Cronista y político uruguayo, embajador durante el
gobierno de José Batlle y Ordoñez; socio-fundador del Club Universitario
(1868). Funda y dirige el diario "La Razón" (aparecido
originalmente en 1878). En este y otros medios de prensa publica diversos
artículos sobre costumbres, y sobre temas políticos, bajo el seudónimo
de Sansón Carrasco. Entre sus obras literarias escribe la novela Cristina
(1885, que es un romance de amor), Sansón Carrasco. Colección de artículos
(la primera de las cuales se publica en 1884 y la segunda en el año 93);
y el libro Una ley por una cornada (1888), de tono satírico; además
de otros trabajos menores.
Daniel Muñoz está presente en la documentación desde los primeros
tiempos del Club Universitario. Es uno de los fundadores que en setiembre
de 1868 se propone crear una institución que permita a la juventud
universitaria "expandirse" intelectualmente y dar pie a sus
propios proyectos. No imaginaban que daban comienzo a una asociación que,
tras varias fusiones, permanecería en existencia mucho tiempo después de
ellos. Aquel movimiento de ideas al que dieron lugar se haría sentir
fuertemente a fines del siglo XIX y a comienzos del XX. Por esto no extraña
que al repasar la documentación del Club Universitario, se encuentre a
Daniel Muñoz disertando sobre temas como la "Libertad de
opiniones" (julio/69) -esencial requerimiento para su época. Su
disertación mereció la unánime aprobación de los integrantes de la
Comisión del Club. Por esto Pablo de María (repasando la actividad de
1868) hace notar que: "el Sr. Muñoz que lo hizo por primera vez (-es
decir disertar-), mereció vuestra unánime aprobación a lo que su
capacidad y aplicación era de esperar. La mayor parte de los trabajos
presentados no han quedado en el archivo de la Secretaría, porque no
disponiéndolo expresamente el Reglamento, sus autores más prefieren
tenerlos en sus papeleras o utilizarlo, que exponerlos permanentemente a
la crítica y consideración de los curiosos; ya sea por modestia, ya por
desconfianza de sus primeros ensayos, tal vez por otra causa no tan
disculpable".
Por esta razón la Comisión Directiva del Club, en su Segunda Memoria,
plantea una exhortación que surge del pensamiento conjunto de los
integrantes de la institución (de la que Muñoz formaba parte) reunidos
en la segunda sesión:
"Continuad señores, con esa educación mutua, porque es el
único medio de alcanzar la gloria; perseguid, como esos jóvenes de
preclara inteligencia y de imaginación fecunda, que anteriormente os
hemos nombrado, en la relación de las bellas producciones científicas y
literarias de que son dignos autores; perseverad, como ellos, porque la
perseverancia es el sostén de todas las loables aspiraciones, haced, como
ello, eterna la actividad del espíritu, porque en ella está la grandeza
del alma; y es entonces, señores, cuando se os podrá llamar los educacionistas
que se educan (...) que colocan en la educación el sagrado destino
del hombre (...). Hay, señores, ciertas épocas lúgubres e imponentes en
la vida de los pueblos, en que esa enfermedad corruptora de la ignorancia,
de la barbarie; desarrollándose en el foco de la civilización, la
agravia, abruma y sofoca, y en las inmensas revoluciones que han asombrado
al mundo, vemos que el hombre sin educación y sin saber, hace un caos
horrend de los más grandes principios" (octubre, 1869).
Bibliografía: Ateneo de Montevideo. Colección
de documentos inéditos. Tomo 1, 1868-1869./ Autores Varios. Muestra
de literatura uruguaya. Montevideo. Ministerio de Educación y
Cultura. 1996. Bibliografía: Patiño, Héctor. Ateneo de Montevideo. Una
historia que comienza el 5 de setiembre de 1868. Montevideo. 1997. /
Scarone, Arturo. Uruguayos contemporáneos. Montevideo. Renacimiento.
1918. |