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Los fundadores del
Ateneo de Montevideo |
1 |
Acevedo Díaz, Eduardo |
2 |
Artagaveytía, Adolfo |
3 |
Berguiduague, Martín |
4 |
Berra, Francisco |
5 |
Blanco, Juan Carlos |
6 |
Bustamante, Pedro |
7 |
De María, Dermidio |
8 |
De María, Pablo |
9 |
Denis, Claudio |
10 |
Desteffanis, Luis Daniel |
11 |
Ellauri, Plácido |
12 |
Filippone, Florentino |
13 |
Giralt, Pablo |
14 |
Grané, Ovidio |
15 |
Gradín, Carlos |
16 |
Granada, Daniel |
17 |
Herrera y
Obes, Julio |
18 |
Magariños
Cervantes, Alejandro |
19 |
Lafinur,
Luis Melián |
20 |
Muñoz, Daniel |
21 |
Narvaja, Tristán |
22 |
Pedralbes, Adolfo |
23 |
Pedralbes, Ignacio |
24 |
Pena,Carlos María |
25 |
Pérez, Gregorio |
26 |
Ramírez, Carlos María |
27 |
Ramírez, Gonzalo |
28 |
Requena, Joaquín |
29 |
Rodríguez
Larreta,
Aureliano |
30 |
Tavolara, José Antonio |
31 |
Terra, Duvimioso |
32 |
Varela, José Pedro |
33 |
Vidal y Colón,
Guillermo |
HERRERA y OBES, Julio
(Montevideo, 1841 -
1912). |
Presidente de la República, Ministro de Estado, licenciado
en jurisprudencia y periodista político. Su educación básica la realiza
entre Montevideo y Paysandú. Ingresa en la Universidad en 1864 y para el
año siguiente es nombrado secretario de la Comisión Municipal de
Salubridad. Posteriormente participa en la Guerra con Paraguay y viaja a
la Corte de Río de Janeiro, para tratar con el mismo emperador del Brasil
(1866). A su regreso a Montevideo, reinicia sus estudios de derecho,
colabora con J. A. Tavolara en la "Revista Literaria" y se une a
las filas del Club Universitario (en el que también se halla Tavolara).
Para el año 68 ya era licenciado en jurisprudencia y un periodista
reconocido. Como miembro de la redacción de El Siglo (diario al que
algunos miembros del Club Universitario estaban muy vinculados) dirige un
duro ataque a la oposición política. Estuvo, como muchos de sus compañeros
del Club y del Ateneo del Uruguay, entre los deportados políticos que
marcharon rumbo a Cuba en la tristemente famosa barca "Puig"
(1875). Liberado en Charleston, E.U.A., regresa con sus compañeros de
viaje a Buenos Aires, donde se preparaba la Revolución Tricolor, que
finalmente fracasa. Vuelve a su ciudad natal en 1880, luego de que Latorre
dejara el poder. Envuelto en intensas campañas periodísticas de corte
político, se encuentra en cierto punto polemizando con Eduardo Acevedo Díaz,
otro de los principales socios fundadores del Club Universitario. Después
de la renuncia de Máximo Santos, el nuevo presidente, Máximo Tajes le
confiere el Ministerio de Gobierno, al que Carlos María Ramírez había
renunciado (1886). Unos años más tarde, es elegido presidente de la República
por el período 1890-94. Senador por Soriano desde el 96, fue el único
que votó en la Asamblea General en contra de la paz de 1897, argumentando
que no era una paz sino una tregua. Tras la llegada de Cuestas a la
presidencia, emigra del país para volver al final de su período. Desde
entonces se dedica exclusivamente a la política partidaria.
Una filosofía ecléctica, y sin duda muy meditada, la misma que se
aprendía en la Universidad, en el documento que citamos en parte.
Espiritualismo, racionalismo y liberalismo, corrientes científicas y políticas
se entremezclan profundamente, en la visión del escritor. Pero, les es
inevitable sentirse "aristócratas del espíritu", conscientes
que representan en la sociedad un grupo especial, "llamado"
(puede interpretarse como "predeterminado") a dirigir el futuro
del país. La religión racionalista de los universitarios de fines del
siglo XIX, y su confianza en el triunfo de lo bueno y lo bello, la ética
y la estética, caracterizan las ideas de pensadores como Julio Herrera y
Obes.
"En el siglo que vivimos y en la sociedad donde se producen
nuestras revoluciones, el "Club Universitario" tiene un
significación tan elevada como noble, porque además de constituir un
rango honorable en el seno de nuestro país, aproxima los hombres unos a
otros, uniéndolos por lazos indestructibles, personificando en ellos la
gloria del espíritu y propagando por el ejemplo de sus trabajos, como por
la ambición de su celebridad las más generosas emulaciones de la
inteligencia (...) Uno de los roles más notables que le está reservado a
esta Asociación fundado en el brillo de la fortuna o título de familia a
que hoy se inclina con generalidad la sociedad oriental, para sustituirla
por la aristocracia del espíritu, la única que puede ser posible y
aceptada, inevitable, porque está en la naturaleza, irresistible, por su
alma es la inteligencia siempre dueña de la última victoria, benéfica,
porque sin embargo de sus caprichos pasajeros el fondo eterno de sus
aspiraciones es constantemente lo verdadero, lo bello y lo bueno.
Bibliografía: Fernández Saldaña, José. Fichas
para un diccionario uruguayo de biografías. Montevideo. Talleres Gráficos
"33". 1945. T. 1. / Patiño, Héctor. Ateneo de Montevideo.
Una historia que comienza el 5 de setiembre de 1868. Montevideo.
Folleto explicativo. 1997. / Conmemoración del 70 Aniversario del
"Club Universitario" (1868-5 de setiembre-1938). Montevideo.
Tipográfica Atlántida. 1938. P. 35. / El Libro del Centenario
Uruguayo. Montevideo. Ministerio de Instrucción Pública. 25 de
agosto de 1925. |
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