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Ateneo de Montevideo

Una Institución con historia, que existe desde el 5 de Septiembre de 1868

 

                    
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Los fundadores del Ateneo de Montevideo

1 Acevedo Díaz, Eduardo
2 Artagaveytía, Adolfo
3 Berguiduague, Martín
4 Berra, Francisco
5 Blanco, Juan Carlos
6 Bustamante, Pedro
7 De María, Dermidio
8 De María, Pablo
9 Denis, Claudio
10 Desteffanis, Luis Daniel
11 Ellauri, Plácido
12 Filippone, Florentino
13 Giralt, Pablo
14 Grané, Ovidio
15 Gradín, Carlos
16 Granada, Daniel
17 Herrera y Obes, Julio
18 Magariños Cervantes, Alejandro
19 Lafinur, Luis Melián
20 Muñoz, Daniel
21 Narvaja, Tristán
22 Pedralbes, Adolfo
23 Pedralbes, Ignacio
24 Pena,Carlos María
25 Pérez, Gregorio
26 Ramírez, Carlos María
27 Ramírez, Gonzalo
28 Requena, Joaquín
29 Rodríguez Larreta, Aureliano
30 Tavolara, José Antonio
31 Terra, Duvimioso
32 Varela, José Pedro
33 Vidal y Colón, Guillermo

BERRA, Francisco A.

(Buenos Aires,1844 - 1906).

Abogado, periodista, docente y teórico de la educación, formado en Uruguay. Estuvo íntimamente vinculado a la Sociedad de Amigos de la Educación Popular, al Club Universitario (del que es socio-fundador), y más tarde al Ateneo del Uruguay (1877), cuyos cursos tomaron como modelo el proyecto educativo elaborado por Berra. Llega a Montevideo en 1865, procedente de Salto donde se había afincado su familia, con el fin de comenzar sus estudios en la Universidad de la República, de la que egresará como Licenciado en Jurisprudencia en 1872. Perseguido por el general Máximo Santos por su postura antiartiguista, Berra emigra a Buenos Aires. Sin embargo, regresa a Montevideo poco tiempo después, permanece aquí por unos años empeñado siempre en actividades docentes y de investigación. Y vuelve a su ciudad natal a principios del siglo XX, permaneciendo allí los últimos años de su vida.

Sus obras fundamentales son: Apuntes para un curso de Pedagogía, publicados en Montevideo (1878); La doctrina de los métodos (1882), una extensa serie de artículos sobre pedagogía; y su Bosquejo Histórico de la República O. Del Uruguay (reeditado cuatro veces hasta el año 1890), que abarca desde el descubrimiento del Río de la Plata hasta 1830. Pese a que en la actualidad esta obra se considera totalmente superada, no puede negarse que fue uno de los más destacados ensayos escolares de tipo historiográfico, elaborado con seriedad según el método científico de fines del XIX.

En materia educativa el Club Universitario, conjuntamente con la Sociedad de Amigos de la Educación Popular, se ocupa en fomentar la reforma del sistema escolar primario, reforma que fue tenazmente combatida por la Iglesia Católica. Tanto Berra como José Pedro Varela fueron simultáneamente miembros del Ateneo y de la Sociedad, organizaciones que cooperaron activamente para el logro de sus comunes fines intelectuales. El Club Universitario es en ese momento particular, para la juventud montevideana de fines del siglo XIX una especie de refugio "sui generis" ante la situaciones críticas de su tiempo, y un espacio de cultura activo y comprometido con una filosofía de vida y de pensamiento. Inmerso en ese ambiente cultural y sicológico Adolfo Berra se desempeña como secretario y miembro de la Comisión Censora del periódico del Club Universitario (que llevaba el mismo nombre). Dicha Comisión tenía el cometido de revisar los artículos que se presentaran y darles su aprobación para posterior publicación (1871). En la carta en la que acepta la designación para integrar la Comisión Censora, cuando el Club estaba bajo la presidencia de José Pedro Varela, dice que lo hace pese a:

"hallarme como me hallo en el último periodo de los cursos que sigo en la Universidad, y por consiguiente sin tiempo de que disponer. Sin embargo, tanto es lo que aspiro a tomar una parte, aunque pequeña en el brillante porvenir que mis consocios le preparan a nuestro Club, y de tal manera deseo demostrar a esa comisión lo agradecido que estoy al favor que me ha dispensado, que acepto el puesto a que me llama, contando con el concurso decidido de los que han de ser mis compañeros".

Su confianza en el progreso futuro de la institución es representativa del espíritu que imperaba en la burguesía montevideana, de fe en un bienestar material y social ascendente, imprescindible para mejorar la realidad uruguaya. Sus palabras reflejan su abnegación y seguridad en que el Club alcanzará un mejor futuro. Pero la institución misma, pese a su liberalismo profeso, le pone límites a la expansión de ciertos pensamientos, como los que esbozara Claudio Denis (integrante del Club) en un artículo ("Tu reinado ya terminó") de agudo anticlericalismo y de tono inmoral -según lo juzgan los censores- para la época. Es por eso que la Comisión Censora del periódico que Berra integra, elabora un documento explicativo que nos ayuda a estudiar la marcha de los mecanismos internos de la institución y del periódico. Y no obstante rechazar el artículo de Denis, señala la Comisión hacia el final de la carta, que queda la puerta abierta a la apelación de su fallo.

La Comisión "cree tener pues el perfectísimo derecho de rechazar todas aquellos trabajos que antes que realzar el periodismo o simplemente no traerle gran daño; servirían tan solo para arrebatarle protección para hacerlo descender de la altura en que se encuentra, y, lo que también debe tenerse en cuenta, para arrojar el ridículo sobre las personas que, con tan escasas fuerzas exportan la pesada y grave carga de Censores y Redactores de un periódico literario (...). Hasta hay términos que repugnan no solo aun un buen gusto, sino que también a un buen estómago (...). Esta Comisión sentirá un gran placer siempre que ejercitándose el derecho que consagra el art. 9º de su Reglam.to se le presenten casos de apelación; pues en ellos pondrá de relieve cuán grande es su celo y su interés por el próspero adelanto y el aseguramiento del buen éxito del periódico".

Estas circunstancias, más allá de su trivialidad, señalan a la existencia de una censura, de un límite a lo que se puede decir o no, que toman como punto de referencia no tanto la excelencia como que sean "lo menos malos" posibles; y que no ofendan la sensibilidad de aquellos que le dan su apoyo desde fuera. Pero también indican la existencia de fuerzas más radicales en su seno, posiblemente de orientación socialista. Es imprescindible tener en cuenta aspectos como estos a la hora de reconstruir la evolución de una de las instituciones más significativas en la historia de la cultura uruguaya de fines del siglo XIX.

BIBLIOGRAFÍA. Club Universitario. Colección de documentos inéditos. T. 2, 1870-71. / Ateneo de Montevideo. Conmemoración del 70° aniversario del "Club Universitario". Montevideo. Tipográfica Atlántida. 1938. / Memoria de la Comisión Directiva del Club Universitario. Montevideo. Manuscritos inéditos. 1868-69. El libro del Centenario Uruguayo. Montevideo. Ministerio de Instrucción Pública. 25 de agosto de 1925. / Scarone, Arturo. Efemérides uruguayas. Montevideo. Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay. 1946. T. 1. / Profesores del Ministerio de Educación y Cultura. Muestra de Literatura Uruguaya. Montevideo. Ministerio de Educación y Cultura del Uruguay. 1996./ Zum Felde, A. Proceso intelectual del Uruguay. Montevideo. Nuevo Mundo. 1967.

 
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