcada tendencia a la necesidad de aprobación de afecto de los otras, viven de acuerdo a los deseos de los demás.

Por su pesimismo e inseguridad en ellos mismos, buscan la protección y ser dominados por los demás.

Por falta de confianza en si mismos, permiten que otros asuman responsabilidades en áreas importantes de su vida.

Experimentan una intensa disconformidad estando solos, aún durante breves períodos debido que experimentan ansiedad al enfrentarse a la toma decisiones.

Sus relaciones sociales tienden a limitarse a las pocas personas de las que depende. De perder a esa persona, es muy probable que desarrollen un trastorno depresivo.

La ansiedad y la depresión son síntomas que suelen asociarse este trastorno, que deben ser tratados adecuadamente.

Con tratamiento, el pronóstico de este trastorno es favorable. Las terapias orientadas a la introspección ayudan a estas personas a volverse más independientes, a tener mayor confianza en sí mismos y a desarrollar habilidades sociales.

También dan buenos resultados la terapia conductual, la terapia familiar, la   terapia de grupo y el entrenamiento de las habilidades sociales.

Trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad

Las personas con trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad presentan una exagerada preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control, lo que les provoca una merma en su flexibilidad, espontaneidad y eficiencia.

Son individuos con limitaciones para expresarse emocionalmente, perseverantes, obstinados e indecisos.

Suelen ser rígidos, escrupulosos, con una conciencia y critica exagerada de sí mismos y de los demás. Tienen agudeza de juicios y tendencia a la exploración.

Se ocupan de los detalles triviales, de las normas y de los procedimientos con gran ansiedad.

Tienen pocos amigos pero logran una estabilidad matrimonial y éxito personal.

Debido al exceso de minuciosidad con el que desenvuelven sus tareas, les resulta difícil tomarse vacaciones o momentos de placer y hasta a veces, por el tiempo que les implementa, pierden de vista la eficiencia o la finalización de las tareas.

Son personas que se sienten a gusto trabajando en posiciones en las que se requiere de un trabajo metódico, detallado pero sin grandes cambios.

A veces, en el transcurso de este trastorno, se pueden desarrollar obsesiones y compulsiones.

Adolescentes que padecen este trastorno de la personalidad pueden desarrollar una esquizofrenia, como crecer para convertirse en adultos abiertos y amorosos.

Estas personas son las únicas, entre todos los otros trastornos de la personalidad, que reconocen estar sufriendo y buscan ayuda.

Se recomienda la terapia de grupo y la terapia conductual, por sus ventajas para este trastorno. El reconocimiento en grupo de sus cambios, es una recompensa que los lleva a seguir adelante, mientras que en el caso de la terapia conductual les proporciona estrategias de afrontamiento para disminuir la anticipación y la ansiedad elevada de estas personas.

Tratamiento

Tratamiento difícil por la escasa colaboración del individuo y del medio.

No siempre hay una conciencia permanente de anomalía caracterial.

Los psicofármacos son un recurso para normalizar la psicopatología del sujeto y potenciar su estabilidad emocional.

La presencia del terapeuta atenúa los perfiles psicopatológicos del paciente y reduce su conflictividad con el medio.

Múltiples modalidades: psicoanálisis, psicoterapia psicoanalítica, psicoterapia de apoyo, terapia grupal, terapia familiar, terapia ambiental, hospitalización y farmacoterapia.

En cuanto a la terapia grupal de los trastornos de la personalidad se aconseja tratarlos en grupos heterogéneos, es decir, con pacientes que presentan otro tipo de trastornos.

Bibliografia.

Kaplan, H.; Sadock, B.; Grebb, J. (1997): "Sinopsis de Psiquiatría". Baltimore, Maryland, William Wilkins; Argentina, Editorial Panamericana.

Suárez Richards, M. (1995): "Introducción a la psiquiatría". Argentina, Editorial Salerno.

Millon, T. (1998): "Trastornos de la personalidad. Mas allá del DSM IV" . Argentina, Editorial Masson.

Belloch, A.; Sandín, B.; Ramos, F. (1995): "Manual de Psicopatología" España. Mcgraw-Hill.

DSM- IV (1995): "Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales". Madrid, Editorial Masson.

 

 

 

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