Matsuo Bashô: Oku no Hosomichi
Sendas de Oku
Los meses y los días son viajeros
de la eternidad. El año que se va y el que viene
también son viajeros. Para aquellos que dejan flotar
sus vidas a bordo de los barcos o envejecen conduciendo
caballos, todos los días son viaje y su casa misma
es viaje. Entre los antiguos, muchos murieron en plena
ruta. A mí mismo, desde hace mucho, como girón
de nube arrastrado por el viento, me turbaban pensamientos
de vagabundeo. Después de haber recorrido la costa
durante el otoño pasado, volví a mi choza
a orillas del río y barrí sus telarañas.
Allí me sorprendió el término del
año; entonces me nacieron las ganas de cruzar el
paso Shirakawa y llegar a Oku cuando la niebla cubre cielo
y campos. Todo lo que veía me invitaba al viaje;
tan poseído estaba por los dioses que no podía
dominar mis pensamientos; los espíritus del camino
me hacían señas y no podía fijar
mi mente ni ocuparme en nada. Remendé mis pantalones
rotos, cambié las cintas a mi sombrero de paja
y unté moka quemada en mis piernas, para fortalecerlas.
La idea de la luna en la isla de Matsushima llenaba todas
mis horas. Cedí mi cabaña y me fui a la
casa de Sampu, (1) para esperar ahí el día
de la salida. En uno de los pilares de mi choza colgué
un poema de ocho estrofas. (2) La primera decía
así:
Otros ahora
en mi choza - mañana
casa de muñecas. (3)
Notas:
- Sugiyama
Sampu (1648-1733). Comerciante
acomodado de Edo (Tokio), protector de Basho
y discípulo suyo. Fue poeta de cierta
distinción.
- Más exactamente: una serie de ocho
poemas (renga haikai). Basho cita solamente
el poema inicial (hokku). Era costumbre
colgar en un pilar de la casa el renga.
- Las familias con niñas celebran
la
Fiesta de las Muñecas
el día tercero del tercer
Mes de cada año. En esa fecha se
colocan las muñecas tradicionales,
que se conservan de generación en
generación, en el salón principal
de la casa, adornado con flores. Basho piensa
en la metamorfosis de su choza, hasta entonces
habitada por un poeta que hacía vida
de ermitaño.
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