A Sora se le ocurrió enfermarse del vientre. Tiene un pariente en Nagashima en la provincia de Ise, y decidió adelantarse. Al partir me dejó este poema:
Ando y ando.
Si he de caer, que sea
entre los tréboles.
La pena del que ya se va y la tristeza del que se queda son como la pareja de gaviotas que, separadas, se pierden en la altura. Yo también escribí un poema:
Hoy el rocío
borrará lo escrito
en mi sombrero (1) .
Notas:
- Los peregrinos budistas llevaban ropas blancas y sombrero de paja. En el sombrero, una inscripción decía: “Somos dos”, alusión al Santo Kobo Daishi (2). Basho alude aquí no al santo sino a Sora. Rocío: lágrimas.
- En el siglo VII, al ser descubierta una conspiración contra el Emperador, se destierra al príncipe Arima a Shimotsuke. Allí se enamora de la hija de un rico, prometida ya al Gobernador del lugar; el príncipe visita con frecuencia a la joven, hasta el día en que se descubre que la muchacha está encinta. Mientras tanto, el Gobernador apremia al padre para que se lleve a cabo el matrimonio. El rico no encuentra otra excusa que decir al prometido que la joven ha muerto repentinamente. Para consumar el engaño colocan en el ataúd, en lugar del cuerpo de la muchacha, un pescado que al quemarse despide un olor parecido al que se desprende del cuerpo humano al ser incinerado. Desde entonces a esta clase de pescados se les llama konoshiro, que quiere decir “en lugar del hijo”.
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