El catedrático que subscribe ha tenido el honor de
recibir la nota que le ha dirigido en esta misma fecha el Señor
Presidente del "Club Universitario" haciéndoseme saber que
"en la reunión general del sábado último y por indicación general
de la Comisión Directiva" han sido proclamados unánimemente socios
honorarios "todos los Catedráticos de la Universidad de la República,
habiendo merecido el Dr. D. Plácido Ellauri la distinción de Presidente
honorario".
Acepto con agradecimiento el título inmerecido por mi parte y
con que esa Sociedad de jóvenes esperanzas de la Patria (...).
Aunque el Club Universitario no tuviese otro resultado que el
formar en él, el hábito de congregarse y reunir a cada uno de sus socios
de Escuela Práctica para aprender a hablar y discurrir en público, podría
con razón decirse que esa Asociación habría merecido bien de la Patria,
desde que había preparado esas inteligencias al libre ejercicio de sus
derechos civiles y políticos.
Con este motivo me es grato saludar al Sr. Presidente y Sec. De
la Asociación denominada Club Universitario".
Plácido Ellauri.
Con esa breve carta (no obstante documento útil para reconstruir la
mentalidad de los fundadores del Club) el Dr. Ellauri agradecía la
distinción que le hacían sus estudiantes, el haberlo nombrado presidente
honorario de su Club. El futuro de la institución podía ser incierto,
pero, en la valoración del catedrático, si el hábito de congregarse
servía al solo fin de ejercitar libremente los derechos civiles y políticos
de la juventud, el Club podía ver realizado el propósito de su
existencia. Idea, oratoria y política (teoría y práctica) se encadenan
en la visión del intelectual, que parece observar al Club como una
ramificación del ámbito filosófico de la Universidad.
Magistrado, Doctor en Derecho (1854), docente de filosofía en la
Universidad (1852), director del Instituto de Instrucción Pública (1869)
y Rector de la Universidad en los períodos 1871-73 y 75-76. Actúa como
Fiscal de Gobierno y Hacienda durante el gobierno de Venancio Flores. Se
reintegra al ámbito universitario en 1867, un año antes de ser nominado
para la presidencia honoraria del Club. Doce años después Lorenzo
Latorre decreta la supresión de las aulas universitarias de filosofía,
matemáticas, geografía e historia, lo cual le obliga a abandonar sus
clases. Sin desanimarse convierte a su estudio jurídico en punto de reunión
de sus exalumnos nucleados en el Club, con los que compartía su ideología
de espiritualismo ecléctico. Máximo Santos le devuelve a la cátedra de
filosofía, que dirige hasta el 88. Durante su rectorado, se instalan las
cátedras de Física e Historia Natural, las cuales abren el camino para
la creación de la Facultad de Medicina, proyecto al que dio impulso en su
segundo período. Retirado por razones de salud pasa sus últimos años
con tranquilidad, ajeno a las difíciles realidades políticas y sociales
de su tiempo.
Bibliografía: Club Universitario. Colección
de documentos inéditos. T.1 1868-1869; T. 2 1870-71.
Scarone, Arturo. Uruguayos contemporáneos.
Montevideo. Renacimiento. 1918. / Zum Felde, Alberto. Proceso
intelectual del Uruguay. Montevideo. Nuevo Mundo. 1967. T. 1. / Fernández
Saldaña, José. Fichas para un diccionario uruguayo de biografías.
Montevideo. Talleres Gráficos "33". 1945. T. 1. / Patiño, Héctor.
Ateneo de Montevideo. Una historia que comienza el 5 de setiembre de
1868. Montevideo. Folleto explicativo. 1997. |